«Bueno, lo que ustedes hacen me hace llorar por las noches. Ustedes, adultos, dicen que nos quieren. Los desafío: por favor, hagan que sus acciones reflejen sus palabras.» – Severn Suzuki, Environmental Children’s Organization. Rio de Janeiro, 1992
La nueva entrega consecutiva a la intromisión de la negacionía en los correos que se cruzan los científicos en sus deliberaciones, por ella bautizada como climategate II, contiene un elemento diferencial respecto a la fechoría anterior de 2009. En este caso, los piratas muestran un propósito, y simulan obrar con el mismo como justificación. A modo de preámbulo a los centenares de miles de ficheros puestos a disposición del público, declaran:
Cerca de 2.500 millones de personas viven con menos de dos dólares al día … Las naciones deben invertir 37 billones de dólares en tecnologías energéticas de aquí a 2030 para estabilizar las emisiones de gases a niveles sostenibles … La toma de decisiones debe basarse en toda la información disponible, no en hiding the decline.
Con ello pretenden reenfocar el debate climático en unos términos nuevos que, en sí mismos, tienen mucho más sentido que la negación irracional de toda la ciencia climática y de su integridad científica subyacente, por mucho que yo esté convencido de que no van a abandonar, sino que se las apañarán para encontrar motivos para abundar en su línea tradicional. Que este nuevo framing constituya un propósito sincero de los piratas es mucho suponer, pues no sólo su propia condición, por definición, indica métodos tramposos, sino que su insistencia en el dichoso ‘hiding the decline’, cuando ya se ha demostrado mil veces por pasiva (aclaración de los afectados) y por activa (procedimientos incoados, hasta nueve) que no significa ocultación alguna, no es otra cosa que un intento de mantener abiertos cuantos más frentes de combate, mejor.
Intentan una vez más condicionar el debate con la generación de duda sobre si todo el asunto climático está plagado de alarmismo injustificado. Ellos pretenden demostrarlo jugando con las palabras, los contextos y los tiempos en favor de su posición previa, generando confusión entre el público no iniciado en uno de los ejercicios de razonamiento inverso más increíbles que jamás he visto, superior incluso al que el novelista Michael Crichton realizó en su día. Pero el debate intra-intergeneracional que añaden ahora si que tiene sentido, y este es el motivo del texto que sigue. (más…)
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