“Ice on Greenland and Antarctica is already thinning faster than it’s being replaced – and faster than scientists thought it would. We’re now 100 years ahead of schedule«[1] – Richard Alley, paleoclimatólogo, Penn State University (1)
Imágenes de algunas costas españolas según nivel del mar (Sea Level Explorer)
He indicado ya varias veces en este blog, pero lo repito para quien no lo haya leído que la condición de peer-reviewed[2] de un artículo en una publicación científica académica otorga credibilidad de principio, pero no certeza hasta pasado cierto tiempo. Es decir, la condición de peer-reviewed es necesaria, pero no suficiente (2).
El hecho de que un artículo haya sido aceptado por unos revisores supone un control de calidad severo, pero no absoluto. Es imposible que los revisores repliquen los trabajos, con mucho mayor motivo cuando éstos están basados en mediciones de campo. De hecho, el último control se produce cuando se ha publicado, se hace público y, entonces, todo el mundo puede cuestionarlo, no sólo los revisores.
En las revistas del más alto nivel como Science, Nature y Proceedings of the Nacional Academy of Sciences, esto ocurre muy pocas veces, pero ocurre. Este hecho es una anormalidad en el sentido de que es poco frecuente, pero es una normalidad en el sentido de su pertenencia al proceso de avance de la ciencia. Está comúnmente aceptado y, hombre, nadie queda indiferente cuando es objeto de contestación pública razonada después de haber sido visto por todos sus colegas, pero no se hunde el mundo ni es desposeído de sus galones. Lo importante es que, en definitiva, en ciencia, el control de calidad acaba funcionando siempre.
El caso que nos ocupa hoy es flagrante, desesperante. Que lo aprovechen los negacionistas profesionales, pues mire, ya comienzo a estar vacunado. Pero que sean los medios de comunicación, y en particular The Guardian, quienes entren en el juego con esta sinvergüenza, lo siento, me altera. Luego, Ferran, calma, que estás escribiendo una entrada en el blog y no gritándole a la mujer tu indignación tras el descubrimiento.
Me explico. Tres señores (con sede en el Reino Unido, Suiza y la India), encabezados por Mark Siddall, consiguen publicar un artículo en la respetadísima Nature Geoscience. Tras sesudas introducciones, descripciones, etc., acababan concluyendo que el aumento del nivel del mar previsto para 2100 se encuentra en una horquilla de 7 a 82 cm (3). Estamos en julio de 2009. Esto contradecía multitud de trabajos anteriores a esa fecha, que apuntan a un aumento mucho mayor (4, 5, 6) (aunque está en consonancia con el último informe del IPCC, cuyo dato se considera obsoleto como más adelante mostraré).
Así que quienes saben de esto en distintas partes del mundo pero que no eran los revisores, o no lo vieron en su momento, se han dirigido a los autores y a la publicación indicando que hay errores, y cuáles son (7). En buena práctica científica, los autores del artículo original han reconocido (aunque algo tardíamente) los errores y han publicado, en la misma revista, una rectificación. En el argot científico a esto se le llama retraction. O sea, se han retractado. Señalan qué conclusiones siguen creyendo válidas y en cuáles les han demostrado que se habían equivocado (8). Lo han hecho después de que un finlandés y un alemán publicaran en sede formal: Proceedings of the National Academy of Sciences (9).
Dése cuenta de que el error de estos señores era ¡por defecto! Hoy se cree que el nivel del mar será desde luego mucho mayor que la indicada en el último informe del IPCC de 2007 (10) como valor máximo; veremos ahora de cuánto puede llegar a ser. Pero informar adecuadamente sobre esto no parece ser la voluntad de muchos de quienes titulan las noticias en los medios. Por cierto, quien decide los titulares no suele ser el periodista que redacta la noticia, sino el jefe de redacción o el propio director.
¿Qué dice The Guardian, (sólo) aparentemente por boca de David Adam, por lo demás hasta hace bien poco el periódico más riguroso del mundo en información climática? Lo siguiente:
Científicos del clima retiran afirmaciones sobre el aumento del nivel del mar publicadas en una revista
La entradilla redobla la confusión:
Un estudio afirmó en 2009 que el nivel del mar aumentaría a final de siglo en 82 cm. como máximo, pero los autores dicen ahora que la verdadera estimación todavía es desconocida. (11)
Salvo que lea el cuerpo del artículo, que por cierto es muy riguroso, usted queda con la impresión, después de toda la intoxicación recibida con el dichoso climategate y el error y medio en las 3.000 páginas del último informe del IPCC, que los climatólogos no paran de equivocarse. Y que ya lo decía usted que todo esto no puede ser cierto y que, probablemente, usted no se lo cree.
