Los datos recién publicados del servicio de medición y homogeneización de la temperatura global de la NASA señalan una reducción de la temperatura media de la Tierra de 6 centésimas de grado en marzo, con respecto al mes anterior. El valor respecto a la referencia 1951-1980, que es la que actualmente emplea este organismo, fue en marzo de +1,28 °C. A su vez, la temperatura del mes de febrero ha sido corregida a la baja en una centésima, de +1,35 °C a +1,34 °C.
Respecto a la referencia preindustrial considerada por ese mismo organismo el incremento de temperatura sería en marzo de +1,58 °C.
Por su parte la Agencia Meteorológica del Japón, otros de los cuatro organismos mundiales que ofrecen datos de temperatura, indica (de forma preliminar), por el contrario, un aumento de tres centésimas respecto a febrero.
Puntualizaciones respecto a la superación de los 2°C en febrero
En mi último post di por hecha una afirmación muy contundente que no tiene demostración, y otra que debo matizar. Pues lo cierto es que erré en mi entrada anterior. En realidad no mucho, pero lo suficiente como para tener que advertirlo.
¿Hemos superado los 2 ºC?
No exactamente. Ciertamente estamos muy próximos, pero no es tanto como yo afirmé. A los cálculos que presenté hay que quitar 0,3 °C. No estábamos a más de +1,95 °C como dije sino, en rigor final, como mínimo, a +1,65 °C en febrero, y ahora +1,58 °C en marzo. Eso atenúa la gravedad de las conclusiones, siquiera por 0,3 °C de diferencia. Luego los 2 °C no han sido todavía superados, por lo menos según la NASA. Pero los +1,5 °C sí.
Con todo, como más adelante veremos es posible que se deban añadir 0,2 °C a estos valores, lo que situaría la temperatura de febrero en +1,85 °C. Con lo que tampoco habría errado tanto, por lo menos en el titular.
¿Está la Tierra en situación de cambio climático desbocado (runaway)?
No. No lo está, por lo menos según se entiende por tal cosa, considerando a los humanos como externos a ella. Pero sí se dirige a este punto inexorablemente si todo se mantiene igual, en la medida de que se mantienen las emisiones y los sumideros de carbono – biosfera y océanos, que absorben ahora alrededor de la mitad de lo emitido – se van saturando progresivamente. Pero puede considerarse que sí lo está mientras empleemos (¿necesitemos?) combustibles fósiles para alimentar a toda la población, como es el caso ahora.
Hasta aquí el resumen de lo que trata este texto. Siguen detalles.
Origen del error
A los pocos días de publicar la última entrada recibí un correo de Salvador Pueyo donde me hacía ver, elegantemente, que mi texto contenía errores. Respondiendo a la preocupación de una amiga suya, mensaje que me reenviaba, un párrafo decía textualmente:
“Tengo a Ferran por una persona muy rigurosa, pero creo que en esta ocasión ha cometido algunas inexactitudes”
Esto hizo que me pusiera inmediatamente en guardia y a profundizar más de lo que lo había hecho hasta ese momento. Lo que dio lugar a la necesidad de precisar más y mejor.
Respecto a los 2 °C
Sin embargo se asegura que si, que se han superado los 2 °C. Lo dijo, entre otros, Michael Mann, el gurú de las reconstrucciones de temperatura, a quien se le tiene por moderado en según qué círculos. Michael Mann, el artífice del “palo de hockey” y uno de los climatólogos de mayor prestigio, aseguraba en Twitter que sí que, efectivamente, en febrero se habían superado los +2 °C (ver tuits adjuntos).
Tomé este hecho por la confirmación que necesitaba, pero ahora la veo insuficiente. Tal vez se refería a algún día concreto de febrero (yo solo tengo acceso a los datos mensuales), o sólo al hemisferio norte, donde sí se han superado (+2,19 °C y +2,08 °C en febrero y marzo, respectivamente), o sólo en tierra (+2,01 °C y +1,95 °C).
Veamos qué ocurrió exactamente.
Uno de los elementos más reveladores de la dinámica interna del IPCC fue el hecho de haber alterado la referencia con respecto a la cual proyecta sus previsiones de temperatura futura. En su último informe, el 5º desde 1990, publicado entre 2014 y 2015, la cambió, tomando como base el promedio 1986–2005. Sólo los observadores atentos se dieron cuenta, pues el Resumen para Legisladores (Summary for Policymakers) lo indicó en una discreta nota a pie de página (1), y en el informe general en un simple párrafo en el capítulo de introducción. Precisamente lugares prescindibles cuando se va con prisas, o sea casi todo el mundo y casi todo el tiempo. Fue una vergüenza ese cambio taciturno de referencia del IPCC, tan sutil, y tan poco reportado. Ese cambio no era una cosa menor, pues la diferencia entre la referencia anterior y la nueva era de 0,6 °C. Es un salto enorme. Imagíneselo en términos de energía acumulada.
Por su parte, en la NASA la diferencia entre las series que ofrecen en abierto y la referencia preindustrial es, según ellos, de 0,3 °C (2).
