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Archive for the ‘Sistema climático’ Category

Carlos de Castro
Profesor Titular de Física Aplicada. Universidad de Valladolid

Empecemos con una gráfica “secundaria” que dedico a los tecno-optimistas en exceso que tanto abundan:

En ellas el color verde significa más velocidad del viento y el azul menos que en el presente. Soplará más viento en zonas que vamos a deforestar o destruir por el cambio climático (Amazonas, Centroáfrica, Indonesia). Pero curiosamente menos en las zonas que precisamente estamos llenando de molinos eólicos (praderas de Estados Unidos, Europa occidental). Esto no refleja que el IPCC prevea que vamos a poner muchos molinos, que también influye, sino por el propio cambio climático. Es curioso, porque el cambio climático acelera procesos de evaporación y calor, pero los modelos dan “paradójicamente” menos vientos en zonas terrestres. Creo que esto me da la razón a mi idea de que la Tierra estaba en un máximo de máquina termodinámica (asociado a la idea del principio de máxima producción entrópica, MEP) y que las distorsiones –sean infraestructuras humanas como molinos o sea el cambio climático- reducen el MEP y así los vientos, en especial los de nuestro interés. El viento se irá a tomar vientos. Recordemos que la potencia que extraemos del viento con los molinos va al cubo de la velocidad, es decir, reducir un 10% la velocidad es perder un tercio, mucho va a tener que mejorar la tecnología y el tamaño de los molinos para compensar (véase que las praderas norteamericanas –donde está el máximo potencial eólico allí- están en azul oscuro, también en la Europa occidental y del norte , donde la eólica marina está poniéndose)… Incluso en el optimista SSP1-2.6 que suponía una revolución en la transición energética renovable.

Veamos la subida del nivel del mar a largo plazo, para pensar en términos de “Civilización”:

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Carlos de Castro
Profesor Titular de Física Aplicada. Universidad de Valladolid

Ciertamente creo que se han hecho progresos para acercar la modelización del clima a la realidad conforme han ido pasando los informes del IPCC. De alguna manera hay un reconocimiento indirecto en el AR6 de la separación aún existente cuando dice ya no basarse solo en los modelos climáticos para su discusión y conclusiones.

Comencemos por ver una gráfica de largo recorrido:

En ella se representa la relación entre el nivel de concentración de CO2 en la atmósfera y la temperatura global relativa a la que se toma como “preindustrial”. De esta gráfica surgen varias observaciones importantes: 1ª la relación entre nivel de CO2 y temperatura no es lineal (ojo que la escala de CO2 no es lineal). Tenemos medidas indirectas aproximadas de la temperatura y más directas del nivel de CO2 del pasado. Las medidas del comienzo del Eoceno son poco fiables dada su antigüedad y así lo denota su rectángulo de error. Además, a mí me parecen que exageran la temperatura alcanzada (entre 10 y 18ºC más que ahora) por el sesgo teórico que tengo, ya que supondrían muy poco control gaiano, lo que sería una espina en mi teoría Gaia. En cualquier caso, vuelvo a copiar la gráfica y pongo a mano una curva roja que pasa bien por los centros de los puntos del pasado y una curva negra que pasa bien por los puntos del pasado más cercano y mal por el Eoceno:

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“Es posible que hayamos cruzado ya el umbral de una cascada de puntos de inflexión interrelacionados … estamos viendo cambios potencialmente irreversibles en el sistema climático en curso, o muy próximos.” – Timothy Lenton903

Índice de la serie general

Timothy Lenton en 2018

Timothy Lenton en 2018

El lenguaje científico una vez más. Lenton sabe perfectamente que el umbral se ha cruzado, mientras declara a la prensa que, simplemente, “es posible”. ¡Le está hablando a un periodista! Parece que el puñetazo sobre la mesa se reduce a aceptar la posibilidad de que los tipping points (puntos críticos, PC) estén ya en marcha, y todavía no se atreven a más. Igual están esperando al día en que el Amazonas arda por completo para decir que tiene que ver, ahora seguro, con la fusión de Groenlandia y la Antártida. A veces resulta muy irritante.

Una vez asumido que el punto crítico global ha sido superado – y que lo de París no sirve para nada –  resulta del máximo interés examinar como van a producirse los acontecimientos a partir de ahora. Es decir, en qué consiste la cascada.