Profundicemos sólo un poco más.
La publicación académica Nature Geoscience: 1) No es lo mismo, en términos de prestigio, que la veterana, y de mucho mayor impacto, Nature, aunque el editor si lo – sólo lleva tres años editándose y Nature tiene más de un siglo; 2) Este trabajo no ha sido (ni será) admitido por el IPCC, pues lo que hace este organismo es, precisamente, revisar de nuevo aquello que haya sido confirmado (por si las moscas) e integrarlo. Desde luego, de cara al próximo informe éste ni tan sólo se lo van a mirar.
Serio error no mediático del IPCC
La predicción de aumento del nivel del mar en el cuarto informe del IPCC ha sido uno de los datos más cuestionados por la comunidad científica. Tanto, que ningún enterado se lo creyó nada más salir publicada. ¿Por qué? Veamos.
El aumento del nivel del mar en un mundo calentándose tiene dos componentes principales: 1) el agua añadida procedente de la fusión de los glaciares terrestres, Groenlandia y Antártica (no del Ártico, que no añade agua al fundirse), y 2) la dilatación térmica por efecto del calentamiento global[3]. De fundirse completamente todo el hielo del planeta, cosa que ha ocurrido ya en su historia geológica, el agua de los glaciares terrestres contribuiría en 0,51 m al nivel del mar, Groenlandia en 7,2 m, la península de Antártica Occidental, la parte más inestable, unos 5 m y la Antártca Oriental 56 m. En total, los océanos tendrían un nivel cerca de 70 m superior al actual (12).
Así pues, un componente principal procede de la fusión de las masas de hielo terrestres. Pero ocurre que la ciencia que debería indicarnos con qué velocidad perderían agua neta esas masas y contribuirían así progresivamente a la elevación del nivel del mar, la glaciología, es una de las menos evolucionadas, por lo menos en este aspecto (13). Esto es así por dos inconvenientes principales. Uno es que, en el proceso de fusión, el agua que se desliza por su base (14), que ejerce un efecto de patín, es muy difícil de conocer. Otro, que la superficie sobre la que se desliza un glaciar es sinuosa, y a menudo está poblada de rocas que hacen que el avance sea muy irregular. Estos movimientos de avance por acumulación de energía son detectados por los sismógrafos, y se han duplicado en los últimos años aunque, en rigor, todavía queda la duda de si podría ser un episodio estacional (15).
A diferencia del tercer informe del IPCC de 2001, que había estimado un aumento del nivel del mar entre 1990 y 2100 con un valor central de 48 cm considerado como la mejor estimación (16), en el cuarto informe de 2007, que integraba trabajos publicados sólo hasta junio de 2006 como muy tarde, el presidente decidió que no quería incorporar la contribución de la dinámica de las masas hielo en la predicción. Así que se quedó solamente con la dilatación térmica debido a un aumento de temperatura relativamente modesto – correspondiente a un escenario de emisiones futuras hoy ya inalcanzable – y, presumiblemente para acallar los lamentos de muchos objetores, el resumen del infome añadió 20 cm así, un poco porque si (17). Si tomamos el valor máximo del escenario peor y añadimos estos 20 cm nos situamos en 79 cm.
Progresos recientes: aceleración
En los últimos años se ha avanzado en la estimación de este parámetro por métodos indirectos tales como acudir a registros paleoclimáticos y ver cómo se comportaron en el pasado, semiempíricos, etc. y, sobretodo, al considerar un escenario de emisiones de gases de efecto invernadero más acorde con la realidad actual, cosa que no hizo el IPCC. Además, se ha podido medir exactamente el crecimiento real hasta ahora producido, que resulta ser superior al estimado. Se observa aceleración, es decir, crecimiento exponencial: mientras que entre 1870 y 2004 aumentó caso un palmo a una velocidad de 1.7 ± 0.3 mm/año (18, 19), desde 1993 a 2005 ha crecido a una velocidad de 3.3 ± 0.4 mm/año (20).

