Presentado el personaje y vistas sus astucias comunicativas en el post anterior conviene ahora repasar cuáles son las trampas científicas que emplea para confundir. Como hemos señalado son tantas, y de tan grueso calibre, que el éxito de Lomborg solo puede explicarse por su habilidad y la de sus patronos en el uso de las técnicas y dispositivos retóricos y soporte mediático incondicional.
Nos recuerda Naomi Oreskes, historiadora de la ciencia de la Universidad de California, que todos deseamos que nuestra visión de las cosas esté basada en la verdad, y que la humanidad no ha encontrado hasta ahora mejor camino hacia ella que la aplicación del método científico, la investigación, el escepticismo militante y la institucionalización contrastada de los circuitos para mejorar la velocidad del proceso. Pero la verdad raramente contenta a todo el mundo, situación que genera poderosos incentivos para la manipulación y la presentación equívoca de la información[23].
Lomborg cede a estas tentaciones, motu propio o ajeno, pues cuando se le enseña que sí, que hay hechos suficientemente contrastados, el ecologista escéptico no se da nunca por vencido y sigue repitiendo lo mismo[1] aunque se le enfrente con sus propios errores[2].