19. Dominó y cascadas: fallos encadenados de subsistemas

En esta entrada examinaremos la sucesión de fallos en cascada de algunos subcomponentes del sistema climático. Es difícil anticipar tiempos concretos de ocurrencia, pero creo no equivocarme al afirmar que todos ellos tendrán lugar durante el presente siglo, y muchos de ellos en los próximos 30 años. Sin perjuicio de los que están ya en marcha, que se irán visibilizando más pronto que tarde.

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“Estamos todos deseando que no sea verdad … porque se trata de un cambio monstruoso.” – Peter B. de Menocal862

Índice de la serie general

Motor THC

Fig. 18. El motor de la corriente termohalina en el Atlántico norte

Vimos en la entrada anterior que podemos considerar el punto crítico (PC) global situado en alrededor de +1 ºC. También sabemos que estamos superando los +1,2 ºC, y por tanto podemos suponer que distintos subsistemas están ya perdidos – muestren o no señales de ello – y que la reconfiguración completa del sistema climático ya está en marcha. Démonos también cuenta de que el calentamiento se está ya acelerando669,863 (James Hansen, quien fuera director de climatología de la NASA, estima que vamos ya por +0,25 ºC por década, frente a los clásicos +0,15/+0,20 ºC por década de las cuatro décadas anteriores864).

Hemos visto en esta serie cómo Groenlandia y la Antártida Occidental han superado ya su PC particular y muestran además las señales inequívocas de la aceleración imparable que sabemos caracteriza a este tipo de procesos. Pero no nos habíamos referido todavía a la importante corriente termohalina, mediadora de muchos colapsos y sujeta además al propio. Va a ser el objeto de esta entrada, que facilitará la comprensión de la siguiente en la que describiremos la cascada de fallos sucesivos. La importancia de esta corriente no reside solo en los fuertes impactos climáticos que su sola reducción acarrea a ambos lados del Atlántico y cerca de los polos. Es también importante como elemento mediador entre la fusión de los casquetes polares y la caída de otros subcomponentes del sistema climático.

13. Breve repaso a la menguante corriente termohalina

“El día de mañana” es el título de la película de Roland Emmerich que dramatizaba en 2004, con evidente exageración, por lo menos temporal[1], los efectos de la detención de esta corriente865. (más…)

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“No van a ser las mismas condiciones climáticas de ahora con solo un poco más de calor o un poco más de lluvia. Estamos frente a un proceso en cascada fuera de control.”– Will Steffen828

Fig. 12. Evolución de la alteración de los ecosistemas por parte del ser humano, y posible transición crítica a corto plazo [Nature 2012, ref: 863]

Índice de la serie general

Hasta aquí hemos visto la evolución de distintos puntos críticos del sistema climático (algunos de ellos definidos con cierta laxitud, aunque aceptada829 como si fueran sistemas aislados y relativamente simples. Pero sabemos que los distintos subsistemas del sistema climático están interconectados y que el sistema climático de la Tierra es un sistema complejo. En el paper Globally networked risks and how to respond[1] publicado en Nature en 2013, leemos:

“La combinación de interacciones no lineales, efectos de red, respuesta retardada y aleatoriedad puede provocar sensibilidad a pequeños cambios, dependencias de la trayectoria y fuertes correlaciones, todas ellas difíciles de comprender, prepararse y administrar. Cada uno de estos factores ya es difícil de imaginar, pero esto aplica todavía más a su combinación.”830

Esta dependencia mutua lleva, como veremos, a que cada subsistema pueda ser más vulnerable de lo que lo seria si estuviera aislado. Dicho de otro modo, a que los puntos críticos de cada elemento sean, en la práctica, menores que si estuvieran aislados, que es como normalmente se establece su PC particular.

9. El punto crítico biosférico global

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“Es un verdadero sobresalto darnos cuenta de que los puntos críticos que pensábamos que podrían suceder en el futuro estén ya en marcha … [se trata de] una amenaza existencial a la civilización.” – Timothy M. Lenton784

[Índice de la serie general]

El artículo 2 de la Declaración de Río (Cumbre de la Tierra, 1992), al establecer la expresión “interferencia antropogénica peligrosa” en el sistema climático, ya estaba enmarcando la cuestión en términos de umbrales de estabilidad785, invitando así a la comunidad científica a indagar este aspecto. Sin embargo, a pesar de los devanamientos de sesos de muchos científicos y profesionales intentando definir qué cosa es esa interferencia peligrosa, y cuantificarla, han sido necesarias muchas décadas para llegar a una cifra definitiva en la que podamos confiar. Confiar en el sentido de que, una vez superada, todo intento de detención del proceso sería inútil.

