Carlos de Castro
Profesor Titular de Física Aplicada. Universidad de Valladolid
Empecemos con una gráfica “secundaria” que dedico a los tecno-optimistas en exceso que tanto abundan:

En ellas el color verde significa más velocidad del viento y el azul menos que en el presente. Soplará más viento en zonas que vamos a deforestar o destruir por el cambio climático (Amazonas, Centroáfrica, Indonesia). Pero curiosamente menos en las zonas que precisamente estamos llenando de molinos eólicos (praderas de Estados Unidos, Europa occidental). Esto no refleja que el IPCC prevea que vamos a poner muchos molinos, que también influye, sino por el propio cambio climático. Es curioso, porque el cambio climático acelera procesos de evaporación y calor, pero los modelos dan “paradójicamente” menos vientos en zonas terrestres. Creo que esto me da la razón a mi idea de que la Tierra estaba en un máximo de máquina termodinámica (asociado a la idea del principio de máxima producción entrópica, MEP) y que las distorsiones –sean infraestructuras humanas como molinos o sea el cambio climático- reducen el MEP y así los vientos, en especial los de nuestro interés. El viento se irá a tomar vientos. Recordemos que la potencia que extraemos del viento con los molinos va al cubo de la velocidad, es decir, reducir un 10% la velocidad es perder un tercio, mucho va a tener que mejorar la tecnología y el tamaño de los molinos para compensar (véase que las praderas norteamericanas –donde está el máximo potencial eólico allí- están en azul oscuro, también en la Europa occidental y del norte , donde la eólica marina está poniéndose)… Incluso en el optimista SSP1-2.6 que suponía una revolución en la transición energética renovable.
Veamos la subida del nivel del mar a largo plazo, para pensar en términos de “Civilización”:

Si el incremento de temperatura se estabilizara a los 2ºC el nivel del mar seguirá subiendo y dentro de 10000 años (tiempo que llevamos de Civilización) será más de 10 metros más alto que ahora. Si se estabilizara en 3ºC hablamos de más de 20 metros. A más de 4ºC no habría seres humanos para comprobar si subiría más de 30 metros.
El cambio de paisaje de las costas del mundo va a ser brutal (la línea de costa se transforma mucho incluso con pequeñas subidas de menos de un metro), por tanto, el clima regional cambiará mucho, no solo porque zonas muy ricas hoy de cultivos, como los deltas de los ríos, desaparecerán, sino más allá: la agricultura, como hito civilizatorio, ante este tipo de cambios climáticos resultará difícil de mantener. Si asociamos Civilización al fenómeno agrícola, estamos hablando del riesgo no ya de esta civilización concreta, sino de cualquier civilización. El cambio climático es el que puede llevarnos a las cavernas, no las medidas radicales de cambio de modelo socio-económico que algunos proponemos.
El siguiente mapa muestra el efecto de enfriamiento que generan los aerosoles:

La gráfica de los aerosoles asusta cuando se piensa en ella. Creemos que a escala global los aerosoles enfrían el planeta casi medio grado, de ahí que estemos viviendo un incremento de 1.1-1.2ºC y no de 1.5-1.7ºC. Sin embargo, si miramos el mapa vemos que, en casi todas las tierras emergidas del mundo, el enfriamiento es de más de un grado. Esto significa que si dejamos de quemar suciamente los combustibles fósiles (la mayor parte de los aerosoles vienen de que al quemar fósiles se oxida el contenido que tienen de azufre), la temperatura del planeta subiría medio grado de forma casi brusca (dado que los aerosoles perduran en la atmósfera poco tiempo) y la de la mayoría de las tierras emergidas subiría entre 1 y 2ºC. Las consecuencias ecológicas de esto tienen que ser muy grandes y dudo que las capten los modelos ni por aproximación. Vemos incluso que algunas zonas del Ártico aumentarían la temperatura más de cuatro grados. Aquí aparece una paradoja: si los modelos azules del SSP hacen caer brusquísimamente las emisiones de SO2 (por abandono rápido de los fósiles) y éste perdura muy poco en la atmósfera, entonces el Ártico subiría su temperatura en muy poco tiempo más de tres grados, lo que explica que todos los modelos bajen rápidamente la superficie del casquete polar en septiembre que habíamos descrito. Tenemos aquí un ejemplo de lose-lose (frente a win-win): da lo mismo el escenario, perderemos el hielo ártico en septiembre.
Veamos otros mapas que asustan y que reflejan el aumento (colores rojos) o disminución (azules) de los días secos durante un año respecto al presente:

Me fijo solo en los SSP2-4.5 (recordemos, un aumento esperado por debajo de casi 3ºC) y SSP8.5 (un aumento de más de 4ºC) porque la realidad quizás encaje con un intermedio de ellos, aunque el colapso del sistema o la falta de combustibles fósiles no lleven a tantas emisiones como esperan. Aunque las zonas sombreadas indican que los modelos no se ponen de acuerdo, vemos cosas que asustan incluso en las zonas azules y no solo las rojas:
- Si los días secos aumentan en el Amazonas en más de 15 días o incluso más de un mes, los incendios están asegurados y serán catastróficos: sequedad + incendios implica que el Amazonas se convierte en una sabana este siglo. Las selvas tropicales de Indonesia y África podrían correr el mismo destino: adiós a la mitad de la biodiversidad del mundo con consecuencias inimaginables a largo plazo pues hablamos de una extinción masiva de nivel Gran Extinción. Recordemos que en las grandes extinciones masivas parece que la probabilidad de que sobreviva una especie animal más grande que un perro es muy pequeña (https://theconversation.com/which-species-will-survive-the-earths-sixth-mass-extinction-47893)
- En el Sahara parece que lloverá algún día más, sobre todo al sur, mientras que éste parece extenderse hacia el Mediterráneo, que terminaría tendiendo todo él a parecerse a lo que tiene cientos de kilómetros al Sur (¿España se parecerá a Almería o Marruecos, Almería o Marruecos se parecerán al Sáhara?).
- En la India los monzones darían lluvias más torrenciales y durarían más. Australia se desertizaría aún más, así como el sur de Norteamérica. Por el contrario, llovería más en el Norte de Norteamérica, Europa y Rusia, también en el Himalaya, más lluvia y menos nieve. En buena parte de Rusia los cambios no serían muy significativos en el régimen de lluvias, así que el incremento local de temperaturas llevaría también a más incendios devastadores que los que ya están teniendo. Más incendios, más CO2.
Todo esto va a pasar con mucha probabilidad, con más daño y probabilidad cuanto más tardemos en eliminar emisiones. Pero hemos de esperar los peores mostrados aquí, aunque eliminemos deprisa las emisiones, dado el optimismo de los modelos. Luego insistiré con más gráficas por qué hemos de contemplar los peores escenarios del AR6.
Pasemos a otros mapas de terror:

Incluso para 2050 el mapa de abajo asusta. Las costas serán difíciles de mantener: los puertos, las playas, las ciudades y carreteras y vías a pie de mar… Fenómenos extremos que se evaluaban para valorar el peligro y daño, y que no acontecieran con alta probabilidad en 100 o 1000 años ocurrirán cada 10 o 100 años en casi todas las costas del mundo (aquellos puntos donde no hay datos, como casi todo África o la India es por falta de medidas previas para poder hacer modelos de simulación). Esto significa que muchísimas infraestructuras costeras serán destruidas por fenómenos extremos en las costas del mundo a mucho mayor ritmo que el tolerable por sus habitantes o sostenible para tener que estar constantemente en reparación. Esto pasaría incluso con modelos en los que la subida del nivel del mar es probablemente menor de la que va a ocurrir. Si el nivel del mar siguiera subiendo exponencialmente hasta más allá de 2050, sencillamente estos extremos harían inviables la mayoría de las costas del mundo para nuestras infraestructuras y ciudades, incluso décadas antes del 2100. Pero esto tampoco se tiene en cuenta a la hora de realimentar la influencia del clima en la economía humana en los escenarios clásicos. Potencialmente hablamos además de muchos cientos de millones de migrantes, en todo el mundo y no solo en países del Sur.
Un último mapa, esta vez sacado del Atlas que es accesible en la página del IPCC a partir del AR6 y que permite jugar con múltiples opciones y regionalizaciones.
He escogido el mapa que nos da el número de días al año que alcanzan más de 35ºC si la temperatura del planeta global aumentara 3ºC respecto a la de finales del siglo XIX:

Muchas zonas hoy habitadas terminarán con un tercio del año o más superando los 35ºC. ¿Se imaginan los más de mil millones de habitantes de la India?
Pero resulta que, repito una última vez aquí, los modelos son optimistas. Cuando uno se fija por ejemplo en el oeste de Canada y noroeste de Estados Unidos ´(el círculo rojo que he añadido), los modelos no dan ningún día al año con probabilidad significativa de superar los 35ºC, ni mucho menos los 41ºC, ni con aumentos de 3ºC, sin embargo, en verano de 2021 en esa zona no solo estuvieron varios días superando los 41ºC, sino que llegaron a los 50ºC. Los modelos diluyen muchísimo este tipo de eventos extremos y por tanto se está diluyendo los daños en los ecosistemas humanos y naturales.
Conclusiones:
El caos climático es probablemente mucho más grave de lo que nos anuncia el último informe del WGI porque, aun convergiendo con la realidad observada informe a informe, aún no sabemos lo lejos que estamos de ella y, como muchas veces ha argumentado Ferran aquí, lo esperable es que es “peor de lo esperado”. A su vez, como las narrativas y escenarios, elaborados por el WGIII son incoherentes, y mejores de lo esperable, se sigue dando a la sociedad, y a los políticos en particular, un mensaje contradictorio: por un lado, cierta dilución de los problemas con el clima desde la propia base biofísica a pesar de la alarma que se intenta generar, pero por otro lado, los problemas no parecen tan graves cuando los peores escenarios pre-escriben efectos mínimos sobre la economía mundial, pues en todos los escenarios la economía mundial sigue creciendo sea cual sea el nivel de temperatura y las catástrofes asociadas que se alcancen en el siglo XXI. Así, la sociedad y los políticos no tienen por qué entender que el caos climático exige en realidad cambios radicales socioeconómicos que se van a dar actuemos o no.
Además, creo que ayuda a que las COP sigan siendo un “circo” mediático ineficaz, que no encuentran la suficiente contundencia y presión de la comunidad científica.
Huir de modelar narrativas y escenarios de fuerte decrecimiento material o colapso de la civilización es esconder la cabeza bajo la almohada con la excusa de que entonces no habría posibilidad de adaptación, control o acción. Esto es un prejuicio ya que siempre se podrá hacer algo aún en el colapso más dramático imaginable. No hacer ese ejercicio de hecho es lo que impide poder adelantarse algo a lo que se nos viene encima, que se supone es el propósito del IPCC.
Es fundamental emplear en mayor proporción las regalías del petróleo para la transición energética
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