Entrada anterior: Cambio climático: ¿cuánto es demasiado? – 3.2. El origen religioso de la versión (supuestamente) científica

Zonas del planeta en las que, con +2 ºC o incluso menos, la temperatura media local estacional sería, en uno de cada dos años, igual al máximo experimentado en la segunda mitad del siglo XX en la región correspondiente (58).
Hemos visto que el límite de los 2 ºC de más no ha salido de análisis riguroso alguno, sino más bien de razonamientos inversos típicos de economistas y de su asunción acrítica por parte de la clase política. Veamos ahora qué nos dice la comunidad científica sobre las consecuencias de alcanzar este umbral o incluso aproximarse a él.
Podemos empezar por dos papers de Bruce Anderson, de la Universidad de Boston, tan recientes como de septiembre de 2011 y publicados en Climatic Change. Concluyen que con un incremento de 2 ºC, la temperatura media de alrededor de 75% de la superficie terrestre será igual a las temperaturas máximas de finales del siglo XX de cada zona geográfica respectiva, y ello cada dos años. Pero con sólo un incremento de 1,4 ºC esto ya estará ocurriendo sobre el 50% de la superficie de la Tierra. ¿Qué nos dicen sobre España?
Se refieren en esta circunstancia a todo el sureste y a partes del Asia central, a Indonesia, al Amazonas y a buena parte de África. Sobre España no dicen nada explícitamente. Pero si uno examina los mapas que presentan se advierte que el color violáceo que inunda África abarca también a la casi totalidad de la península Ibérica (ver ilustración) (58). De modo que imagine usted la ola de calor de 2003, aquella que liquidó a casi 3.000 personas en España sin que nadie nos dijera nada (59) y a 70.000 en toda Europa (60). La temperatura media en verano será bien pronto, cada dos años, la máxima que usted sintió en el verano de 2003. Ya sé que me he tomado tres años de más. Pero esas serán las nuevas condiciones meteorológicas normales. Imagine también cuáles pueden ser entonces las temperaturas máximas, y las consecuencias de todo ello.
Anderson señala además que, a partir de 1,2 ºC, la probabilidad de que, cada año, por lo menos una estación presente promedios térmicos equivalentes a las temperaturas máximas de la última mitad del siglo XX es superior al 50%, y en algunos casos muy superior (61). Recuerde que la temperatura ha aumentado ya más de 0,8 ºC y que, dado el retardo del sistema climático en responder, quedan en la recámara, por realizarse todavía, 0,6 ºC inevitables, suponiendo que la concentración de gases de efecto invernadero se hubiera estabilizado al nivel del año 2005 (62). Luego quedan más.
Impactos en la seguridad alimentaria
Es mi opinión que los primeros impactos del cambio climático se dejarán sentir en el terreno de la seguridad alimentaria a nivel mundial. También nos afectará a nosotros, aunque tal vez no en sus primeros envites. Apenas queda tierra cultivable y la biotecnología parece estar llegando a su límite. En un artículo de 2009 en Science bajo el título “Alerta histórica de inseguridad alimentaria futura bajo un calor estacional sin precedentes”, dos investigadores del máximo nivel de la Universidad de Washington y de Stanford dan por hecha una probabilidad superior al 90% de ocurrencia de estas nuevas condiciones estacionales normales y las aplican a la productividad agrícola. Señalan que las elevadas temperaturas en la época de crecimiento tienen un fuerte (dramatic) impacto sobre las cosechas y la ganadería. Así,
“¿Qué ocurriría si la temperatura estacional futura fuera a ser superior a las estaciones más calientes registradas hasta ahora? La entrada en el dominio de altas temperaturas estacionales medias, y no sólo olas de calor de varios días, afectará con toda seguridad a la capacidad de producir alimentos e incluso a la capacidad de lidiar físicamente con el estrés calorífico, salvo que se lleven a cabo acciones masivas de adaptación.” (63)
Numerosos estudios de todos los orígenes llegan a la misma conclusión. Nótese que para todo esto no ha sido necesario ni tan sólo aproximarse a los +2 ºC. Para comenzar a notarlo basta con esperar un poco, 10 años como mucho. Como mucho, porque aquí he defendido con fundamento que ya se va notando a día de hoy [ver: La influencia del cambio climático en la insurrección árabe].
Estados fallidos y migraciones
En relación al significado de los 2 grados de más, el conjunto de líderes climatológicos organizados alrededor de Real Climate había señalado en 2009, bajo el título de “Apretemos fuertemente los frenos” que:
“Nos sentimos obligados a advertir que incluso un calentamiento ‘moderado’ de 2 ºC supone una gran probabilidad de provocar un nivel de sequías y de tormentas capaz de presentar un profundo reto a la sociedad civilizada, con la posibilidad de conducirla a los conflictos y sufrimientos que acompañan a los estados fallidos y las migraciones masivas. Un calentamiento de 2 ºC haría que la Tierra fuera más caliente de lo que lo ha sido durante millones de años, y llevaría a la disrupción de las condiciones climáticas … Dados los daños que podemos ya observar con sólo 0,8 ºC, suponer que +2 ºC constituye el límite del peligro nos parece ciertamente arrogante.” (64)
El nivel del mar, hacia 25 metros
Además de tener prevista una extinción de entre el 15 y el 37% de las especies (65), dos grados más suponen un incremento del nivel del mar absolutamente intolerable. Sabemos que el nivel del mar es como el mercurio del termómetro de la Tierra. Resulta que, durante el período conocido como el Pleistoceno, hace unos tres millones de años, la Tierra estaba sólo dos o tres grados más caliente que en el período preindustrial. Pero entonces el nivel del mar era 25 ± 10 m superior al actual (66). Claro que para esto tiene que pasar mucho tiempo, pero James Hansen ya nos advierte de que:
“Si nuestras conclusiones son correctas, el escenario de 2 ºC de la Unión Europea implica un aumento del nivel del mar de varios metros. Es difícil prever el ritmo de aumento, pero sería peligroso, y una locura, asumir este escenario como objetivo.” (67)
Veremos a qué conclusión se refiere Hansen algo más adelante en esta serie, cuando intentemos deducir cuál sería el umbral inasumible al que, en mi opinión, deberíamos atender, relacionado precisamente con la evitación del inicio de un proceso irreversible de crecimiento del nivel del mar.