1. ¿Dónde está el auténtico peligro?

Lo que se considere peligroso o intolerable no corresponde a la ciencia, sino que es una decisión social, política, de hecho fundamentalmente ética, al afectar de forma desigual a colectivos y sociedades diversas, también al propio planeta. Es de esas cosas que no admiten cuantificación, y así la comunidad científica ha ido esperando señales desde la sociedad para poder determinar, ahora sí, qué concentración máxima de gases de efecto invernadero en la atmósfera correspondería a esos impactos por ella definidos como intolerables.

Sin embargo, en el caso de que la superación de algún umbral crítico llevara al sistema climático a una situación de autorreforzamiento, de forma que la humanidad perdiera el control de la situación (o la posibilidad de ejercerlo), si corresponde a a la ciencia la iniciativa de la búsqueda de este umbral y su mejor determinación cuantitativa posible.

¿Cuál es el punto crítico global?

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“On a planet 4C hotter, all we can prepare for is extinction.” – Oliver Tickell(667)

Informe de 2012 financiado y asumido por el Banco Mundial

También James Hansen – como tantos otros – se ha unido a quienes aventuran la superación de los 1,5 ºC en la década de los 2030s como muy tarde(668), en coherencia con su anuncio reciente de una aceleración en curso del aumento de la temperatura(669) que otros avalan.

Por otra parte, que la superación de los +2 ºC es “virtualmente cierta” lo sabemos ya desde hace por lo menos una década(670). ‘It’s over’(671) (se acabó), decían, incluso cuando se creía todavía que 2 ºC eran soportables(672). El prestigioso Massachusetts Institute of Technology (MIT) apuntaba en 2015 que, si la sensibilidad climática estuviera en la zona superior del margen 2-4,5 ºC, los +2 ºC se alcanzarían en 2030-2035, y que si fuera menor se superarían en todo caso poco después de mitad de siglo(673). El Global Energy Tracker elaborado por las universidades australianas de Queensland y Griffith apunta también a la década de 2030(674). Manola Brunet, presidenta de la Comisión de Climatología de la Organización Meteorológica Mundial, afirmaba hace pocos meses que los +2 ºC pueden tranquilamente alcanzarse en 2035-2040(675).

A la misma conclusión llegaba implícitamente un informe de la consultora Price Waterhouse Cooper en 2012, al concluir que eran necesarias mejoras en la “intensidad de carbono” del PIB superiores al 5% anual durante 40 años a partir de 2013(676), contando naturalmente con que el crecimiento económico en términos de PIB debía proseguir. Y de hecho llega a la misma conclusión todo informe que exija acciones termodinámicamente imposibles de este cariz mágico – como a menudo ocurre en los del propio IPCC – por mucho que las vistan de retórica posibilista tipo challenging, unprecedented, etc.

Poner premisas o condiciones imposibles para ofrecer resultados digestibles a la clientela es una forma de moderación inmoderada, pero siempre que los autores sean bien explícitos en cuanto a la inverosimilitud de los escenarios que se plantean, lo que rara vez es el caso.

¿Qué ocurre a partir de entonces? (más…)

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Gat schroedinger

En relación a su gato, Sr. Schrödinger, tengo tanto buenas noticias como malas noticias.

Los datos recién publicados del servicio de medición y homogeneización de la temperatura global de la NASA señalan una reducción de la temperatura media de la Tierra de 6 centésimas de grado en marzo, con respecto al mes anterior. El valor respecto a la referencia 1951-1980, que es la que actualmente emplea este organismo, fue en marzo de +1,28 °C. A su vez, la temperatura del mes de febrero ha sido corregida a la baja en una centésima, de +1,35 °C a +1,34 °C.

Respecto a la referencia preindustrial considerada por ese mismo organismo el incremento de temperatura sería en marzo de +1,58 °C.

Por su parte la Agencia Meteorológica del Japón, otros de los cuatro organismos mundiales que ofrecen datos de temperatura, indica (de forma preliminar), por el contrario, un aumento de tres centésimas respecto a febrero.

