Este estrafalario personaje es, sin duda alguna, el más histriónico de toda la negacionía internacional. Sus desvaríos son de tal magnitud que resultan patéticos, y no cesa de superarse a si mismo en cada una de sus manifestaciones. Es muy probable que sea más una carga que un activo para la causa negacionista pero, aun así, sigue mereciendo los favores de la maquinaria de negación.
Su narcisismo es de tal magnitud que hace sospechar de la conexión entre su mente y sus raras dificultades endocrinas en la glándula tiroides, de las que ha sido operado en diversas ocasiones. Se llama Christopher Walter Monckton, y se hace llamar ‘Tercer Vizconde Monckton de Brenchley’ (el bloguero Joseph Romm le llama TVMOB). Aun disponiendo del título hereditario de Lord, el Parlamento británico tuvo que exigirle recientemente por escrito que dejara de afirmar (de una vez) que pertenece a la House of Lords (1), y los servicios jurídicos de Buckingham Palace le instaron formalmente a que dejara de emplear en sus misivas un sucedáneo del logotipo de esta institución, que él había alterado a su antojo (2). Más flagrante todavía es que, en una carta enviada a John McCain, candidato republicano competidor de Obama en 2008, declarara haber recibido ¡el premio Nobel de la Paz! (3).
Dice haber sido asesor de Margaret Thatcher en el asunto climático (4), aunque cuando, en sus memorias, la dama de hierro se refiere a esta cuestión, lo ignora completamente. No lo menciona en las casi mil páginas de historia subjetiva publicadas en 1998 (5), con lo que muy bien podríamos estar frente a una exageración o simplemente una nueva invención del Tercer Vizconde. Es bien sabido que Thatcher fue el primer personaje político de alto rango en aceptar la gravedad del problema climático, allá por 1990 (6). Sin duda hizo más caso de Sir Crispin Tickell, o indirectamente de James Lovelock, que de nuestro Vizconde; estos dos científicos, y también George Guise, fueron muy cercanos a la primera ministra por aquellos tiempos. Thatcher fundó el centro de referencia europeo en cambio climático, el Hadley Center, aunque más tarde resultó influenciada por las felonías del Cato Institute y de la Reason Foundation, poderosos think-tanks ultraliberales de la tendencia libertaria furibundamente antiestatal (7).
Al igual que la inmensa mayoría de los negacionistas, nuestro Vizconde milita en el área muy conservadora del espectro político, en su caso de forma singularmente activa. Pertenece al Partido de la Independencia del Reino Unido, desde luego euroescéptico, pero también fuertemente populista. Es un partido extraparlamentario en su propio país, si bien dispone de 11 asientos en el Parlamento Europeo. Fue Monckton quien llevó personalmente a los tribunales a todo el gobierno británico de John Major por haber firmado el protocolo de políticas sociales incluido en el Tratado de Mastricht. No tuvo éxito en la empresa, pues el recurso que presentó tras su primer fracaso no fue ni siquiera admitido a trámite. Una muestra de su posicionamiento político queda perfectamente reflejado en estas declaraciones:
“Hay que abandonar la Unión Europea, cerrar el 90% de los servicios del gobierno y quitar poder a estos gobiernos ateos y humanistas para entregarlo a las familias y a los individuos.” [énfasis añadido]
¡Y se declara librepensador! (8)
Sus ideas sobre cómo proteger a la población del SIDA retratan a una personalidad mucho más a la derecha de un ultraliberal en lo económico y conservador en lo político. La calificación de su posicionamiento concreto estoy seguro, querido lector, que le vendrá a la mente después de leer lo que escribió en The American Spectator al respecto:
“Sólo hay una manera de detener el SIDA. Hay que examinar a toda la población regularmente y poner en cuarentena todos los portadores. La sangre de todos los miembros de la población debe ser analizada una vez al mes … los que estén infectados, aunque sólo sean portadores, deben ser aislados a la fuerza, inmediatamente, permanentemente.” (9)
¿A que si?
Si además recordamos que, durante la conferencia de Copenhague, calificó de juventudes hitlerianas a los activistas que irrumpieron en una de sus conferencias (10), que había sido organizada bajo la égida de Americans for Prosperity – organización originada en y financiada por los hermanos Koch, promotores a su vez del Tea Party – resultará que sus prisas por felicitar a nuestro José María Aznar por la edición por parte de su think-tank FAES del libro ‘Planeta Azul – No verde’, del checho Václav Klaus, nos sugieren líneas de investigación más inquietantes todavía (11). Por tanto no sorprenderá a nadie que, desde Durban, nuestro Tercer Vizconde haya denunciado a todos los vientos que los agotados ministros de medio ambiente allí reunidos estaban conspirando para establecer un gobierno mundial, socialista por supuesto (12).