Aumento del nivel del mar. La zona sombreada corresponde a las predicciones del IPCC (Rahmstorf et al, Science, 2007)
En tan breve período de tiempo no pueden sacarse, en rigor, conclusiones definitivas sobre crecimiento acelerado sostenido, pues todavía no se ha resuelto la duda de si ha sido una fluctuación natural o ha habido otros procesos, tales como el nivel residual de influencia de la erupción del volcán Pinatubo de 1991. Las erupciones incrementan temproalmente la fusión de los hielos al oscurecer su superficie con las cenizas que emiten, disminuyendo así la reflectividad solar y forzando un aumento de su temperatura.
Sea como fuere, lo cierto es que el Ártico se funde a mucha mayor velocidad de la esperada (21), también Groenlandia (22, 23), y tanto ésta como la Antártica pierden masa por los laterales (24). La región de Pine Island, la mayor de Antártica Occidental, parece haber superado el punto de no retorno (25). Encima, la Antártica Oriental, que se creía estable, ha comenzado también calentarse y a perder masa (26, 27).

Proyecciones pasadas y futuras del aumento del nivel del mar según la 'Copenhaguen Diagnosis' - Noviembre, 2009 (Pulsar para mayor resolución)
El conocimiento más confiable, hoy por hoy, además de la actualización que algunos autores hicieron, de forma independiente al IPCC, de cara a la conferencia de Copenhague y que se muestra en la figura, parece ser el de las personas que han convencido a Mark Siddall y su equipo del error de cálculo cometido. Se trata de dos de los mejores expertos del mundo en la cuestión, Stefan Rahmstorf y Martin Vermeer, cuyo trabajo ha sido publicado en Proceedings of the Nacional Academy of Sciences en diciembre de 2009 y que ha sido el detonante final de la retracción de Siddall y los suyos:
Así pues, ya no tenemos confianza en nuestras proyecciones [acerca del nivel del mar] para los siglos XX y XXI, y por este motivo los autores retiran los resultados relativos al aumento del nivel del mar desde 1900… Agradecemos a Stefan Rahmstorf y a Martin Vermeer por habernos dado a conocer esta situación. (8)
¿Elegancia?
Las razones de los interpelantes
¿Qué dicen los interpelantes en Proceedings of the Nacional Academy of Sciences que parecen haber convencido a muchos otros de que llevan razón? Nada menos que lo siguiente:
Para escenarios futuros de temperatura global examinados en el Cuarto Informe del Intergovernmental Panel on Climate Change (IPCC) [nuestro trabajo] proyecta un crecimiento del nivel del mar de 75 a 190 cm para el período 1990-2100… Para limitar el crecimiento a 1 m a largo plazo (después de 2100), tal como se ha propuesto recientemente en ámbitos políticos, son necesarias drásticas reducciones de las emisiones. Probablemente tendrían que ser mayores incluso de las necesarias para limitar el aumento de la temperatura a 2 ºC, el objetivo político hoy aceptado por muchos países. Además, nuestro análisis sugiere que estas reducciones, para que sean efectivas, deben de comenzar muy pronto en este siglo. (9)
Estos resultados si que son consistentes con muchos trabajos anteriores.
Pero si usted no está acostumbrado al lenguaje científico es posible que no sienta escalofrío. Pero yo, que si lo estoy, entiendo lo siguiente, basándome en mi convicción de que el objetivo de no superar los +2 ºC es ya virtualmente imposible, debido a la inercia del sistema socio-económico-informativo:
- Dado que las emisiones siguen aumentando (y así la concentración de los gases forzadores del clima en la atmósfera) y éstas, hasta dentro de muchos años, seguirán muy probablemente estando relacionadas con el crecimiento económico que todo el mundo parece desear, tardaremos mucho en comenzar a reducirlas
- El nivel del mar puede haber aumentado, en 2100, mucho más que 2 metros.