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[Actualización 14/04: Ver corrección y complemento aquí.]

Nunca hubiera querido publicar este post. Nunca había pensado que, de tener que hacerlo, iría a ocurrir tan temprano. Lo que está ocurriendo es realmente extraordinario.

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Antes que nada, una cierta «buena» noticia. En los dos últimos años las emisiones no han aumentado. Algunos creen que las emisiones han llegado al máximo, que estamos superando  el “pico de emisiones”. Es posible que estemos entrando en terreno desconocido: ni un solo economista había previsto esta situación en los escenarios de futuro que el IPCC les solicitó en su día. Tranquilos por ahí, las emisiones, o sea el crecimiento económico, no cesarían de aumentar… decían. O decían que una cosa no tiene que ver con la otra.

Ahora las malas noticias. La concentración de CO2 en la atmósfera ha experimentado el mayor aumento nunca registrado: de +3,76 ppm, de febrero 2016 a febrero 2015. En este punto hay que ir con cuidado de no confundir flujos con acumulaciones, y creer que una reducción de las emisiones equivale a menor forzamiento climático. No es así. Lo que fuerza el clima es la concentración, no las emisiones. Y es lógico que la concentración atmosférica de CO2 siga aumentando al nivel de emisiones actual. Por mucho que disminuyan las emisiones la concentración seguirá aumentando, salvo que fueran tan ínfimas que la biosfera y los océanos pudieran absorberlas todas ellas.
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“Because they are atmospheric physicists.”[1]

Copernican revolution

Índice de la serie y enlaces

Cuando en el año 2000 Hans Joachim Schellnüber, probablemente el climatólogo europeo de mayor prestigio, publicó en Nature lo de la nueva revolución copernicana (188) ya se había identificado hacía tiempo el problema climático como un problema de control y establecido el interés de abordarlo mediante la ingeniería de sistemas, principalmente en Alemania a partir de los años 80 (189). Surgió de esta idea el modelo ICLIPS del instituto WBGU[2], una especie de híbrido que definía una Ventana Máxima Tolerable y cuyos límites eran, entre otros, los de la “La Creación” (190,191). (más…)

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El texto que sigue corresponde a un artículo escrito por amable invitación de la revista Mientras Tanto, que he dividido en cinco entregas y al que he añadido algunas ilustraciones. Recomiendo además la lectura de los demás artículos del ejemplar, dedicado a ‘Los límites del crecimiento: Crisis Energética y Cambio Climático’, a cargo de Antonio Turiel, Roberto Bermejo, Hermann Scheer y Richard Heinberg –  [Actualización 26/03: Ver texto completo en una sola página]

Cuando pronuncio conferencias sobre cambio climático siempre comienzo señalando que nos encontramos frente a un tema maldito. Es maldito por las limitaciones físicas, atávicas, psicológicas y culturales que nos impiden, no tanto la comprensión de sus mecanismos, sino la propia percepción del problema (1). Es maldito por la gran cantidad de malentendidos que residen incluso en personas con cierto conocimiento de los orígenes, dinámica y eventuales respuestas a la cuestión. Es maldito porque las únicas respuestas con alguna verosimilitud de eficacia significan un cambio tan sustancial en el status quo que requerirían, previamente, incluso una reconsideración de los valores fundacionales de nuestra civilización. Finalmente, en un vano intento de autojustificación, me refiero a la maldición del conferenciante. Desde luego una parte de los oyentes escuchará de mí aseveraciones que no quiere oír, pero que debe conocer. Pero otra, la ecologista, puede levantar también, frente a algunas de mis afirmaciones, sus defensas intelectuales. Ambos serán movidos por la emoción antes que por la razón. Al final, mis conclusiones serán (probablemente) apreciadas, pero afirmaciones tan extraordinarias habrían requerido fundamentaciones extraordinarias por lo que, inexorablemente, no tendré bastante con el tiempo que los organizadores me han adjudicado a pesar de mis denodados esfuerzos de síntesis. Confío que la longitud que me han otorgado para este texto y la posibilidad de incluir referencias permita salvar este inconveniente, siquiera de forma parcial.