El más histriónico de los negacionistas, que emplea fraudulentamente el título de Lord, corrió a felicitar a Aznar cuando presentó el libro de Vaclav Klaus
Nuestro Tercer Vizconde Monckton de Brenchley es también un inventor. En su momento ideó un rompecabezas, al que bautizó como Eternity, y ofreció un millón de euros a quien lo solucionara, cosa que le costó un millón de euros al cabo de 18 meses. Adentrado en el campo de la medicina, el currículo colgado en la web de su partido, donde es calificado como ‘un hombre con muchos talentos’, señala que sus pacientes han sido curados de distintas enfermedades infecciosas, a saber, la gripe y el herpes simple, pero también de la enfermedad de Graves y la esclerosis múltiple. No contento con esto, manifiesta que su primer paciente con SIDA vio retroceder sus virus malignos un 38% en sólo cinco días, sin presentar efectos secundarios (13).
La organización de su propiedad que lleva a cabo tan altos designios se denomina Resurrexi Pharmaceutical (!), aunque sólo se sabe de su existencia a través de esta cita partidaria. Dados todos estos antecedentes, algunos señalan que no falta demasiado para que Monckton of Brenchley se declare sucesor de Jesucristo.
El Tercer Vizconde siempre al ataque
Las fechorías climáticas del Lord son tantas y tan diversas que resultaría aburrido relacionarlas. Lo abarcan prácticamente todo. Monckton, además, es el exponente máximo del que dice una cosa y su contraria al mismo tiempo, a saber, que el CO2 no es el responsable del calentamiento y que si lo es; que en todo caso su influencia es mínima y que, aun cuando sea mayor que eso, los impactos en la población son cerca de nada. Si está ocurriendo algo, desde luego es culpa de la variabilidad natural, en ningún caso producto del empleo de los combustibles fósiles. Defiende que cuanto más CO2 en la atmósfera, mejor para las plantas. Dice mucho más, pero pienso que un licenciado en historia como Monckton haría mejor en dedicar sus esfuerzos a las cuestiones sociales antes que a las ciencias naturales, pues su hinchazón le lleva a enfrentarse con todo el equipo a doctores y catedráticos en climatología de todo el mundo y al mismísimo IPCC en peso. Sin embargo, John Abraham, de la Universidad de Saint Thomas, tuvo la paciencia de examinar, catalogar y responder todas sus falsedades de un modo extremadamente cortés y basado en la literatura científica más consolidada (14,15,16).
La reacción del indomable no se hizo esperar, y resultó seguir las tácticas estándar de la negacionía que conocemos bien en este blog por haberlas sufrido en carne propia (aquí con un estilo más celtibérico que británico): el inversionismo seguido del ataque personal inmisericorde. Inversionismo, pues lo más suave que el Vizconde dijo de los cuidadosos argumentos de Abraham fue que eran libelo, le acusó de emplear afirmaciones ‘deliberadamente tergiversadas de modo flagrante’ sin aportar dato alguno que pudiera soportar tal invectiva, y de emplear argumentos ‘malignamente ad hominem’; y ataque personal (ad hominem) al llamarle ‘mentiroso’, ‘parecido a una serpiente’ (snake-like), ‘gamba cocida’ que habla con un ‘tono nasal irritante’. No contento con esto, Monckton anuncia que procederá contra él en el consejo académico de su facultad. Lo hizo, pidiendo dinero tanto para si como para ‘la asociación estadounidense de la Orden de Malta y su generosa misión en Haití’. La respuesta que recibió, por intermediación de la representación legal de la Universidad, decía así:
“La Universidad de Santo Tomás respeta su derecho al desacuerdo con el profesor Abraham tanto como la Universidad respeta el derecho del profesor Abraham de no estar de acuerdo con usted. Lo que objetamos son sus ataques personales contra el Padre Dease [director del centro] y el profesor Abraham, su lenguaje incendiario y su decisión de desacreditar al Padre Dease, al profesor Abraham y a la Universidad de Santo Tomás.” (17)
Como esto no son más que accidentes en un camino trazado de antemano, sus padrinos le promovieron a un nuevo nivel de notoriedad. Nuestro personaje recibió de la mayoría republicana del Congreso de los Estados Unidos el honor de declarar en sede parlamentaria, precisamente en el Comité sobre Independencia Energética y Calentamiento Global (18). Todos, absolutamente todos sus argumentos fueron rebatidos, pocos meses después, por 21 científicos del mayor rango, lo que dejaron reflejado en un preciso documento de detalle (19).
Poco después, en su segundo tour por Australia, financiado por la industria minera de ese país, Alex Jones, el periodista australiano que en su día desmontó frente a las cámaras a Martin Durkin, el director del reportaje ‘El gran timo del calentamiento global’, le preguntó por John Abraham, a quien respondió calificándolo de ‘pequeño hombre desdichado’. Por cierto que Monckton financió de su propio bolsillo la difusión de ese reportaje, profundamente falso y engañoso, en los colegios británicos.