Muy bien. Hasta aquí perfecto en lo formal. Pero cuando sabemos que el señor Sidall ha manifestado verbalmente a Climate Feedback, el blog de la revista Nature, que:
No está claro si las proyecciones resultantes reales sobreestiman o subestiman el aumento futuro del nivel del mar (28)
¿No se nos pone la mosca detrás de la oreja? Sabemos de casos en que se han colado artículos en revistas respetadas sólo para aprovechar el efecto de amplificación posterior de la maquinaria amplificadora negacionista, como vimos por ejemplo en el caso de nuestro inefable Richard Lintzen en Geophysical Research Letters (29). Fue pronto drásticamente desautorizado por Kevin Trenberth (30) aunque los autores nunca se retractaron. Vaya vaya…
Este suceso me ha encontrado trabajando en una entrada muy detallada cuya intención era aclarar de forma asequible la evolución científica y el estado actual del conocimiento sobre este importante problema, que entiendo mayor incluso para toda la humanidad que el propio aumento de la temperatura que lo causa. Pero mi admirado colega Jesús Rosino tiene una rigurosa explicación en su blog (31), adonde remito el lector interesado y dejo esta labor para algo más adelante. Para un buen resumen, también, pero en inglés, la revista New Scientist: ‘Aumento del nivel del mar: es peor de lo que usted se cree’ (32), que en el editorial del mismo número señala a sus lectores británicos que es preciso ir preparando las infraestructuras para las grandes inundaciones que se avecinan (33).
Tres observaciones para terminar. La primera es que un metro más es, aunque no lo parezca, un horror. Pronto vendrá un conjunto de entradas sobre los impactos meteorológicos y geológicos que el calentamiento global está provocando y que provocará en el inmediato futuro. Impactos que, si todavía nos dejan indiferentes, es por desconocimiento debido a irresponsabilidad informativa de los medios de comunicación y de los gobiernos. O porque usted, como yo, tiene tendencia a no creérselo. O ambas cosas a la vez. Pues imagínese dos metros.
Fíjese que, si fueran 4 m en 2100, como algunos auguran en privado, el primer metro no tardaría en producirse. No se imagine los 70 metros de un planeta sin hielo porque esto, de ocurrir, queda muy distante en el tiempo, aunque todo es empezar.
Estos cambios son irreversibles, como indica, por ejemplo, la también número uno Susan Solomon, y también en Proceedings of the Nacional Academy of Sciences. Hace sólo un año publicó, sin haber recibido oposición razonable (porque no la hay, pues esto es mucho menos controvertido que metro más metro menos en el nivel del mar):
El cambio climático que está teniendo lugar debido al incremento de la concentración de dióxido de carbono es ampliamente irreversible hasta pasados 1.000 años una vez cesen todas las emsiones … Entre los impactos irreversibles más ilustrativos … se encuentran reducciones de la precipitación y sequías en varias regiones, del tipo comparable a las de la era denominada Dust Bowl[4], y un aumento inexorable del nivel del mar … a lo largo del próximo milenio o más allá. (34)
La segunda observación es que llevo mucho tiempo preguntando, y preguntándome, por los motivos por los que el avance de estas ciencias siempre ofrece resultados a peor. Comienzo a encontrar la respuesta y se la ofreceré, querido lector, tan pronto la tenga bien madura.
La tercera tiene que ver con los negacionistas profesionales. Son tan lerdos, o tan hábiles si atendemos a las recomendaciones de los libros sobre propaganda, que emplean el inversionismo incluso cuando no toca: parecen contentos de una retracción que, en sí, no significa otra cosa que empeorar los impactos, mientras por otro lado siguen sosteniendo que aquí no pasa nada. Entretanto desinforman con el Amazonas, con las medidas de temperatura, con las cosechas de África, y con lo que vendrá.
Lo hacen a sabiendas, estoy convencido. En este blog trato de convencerle también a usted, lo más documentadamente posible.
Gracias por llegar hasta aquí.
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Notas
[1] El hielo de Groenlandia y la Antártida se está derritiendo más deprisa del que se está reponiendo, y más deprisa de lo que los científicos creían que ocurriría. Está ocurriendo 100 años antes de lo previsto
[2]Artículo publicado en una revista académica. Revisado y validado por expertos distintos a los autores
[3] Cuando se hace con todo rigor científico hay algunos otros componentes, pero a nuestros efectos son despreciables
[4] Dust Bowl: El fenómeno de los años 1930 conocido como Dust Bowl fue uno de los peores desastres ecológicos del siglo XX. La sequía afectó a las llanuras y praderas que se extienden desde el Golfo de México hasta Canadá. La sequía se prolongó al menos entre 1932 y 1939, y fue precedida por un largo periodo de precipitaciones por encima de la media. El efecto «dust bowl» (cuenca de polvo) fue provocado por condiciones persistentes de sequía, favorecidas por años de prácticas de manejo del suelo que dejaron al mismo susceptible a las fuerzas del viento … El Dust Bowl multiplicó los efectos en la región de la Gran Depresión y provocó el mayor desplazamiento de población habido en un corto espacio de tiempo en la historia de Estados Unidos (35).