Me propongo aquí mostrar la incorrección de las siguientes afirmaciones: (más…)

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Entrada anterior: 5. Umbral de estabilidad del sistema climático y el problema de control

Artículo de Bernard Barber en Science, 1961

Dado pues que no parece existir un análisis del margen de estabilidad del sistema climático de la Tierra efectuado desde la teoría de sistemas tendremos que ir a examinar los procesos concretos que se producirían, y tratar de conocer, a partir de los mismos, en qué momento se inician fenómenos que llevan a la desestabilización.

Es muy interesante, antes de proseguir, examinar cómo la comunidad científica ha ido avanzando en la determinación de un límite peligroso. El interés principal reside en observar cómo, a medida que pasa el tiempo, las cosas se ponen peor. Bueno, hasta cierto punto, porque ya en 1989 el mencionado AGGG (Advisory Group on Greenhouse Gases[40], que agrupaba el conocimiento científico del momento de forma similar a cómo que lo recoge ahora el IPCC, pero sin la intervención de todos los gobiernos del mundo, decía taxativamente: (más…)

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Entrada anterior: Cambio climático: ¿cuánto es demasiado? – 4: Cómo sería un mundo +2 ºC más caliente

Ingenuamente, yo crecí en el error de que la teoría de sistemas[31] (y su dinámica y control), ubicua por todos los entornos académicos y profesionales por los que he transitado, era bien conocida por todas las especialidades científicas, desde luego las ingenierías y las físicas. También de las ciencias exactas, pues el bagaje matemático subyacente es muy considerable. Pues resultó ser que no. Entre los ingenieros, poco más que los telecos y algunos industriales (los ingenieros de control, también denominados automáticos), químicos y eléctricos, llegan a familiarizarse con la dinámica de sistemas y los problemas de control. Biólogos y economistas la emplean como de pasada y con poca riqueza formal, y los físicos no aprenden teoría general de sistemas a lo largo de su ciclo formativo principal (76). Los físicos de la atmósfera y meteorólogos han visto en su especialización alguna aplicación del asunto a través de los fenómenos convectivos (77), pero desde luego no desde el punto de vista del control. (más…)

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Entrada anterior: 3.1. La artificialidad de las versiones economicistas tipo Stern

Temperaturas Holoceno

El sistema climático se ha encontrado en equilibrio en los últimos 10.000 años, a partir del inicio de la agricultura

En la entrada anterior vimos algunos de los inconvenientes de los modelos integrados económico-climáticos y de los análisis coste-beneficio. En un intento de evitarlos se desarrolló la técnica de la ventana máxima tolerable  (43).

La aplicación de esta técnica en la búsqueda de límites aceptables al cambio climático consiste en establecer definiciones normativas de barreras de seguridad que excluyan, por una parte, impactos físicos considerados intolerables y, por otra, consecuencias socioeconómicas consideradas asimismo intolerables en relación a las medidas de mitigación necesarias. Se trataría de analizar los sistemas implicados en estos procesos, con el fin de encontrar un espacio de estrategias políticas que fueran compatibles con estas restricciones (44). Por ejemplo, puede establecerse un tipping point como límite de impactos [ver: Entender la gravedad del cambio climático: 2. ¿Qué es el cambio climático ‘desbocado’? (Una introducción a los ‘tipping points’)] y un ritmo de reducción de las emisiones o del PIB que sea compatible con la estabilidad social, que fue estimado en el 5% (45).

Este método de la ventana máxima tolerable tiene la ventaja de que los juicios de valor no son implícitos, como en los casos anteriores, sino explícitos, y pueden ser sometidos a discusión para determinar, de entre el espacio de resultados, que constituye la ventana tolerable, cuál vaya a ser la estrategia elegida. Las pérdidas por un lado (por ejemplo, más incendios forestales) no son automática y opacamente compensadas por otro (por ejemplo, dinero), sino que la opción queda abierta (46). A partir de ahí, se retrocede la cadena causal para determinar el límite de emisiones, en función del tiempo, que impediría salirse de la ventana (47). (más…)

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Entrada anterior: 2: Dos grados más ¿respecto a qué? ¿Qué es lo realmente importante?

Mucha gente puede creer que dato tan importante para el futuro de todos nosotros como los +2 ºC procede, y es fruto, de un análisis riguroso, resultado de un proceso científico realizado con todas las de la ley y sancionado finalmente por el máximo órgano de autoridad científica: el IPCC. Por el contrario, veremos en este capítulo y en el siguiente la pobre fundamentación – y, por tanto, la carencia de credibilidad – del incremento máximo de la temperatura media de la Tierra que (algunas) naciones dicen que es la opinión de la comunidad científica (26).