Pues yo no diferencié entre los 0,6 °C en que alteró la referencia IPCC y el cambio de pie en la NASA, de sólo 0,3 °C, que es lo que en rigor tendría que haber añadido. Simplemente los confundí, atribuyéndole indebidamente al de la NASA también 0,6 °C.
De ahí la reducción en el impacto térmico, y también en el comunicativo. Haber superado 2 °C habría sido muy fuerte y por un tiempo tuve por cierto que había sido así. Si hubiera dicho: “Alerta: se han superado 1,5 ºC” todo hubiera sido distinto, mucho más exacto y encima con buen margen. Y muy parecido en términos comunicativos.

Imagen correspondiente a la ref. (4), con anotación de lo que los autores consideran que debería añadirse a las referencias comúnmente empleadas.
Con una salvedad. Michael Mann asegura que habría que añadir otros 0,2 entre la referencia del IPCC y la preindustrial real (3). En efecto, la reconstrucción de la temperatura de los últimos 1.200 años en el hemisferio norte muestra que, antes de 1870, la temperatura había aumentado ya alrededor de +0,2 °C (4).
En todo caso lo cierto es que nadie sabe muy bien cuál era exactamente la temperatura “preindustrial”, ni parece haber acuerdo todavía sobre qué criterios tomar para establecerla. IPCC anterior y NASA asumen valores de la segunda mitad del siglo XIX, cuando se registraron las primeras mediciones directas y por este motivo menos exactas que las de los dos tercios últimos del siglo XX, precisas hasta la centésima de grado por lo menos.
Pero las emisiones masivas de origen fósil comenzaron alrededor de 1750, en el origen de la revolución industrial.
La prueba de que no está claro es que en 2009 se efectuó un llamamiento a establecer esa referencia en un comentario en Science titulado “Creating a Common Climate Language” (5). Y que la semana próxima, en ocasión de la asamblea general de la European Geosciences Union (EGU), 11 climatólogos del más alto nivel tienen previsto presentar una comunicación bajo el título “Estimating pre-industrial global temperature” (6) donde proponen tomar como referencia el promedio del intervalo 1720-1800, aun cuando no indican en el abstract cuál debería ser esa temperatura absoluta de referencia. Hemos visto que Mann dice que deberían añadirse 0,2 °C. Veremos qué dicen en la EGU. Usted se da cuenta de que se trata de un criterio clave en términos políticos, y también de la responsabilidad de la comunidad científica en el empeño.
Finalmente sigue siendo cierto que, si se llevara a cabo la reducción de emisiones necesaria, la ausencia de los aerosoles de azufre que emiten las centrales térmicas a base de carbón haría que la temperatura aumentara 0,5-1 °C, y estaríamos ya muy por encima de los famosos +2 °C que, recordémoslo una vez más, son una “receta para el desastre” (XX)
Respecto al runaway
La Tierra sigue absorbiendo gases de efecto invernadero de origen biosférico terrestre no forzado de forma neta, alrededor de 6 GtC cada año. Yo leí demasiado apresuradamente ese paper, recién publicado esa misma semana (7). Salvador Pueyo me aportó la lectura correcta.
Pronto vi que el asunto runaway no tenía sentido, y que era fruto de un estado de pánico pasajero por haber visto cómo había aumentado muy súbitamente la concentración de CO2 aún con unas emisiones que no han aumentado en los últimos dos años. Pues si hubieran sido los típicos 2 ppm por año no hubieran sido motivo de tanta alarma. Lo cierto es que en los años de “Niños” fuertes la concentración aumenta siempre por encima del promedio, debido a que la biosfera tiende a liberar más carbono al producirse más sequías. El hecho de que el aumento presente sea incluso superior al de las ocasiones anteriores podría deberse a que, además, en los últimos meses los incendios en Indonesia han sido imponentes, desacostumbrados. O no, pero no es posible afirmar nada concluyente todavía.
Conclusiones
Lo que se puede afirmar
Para concluir, aún a riesgo de repetirme: ¿a qué temperatura estábamos a febrero 2016? A entre +1,64 °C y 1,84 °C por encima de una referencia preindustrial pendiente de ser establecida.
No estamos en runaway. Salvador le decía a su amiga que, si fuera el caso, ya podríamos ir abandonando nuestras preocupaciones terrenales. Pero, afortunadamente, todavía la biosfera absorbe más de lo que ella misma emite a partir de las emisiones no directamente antropogénicas.
Con todo, decir que la Tierra no está en estado de runaway significa suponer que no formamos parte de ella.
Los peligros de reaccionar a datos no tendenciales
En su día critiqué a los medios de comunicación por haber dado la noticia de que se habían superado las 400 ppm cuando este valor no era significativo, sino una superación momentánea de final del invierno del hemisferio norte, momento en que se produce el máximo anual de concentración de CO2. Y ahora voy yo y reacciono a datos de temperatura y concentración meramente mensuales aún sabiendo que están claramente influenciados por El Niño.
