Baile de cifras en Durban. Mientras la Unión Europea insiste en prorrogar y reforzar el protocolo de Kioto, estableciendo las bases para un nuevo acuerdo más exigente, los Estados Unidos rehúyen de entrada cualquier acuerdo vinculante. Unos dicen que el año límite en que las emisiones pueden alcanzar su máximo es 2017, y otros que hay tiempo hasta 2020. Todos hablan ya de por debajo de los dos grados como objetivo, mientras la presidenta Christiana Figueres apunta, ahora ya oficialmente, más allá:
“[Los gobiernos] deben determinar si estamos en la senda de alcanzar el objetivo acordado de mantener el incremento de la temperatura global por debajo de 2 ºC, si éste es adecuado y cómo y cuándo hay que considerar un incremento máximo de 1,5 ºC.”
Esto es sin duda una buena noticia porque marcar esta dirección desde la presidencia no es un acto irrelevante. Pero pasar de 2,0 a 1,5 ºC, como defiende un grupo compuesto ya por 100 países, supone un salto mayúsculo que tiene implicaciones muy profundas, y no sólo económicas. Como también lo es retrasar la actuación necesaria, pues el coste de las medidas a tomar aumenta exponencialmente a cada día que pasa.
Ayer fue un día de exposición de las posiciones de partida de los distintos actores. (más…)