Con notable éxito, la propia disciplina de la economía lleva siglos empeñada en abarcar todo el espacio-tiempo, incluyendo la totalidad de nuestras mentes y comportamientos[20], hasta el punto de esforzarse en cuantificarlo todo en términos monetarios. Rebasa así el terreno que le es propio, pero ha encontrado habilidades y complicidades suficientes como para presentar sus resultados al público como si las leyes de la naturaleza fueran a ser las suyas y el mundo fuera a hacerles caso a pesar de que su marco de validez, si alguna vez lo tuvo, hace ya décadas que ha sido rebasado. Hace esto en lugar de atender, como sería razonable esperar, a las leyes de la física como marco de referencia ineludible de la actividad económica. (más…)

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Entrada anterior: Cambio climático: ¿cuánto es demasiado? 1: Requerimientos para un objetivo global

Inundaciones en Georgia (EE.UU)

Si hubiera que determinar el objetivo en términos de incremento máximo de la temperatura media global, como menciona el acuerdo de Copenhague, lo primero a tener en cuenta es la referencia de base: respecto a cuándo se establece este incremento. No son lo mismo, pongamos por caso, 2 ºC más respecto al promedio de la era preindustrial o respecto al promedio de 1880-1920 con que a veces se juega, o respecto a la media móvil de los años anteriores a algún año concreto [ver Cuidado con la temperatura]. La cuestión es que, sin ir más lejos, el acuerdo de Copenhague, al referirse a los +2 ºC, simplemente no lo dice. Es más: el Acuerdo de Copenhague, contrariamente a la creencia general (y la mía hasta hace poco), no establece la cifra de 2 ºC como objetivo. Veámoslo:

“Para alcanzar el objetivo último de la Convención de estabilizar la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera en un nivel que evite una interferencia antropógena peligrosa en el sistema climático, y teniendo en cuenta la opinión científica de que el aumento de la temperatura mundial debería permanecer por debajo de 2 ºC, sobre la base de la equidad y en el contexto del desarrollo sostenible, intensificaremos nuestra cooperación a largo plazo para luchar contra el cambio climático.”

Si lo leemos atentamente veremos que lo que acuerdan los firmantes no es un objetivo sino, simplemente, intensificar la cooperación a largo plazo, lo cual es decir muy poco o nada. Cuando se refiere a nuestro punto focal [ver: Requerimientos para un objetivo global] escriben ‘teniendo en cuenta la opinión científica’, lo cual no es en absoluto cierto, como veremos más adelante. (más…)

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Cuando lea u oiga que “la comunidad científica advierte que para evitar una interferencia antropogénica peligrosa en el sistema climático la temperatura media de la Tierra no debe subir más de 2 ºC” o, ahora, +1,5 ºC, atribúyalo a un cálculo comunicativo. De no ser así sólo puede ser  ignorancia, a desidia, o a ingenuidad.

Un juego. Usted y otras nueve personas que no conoce ganan un viaje de un fin de semana a París. Una vez allí, les dicen que deberán costearse todos los gastos, también los de vuelta, a menos que sean capaces de encontrarse todos a las 12 del mediodía del domingo en un mismo lugar. Además, de conseguirlo, ganarán un millón de euros cada uno. ¿Usted adónde acudiría? Yo iría a la Torre Eiffel. Usted también, probablemente.

La Torre Eiffel es lo que, en teoría de juegos, se denomina un punto focal (1). Consiste en un referente común en ausencia de comunicación adecuada.

La comunidad internacional sancionó, en el Acuerdo de Copenhague de 2009, la cifra de 2 ºC de la temperatura de la Tierra como un valor máximo del incremento de la temperatura media (2). Es de creer que este objetivo que, según se decía en el texto, era consistente con la ‘visión científica’ y con el acuerdo de la Convención de Rio de Janeiro de 1992[1], iría a ofrecer una seguridad climática suficiente. Hoy (de hecho, ya en 2009, incluso mucho antes) esta cifra está siendo cuestionada con todo fundamento. ¿Entonces?