Los impactos señalados ocurrirían con sólo 2 grados de más como mucho, pero siempre en el supuesto de que ningún subsistema climático, aparte de las grandes masas de hielo a las que Hansen se refiere, hayan atravesado su umbral de estabilidad. Salvo Groenlandia y el hielo del Ártico, los umbrales de estabilidad establecidos ahora para los distintos subsistemas (Antártida, Amazonia, corriente atlántica, etc.) se sitúan a partir de 3 ºC de incremento medio, salvo para los monzones, la tundra y el permafrost, los hidratos de metano y la capa de ozono del Ártico, donde la ciencia todavía no se ha pronunciado (68). Sin embargo, recuerde que hace sólo 10 años se suponía que 550 ppmv de dióxido de carbono era un límite tolerable, y que el avance científico en este terreno tiene la curiosa peculiaridad de que el refinamiento de los valores climáticos, en su proceso de revisión y reducción de incertidumbres, siempre hace ir las cosas, indefectiblemente, a peor. Estamos ya acostumbrados a oír aquello de que “se están superando las peores previsiones de los científicos…”.
Vulnerabilidad del Amazonas
En todo caso el Amazonas parece ser especialmente vulnerable (69), también en la medida de la alteración de su funcionalidad debido a la deforestación y a los intensos cambios en el uso de la tierra que se producen en esa área geográfica (70). La Amazonia contiene la décima parte del carbono almacenado en todos los ecosistemas terrestres. En sólo seis años (2005 a 2010) se han producido dos sequías de un nivel tal que hasta ahora sólo se daban una vez cada 100 años, habiendo sido la de 2010 todavía más intensa que la de 2005 (71). Además, la reducción de la producción de aerosoles en el hemisferio norte, zona americana, promueve en la Amazonia una mayor temperatura y una reducción de la precipitación (72).
Acidificación de los océanos
En esta lista es preciso incluir algo que no tiene que ver directamente con el cambio climático, sino con las consecuencias en los océanos de una mayor concentración de CO2 en la atmósfera. Los océanos absorben alrededor de la mitad del CO2 que emitimos. Este porcentaje es ya decreciente, debido a la progresiva saturación de éstos (73). La solubilidad del CO2 provoca una acidificación de los mares, bien medible ya en la actualidad. Sus consecuencias se pueden observar en los arrecifes de coral y en algunas especies de moluscos. Pero algunos autores señalan que la acidificación de los mares es la peor de las consecuencias de las emisiones de CO2 y que este efecto, unido a la temperatura creciente, es suficiente para iniciar el proceso de extinción masiva de la vida marina (74). Esta afirmación, hecha en 2008, no ha sido, que yo sepa, contestada hasta ahora, por lo que cabe darla por correcta siquiera provisionalmente.
Los cinco ‘motivos de preocupación’.
Finalmente, veamos el gráfico que rechazó el IPCC en su cuarto informe, pero que ahora ya todos dan por correcto. Se trataba de una actualización de los impactos del cambio climático en función de la temperatura que habían sido establecidos en el informe anterior de 2001. A la izquierda, en 2001. Derecha, 2009. Es la forma ‘científica’ de mostrarlo, si bien su utilidad como expresión comunicativa al gran público fue muy criticada en su momento, aunque no fuera ese su propósito. Lo tiene en la figura adjunta, pero ahorro las explicaciones al estimar que las anteriores han sido suficientes (75).
De modo que, de 2 ºC, nada de nada. Es un suicidio colectivo, y por tanto no nos vale ni como objetivo, ni tan sólo como punto focal. Tendremos pues que organizarnos para determinar el incremento máximo realmente asumible, buscando cuál puede ser el primer punto de ruptura, es decir, el margen de estabilidad del sistema climático en las condiciones actuales. Será a partir de la próxima entrada de esta serie.
Examinar referencias
Próximas entradas
5. Umbral de estabilidad del sistema climático, y el problema de control
6. Determinar el umbral de estabilidad «desde abajo»
7. Elección de la cifra objetivo
8. Viabilidad de la consecución del objetivo
9. Herramientas a disposición
10. Conclusiones
Gracias por situarnos, con realismo, sobre el cuestionado umbral. Parece mentira que lo tengamos tan cerca. Respecto del incierto umbral de estabilidad de la tundra, el permafrost y el ártico que comentas, recuerdo una entrada tuya de febrero en la que se anunciaba que ya había comenzado la emisión de metano y carbono del permafrost, y que, según investigaciones recientes… «…(permafrost carbon feedback, PCF). Predecimos que el PCF cambiará el Ártico desde el estado de sumidero de carbono al de fuente de carbono a partir de la mitad de los años 2020». Se podría deducir de aquí la temperatura a la que se alcanza este umbral de estabilidad?
Gracias, Ferrán.
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