Insisto en que lo que cuenta a efectos de impactos sensibles son los promedios a largo plazo, raramente las cifras anuales y casi nunca las mensuales.
No escribir sobre estas cosas a golpe de impacto emocional
Tengo la sensación, querido lector, de que fui víctima del efecto denominado sesgo de confirmación. Sesgo que conozco bien, y que me esfuerzo por evitar. Ciertamente, mi escrito contenía bastantes condicionales prudentes, pero no los suficientes.
Mi temor a una realimentación positiva a corto plazo del sistema climático es tan profundo que las alarmas saltan cuanto las antenas se encuentran, por algún motivo, especialmente sensibles. Caí así en cierta exageración. Y es que escribir a golpe de impacto es un peligro que normalmente he conseguido evitar. No esta vez, en que redacté y publiqué la entrada casi a continuación de que apareciera el dato. Con el que me dí de bruces.
En todo caso ya ve usted cómo las emociones pueden llegar a perturbar el raciocinio. Y es que, amigos, encontrarse inmerso psicológicamente en el colapso es muy duro.
Qué os voy a contar. Lo sabéis muy bien. Pido en todo caso sinceras y humildes disculpas a quienes haya podido confundir.
Examinar referencias
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Buen post. Científico y humano.
Por alguna razón, en nuestra sociedad está mucho peor visto predecir cosas y equivocarse que no predecirlas y equivocarse por omisión. Sin embargo, puestos a meter la pata, yo prefiero que nos pasemos de frenada en nuestras proyecciones a que nos quedemos cortos. Como dice Naredo, “el pragmatismo de la teoría de juegos (…) muestra que cuando los pronósticos son inciertos, la política construida sobre hipótesis pesimistas es la más recomendable de acuerdo con la estrategia del Maxi-Min”.
Saludos.
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Se agradece la aclaración y se aprende bastante con los detalles. Muy buena entrada, incluida la parte psicológico-humana final. La credibilidad es un bien muy preciado, y muy frágil.
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Bueno, Ferrán, ya hemos sobrepasado inevitablemente los 2ºC si hemos de seguir teniendo en cuenta los 0,6ºC que tú mismo has atribuido al retardo climático (¿sigue siendo entre 30 y 100 años?). Y, si además, se nos ocurriera limpiar la atmósfera de aerosoles de azufre la cuenta se disparará más aún:
1,65 más 0,6 más, pongamos 0,75, salen, como mínimo, 3ºC. Añadamos a esto todos los gases de efecto invernadero que vamos a seguir arrojando a la atmósfera durante quién sabe cuánto tiempo.Tu estado de pánico se ha anticipado, quizá, un poco; sin embargo, parece garantizado.
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Ferrán, hace años que eres la fuente más científica y objetiva de conocimiento que conozco respecto a estos críticos y determinantes temas. Tu autocrítica, te hace más grande como referencia. Muchas gracias, y, no te rindas, punta de lanza.
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Hola Ferrán. Se agradece la aclaración como muestra de tu honestidad y rigor. La cuestión es que seguirmos discutiendo si son galgos o podencos cuando ya sabemos donde estamos e inavitablemente donde nos dirigimos. Como comenta Juan Ignacio un poco mas arriba de este comentario, si somos realistas, ya podemos ir abandonando las preocupaciones terrenales. El ser humano no va a ser capaz de reaccionar a la hazaña que requieren los hechos. Es como intentar convertir a un león en vegetariano porque nos conviene. Su naturaleza es otra. Así ocurre con el ser humano. El estado evolutivo en el que nos encontramos es demasiado primitivo como para enfrentarnos a este problema que nosotros mismos hemos creado y que, por otra parte, no tenemos, ni tan siquiera la gran mayoría a nivel individual, la intencencion de cambiarlo. A ver quien es el primero que quiere cambiar su estilo de vida a un formato mas austero en todos los aspectos, renunciar a tener mas hijos, etc. Sencillamente imposible por voluntad propia. Ánimo y a continuar con la tarea. Algunos siempre estamos espectantes a tu nueva entrada. Gracias por tu trabajo de nuevo.
Un abrazo.
RobertoG
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Gracias a todos por vuestra proximidad e indulgencia. Os quiero!
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Muchas gracias Ferran por tu reacción a mi mail. Pocas veces un mail a alguien indicando una discrepancia con algo que ese alguien ha publicado tiene una respuesta tan positiva y tan pública. Y así queda evidenciado una vez más el gran rigor de este blog, puesto que el rigor científico no consiste en no equivocarse sino en saber rectificar, y no es fácil. Incluso a revistas como Nature o Science les cuesta bastante más reconocer sus errores…
Y tampoco querría sobredimensionar estos elementos puntuales que has corregido. No creo que las cosas que escribes necesiten rectificaciones casi nunca.
Así que, con aun más motivos, muchos ánimos con este blog tan importante que llevas adelante contra viento y marea!!
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Moltes gràcies per les teves paraules, mestre Salvador. Abraçades!
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