Si este valor límite resultara ser excesivo y encima, como algunos sugieren[2], imposible de respetar, deberíamos calificarlo de peligroso y, por tanto, combatirlo y proponer otro. Pero si conviniéramos que, frente a la dificultad manifiesta de promover la movilización colectiva por parte de quienes estamos alarmados en extremo por la severidad del problema climático, este guarismo resultara útil para la acción política, las reticencias que pueda razonablemente sugerirnos deberían ser objeto de relativización, siempre en la medida de que seamos capaces de prever, para el futuro, escenarios más acordes con la realidad. (más…)

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¡Lanzadas, señores, lanzadas, no alfilerazos! – Antonio Daudet[1]

Almacenes biológicos de carbono vulnerables a la temperatura (Canadell et al, 2006)

En abril de 2009, Amanda Leigh Mascarelli se preguntaba en Nature Reports Climate Change, filial de Nature, la revista científica de mayor impacto y prestigio mundial[2] por el ‘gigante durmiente’ presente tanto en los fondos marinos del Ártico, en forma de hidratos de metano, como en las zonas continentales más septentrionales, en forma de permafrost, que es la vegetación que se congeló durante, o hasta, la última edad de hielo, hace unos 20.000 años, y que se encuentra entre 0 y 6 m de profundidad. Este permafrost ocupa cerca del 16% de la superficie terrestre del planeta y contiene nada menos que 1,672 Tt (teratoneladas, o billones de toneladas) de carbono, una cantidad similar a todo el carbono contenido actualmente presente en la atmósfera (1). En ese artículo, James White, de la Universidad de Colorado, señalaba:

“Estos depósitos [permafrost e hidratos de metano] rivalizan con los combustibles fósiles en términos de volumen. Es como si tuviéramos, fuera de nuestro control, un suministro adicional de carbón, petróleo y gas natural.” (2)

La emisión neta de metano y dióxido de carbono por fusión y descomposición del permafrost supone el peor de los escenarios imaginables, sólo precedido en severidad por la erupción de los hidratos de metano del fondo marino, que en todo caso se produciría, masivamente, después.  (más…)

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“Nadie tiene una dicha eterna.” – Plauto

Klaus Schwab, fundador y CEO del Foro Económico Mundial

Mientras me doy tiempo para superar la mini-crisis que me supone tener montones de páginas escritas (¡centenares!) pero no acabar todavía de convencerme ninguna de ellas para ser publicada por aquí, me van llegando cosas de las que creo que debo mantener informados a mis lectores asiduos. Que nunca serán tantos como yo quisiera, pero no son pocos ya. Me referiré a tres documentos, todos ellos llegados ayer mismo.

El que mayor impacto me ha causado es el del Foro Económico Mundial, denominado Global Risks 2011, que es presentado como a la vez informador y provocador. Ni en lugar tan dado a la moderación y el mantenimiento del statu quo como condición de negocio resulta ya posible el lenguaje suave y el temple de gaitas.

El informe dice dos cosas. La primera, que el sistema Tierra (es decir, el físico-socio-económico) está tan al límite de sus forzamientos que no admite ya más impactos sin romperse. La segunda cosa que dice es que sufrirá más impactos.

The World is in no position to face major, new shocks[1] … Sin embargo, como demuestra este informe, nos enfrentamos a riesgos globales cada vez más grandes, a la perspectiva de un contagio rápido a través de sistemas cada vez más conectados y la amenaza de impactos desastrosos.” (1)

Convendrán conmigo en que el empleo de lenguaje de esta guisa en el más conservador (en lo económico) de los foros del mundo no presagia nada bueno. Vean sino en la foto el ademán (más…)

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Sevilla, 23/07/2010 - Imagen: Fernando Ruso (El Mundo)

[Actualización 12/10/2011: El año natural ha empatado con 2005 en haber sido el año más caliente de la historia, según las mediciones de la NOAA.] 

Digo meteorológico porque en climatología y meteorología los años se miden distinto: van de diciembre a noviembre. El año 2010, como se había supuesto [2010 podría superar el récord de temperatura de 2005], ha sido declarado por la NASA (1) el año más cálido desde que existen registros de medidas directas, cosa que se remonta a 130 años atrás. La temperatura media de la Tierra en 2010 fue de 14,65 ºC, precisamente 0,65 ºC superior a la media entre 1951 y 1980, la base de referencia más comúnmente empleada. El año 2010 fue sólo ligeramente más cálido que el año natural 2005, récord hasta ahora, cuya temperatura media fue de 14,53 ºC. (más…)

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