Ya George Monbiot nos informa de la irrefrenable tendencia del personaje a las amenazas, aunque muy pocas veces se hayan transformado en litigios concretos (20) y en todo caso los ha ido perdiendo. Pero ayer por la mañana me desayuné con el último movimiento espasmódico del Vizconde, del que tuve conocimiento por la vía del negacionista celtibérico de referencia Lois Careaga:
“Lord Monckton emprenderá acciones legales contra el fraude del calentamiento global” (21)
El asunto se refiere al Climategate, normal, pero apunta más alto.
Resulta que la policía británica venía siendo acusada de haber gastado, en dos años de (supuesta) investigación sobre el origen del robo de correos entre científicos, la friolera de $8,843 (22). Las críticas a esta situación parecen haber activado recientemente nuevos movimientos, y la semana pasada los bobbies irrumpieron en la oficina del editor de un web negacionista británico denominado Tallbloke, llevándose sus ordenadores para ser examinados en busca de pistas (23).
Hasta ahí podíamos llegar. Monkton dice que las fuerzas de seguridad hacen esto ¡porque no saben de ciencia! Y se ofrece él, licenciado en historia, a informarles adecuadamente para que persigan a los auténticos promotores del fraude. Pero, al parecer, lo que busca nuestro vistoso personaje es un movimiento viral, de modo que usted y yo le enviemos toda actividad fraudulenta de la ciencia del cambio climático, que él se encargará de hacer llegar a abogados especialistas en lo criminal en cada una de las jurisdicciones de los perpetradores, con la idea de que sean los cuidadanos de la jurisdicción respectiva los que presenten la denuncia (24).
No me diga que no es fuerte. Aquí ya están hablando de denunciar a la Oficina Española de Cambio Climático y a la Agencia Estatal de Meteorología (!) por sus majaderías, aunque sin duda estamos una vez más en presencia de palabras huecas. Por ahora, el enlace al sitio web donde supuestamente usted puede informar del fraude es 404 – Not found.
Entretanto, el personaje va adoptando tácticas propias del activismo con fuerte componente adrenalínico. Durante la conferencia de Durban, y para llamar la atención sobre el hecho de que toda la ciencia oficial está mal y que todo es debido a la variabilidad natural del sistema climático, el Committee for a Constructive Tomorrow (un think tank que, según mis datos, es financiado – por lo menos – por el American Petroleum Institute, ExxonMobil, la Carthage Foundation y la fundación de la familia Scaife-Melon, y que está en la órbita del Competitive Enterprise Institute) organizó un acto singular. Nuestro Christopher Walter Monckton, Tercer Vizconde Monckton de Brenchley… se lanzó en paracaídas.
Para mí que, si sigue a este ritmo, este hombre, un día, se va a pegar un tortazo mayúsculo. Pero eso no ocurrirá mientras tan destacados padrinos consideren que su indudable retórica seductiva sigue siendo útil a la causa. A la causa de proceder contra todos nosotros.
La verdad es que tiene un punto morboso seguir las andanzas de semejante esperpento. Parece la invención de un guionista de comedias de esas con risas grabadas. ¿Seguro que no es un actor?Respecto a su afición de llevar a los tribunales a todo el mundo, está muy desgastado y provoca más irritación que otra cosa. Por eso supongo que pretende que sean los demás los que denuncien.
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Por cierto, insisto, «libertarian» en castellano debe traducirse por ultraliberal. En español de toda la vida, un libertario es un anarquista.
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Es un producto acabado, como lo fue un dinosaurio o un Zeppelin
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¡Huy! Mucho cuidado con los periodistas llamados Jones. Es muy lioso.
Alex Jones es el gordito americano que siempre se exalta sobre la gran conspiración mundial de la ONU, sobre los extraterrestres y qué sé yo; Alan Jones es el odioso australiano, fundador del movimiento ‘Galileo’; Tony Jones es él que tú quieres decir.
Espero no equivocarme…
Confusio, ¿no sabías que Monckton era un actor? Es el mismo tipo que también hace Ali G. y Borat. http://www.youtube.com/watch?v=w833cAs9EN0
Muchas gracias Ferran por poner a disposición del ciudadano este breve resumen sobre el carácter más curioso en toda la negacionía (por no decir uno de los psicópatas más peligrosos del mundo…)
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Gracias a ti por tus siempre oportunas precisiones.
Y por seguirme.
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Osea que el mismo tipo que propuso (ese artículo parece que fue publicado en el 87, en medio de la epidemia del SIDA) encerrar a todo quien tenga VIH y controlar a toda la población en contra de su voluntad… ¿acusa a los climatólogos de nazis y advierte que tratan de establecer un nuevo órden mundial absolutista?
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El problema no es estar loco, sino que esas locuras sean atendidas en tan nobles foros y tengan un impacto paralizador tan penetrante.
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