«Hemos de viajar de la razón de la fuerza a la fuerza de la razón.» – Federico Mayor Zaragoza

Llamamiento de ex-altos mandos del Pentágono: El cambio climático está convirtiendo el mundo en un lugar más peligroso (Pulsar para mayor resolución)
Recibido desde una central deslocalizada el argumentario preparado por las agencias PR durante el fin de semana (ellos no paran), la blogosfera negacionista, celtibérica incluida, intentó desautorizar, como está mandado, el llamamiento de 255 científicos estadounidenses publicado hace diez días en Science, y que traduje aquí. Por cierto que acabamos de saber que antes de enviar el texto a Science, cuyo nivel de exigencia de rigor en sus contenidos es, probablemente, insuperable, fue propuesto, sucesivamente, al Wall Street Journal, el New York Times y el Washington Post. Todos ellos les denegaron la publicación, aparentemente no de forma concertada (aunque yo sospecho que si). Tome usted buena nota, por si quedaba alguna duda de la responsabilidad, y culpabilidad, de los medios de comunicación en el devenir del mundo.
En España no tengo noticia de que ningún periódico se haya hecho eco de que, como señalaba el escrito, la ciencia del cambio climático ha sido elevada a teoría, al nivel de la de la evolución o de la relatividad. Cuidado: teoría en el sentido científico y no el coloquial, pues en éste último su connotación es de ‘hipótesis’. No lo han hecho (que yo sepa) a pesar de que me consta que todos reciben semanalmente los comunicados de prensa de Science y tienen acceso libre a sus contenidos, cosa que no ocurre con el común de los mortales. Además, los autores se refieren a Portugal, pero no a España, como uno de los países en los que sus medios se hicieron eco de su llamamiento, una vez aparecido en Science.
(Le sugiero que observe, a partir de ahora, cómo las pocas informaciones de carácter u origen científico que mencionan en estos medios proceden, casi invariablemente, de Nature o de Science, y generalmente aparecen los jueves o los viernes. Van a lo seguro: saben que, si emplean estas fuentes, difícilmente la información será controvertida).
Si uno no quiere creerse las matemáticas que manejan los científicos (los que no usan razonamiento inverso), es decir, no atiende a la fuerza de la razón, tal vez sea más persuasible por la vía inversa, a saber, la militar. Podemos ahora examinar cuál es la actitud de este colectivo en nuestro tema, lo que nos permitirá de nuevo estar atentos a los movimientos de la negacionía.
El pasado 29 de abril, un total de 33 militares retirados de los Estados Unidos, de la más alta graduación (Tenientes Generales y Almirantes), publicaron un anuncio en la prensa de ese país, que reproduzco en la imagen. Entre otras cosas, afirman:
“El cambio climático está amenazando la seguridad de los Estados Unidos. El Pentágono y líderes en seguridad de ambos partidos consideran a la disrupción climática como un “multiplicador de amenazas” – exacerba problemas ya existentes al disminuir la estabilidad, incrementar los conflictos e incubar las condiciones socioeconómicas que favorecen el reclutamiento de terroristas. El Departamento de Estado, el Consejo Nacional de Inteligencia y la CIA están todos de acuerdo en esta cuestión, y se están preparando para futuras amenazas basadas en el clima.” (1) – Texto completo en las referencias
Sin embargo, la preocupación de la milicia por el cambio climático no es nada nueva, ha generado diversos episodios, se remonta a la década de 1970, y hasta podría haber sido anterior. La armada estadounidense fue la primera en darse cuenta, vía submarinos, de que, además de la superficie, el grosor del hielo del Ártico se estaba reduciendo de modo anormal. Ello ocurrió en los años 1980, según nos cuenta el geólogo Jeremy Leggett en su imprescindible libro The Carbon Wars (2), aunque esos datos no han sido integrados completamente hasta ahora (3).
Pero la preocupación del Pentágono por el cambio climático salió a la luz por primera vez en 2003, cuando alguien apodado Yoda, y que parece corresponder a Andrew Marshall (4), se las organizó para que un informe reservado trascendiera a la prensa. Es curioso este Marshall, conocido por ser el padre de la ‘Guerra de las Galaxias’ y cerebro en la sombra de la estrategia militar estadounidense, experto en particular en preveer amenazas futuras (5). Es más sorprendente todavía que haya estado relacionado con el George C. Marshall Institute, creado por Ronald Reagan y organismo que, por aquellos años, era el centro de estrategia mediática negacionista en cambio climático: una vez caído el muro de Berlín, se quedaron sin motivo de propaganda haciendo creer que ese escudo defensivo era técnicamente viable – cosa que negaron insistentemente científicos e ingenieros según ya comenté en esta entrada (6). Se pasaron entonces a la cosa climática, con éxito comparable.
Este informe, titulado ‘Abrupt Climate Change: Thinking the Unthinkable[1]’, no se andaba con chiquitas ni negacionismos, a pesar de que el Comandante en Jefe del Ejército, George W. Bush, no era muy partidario de considerar los peligros de los que alertaban sus subordinados y estaba más pendiente de Irak, Afganistán y lo que denominaba eje del mal. Dado que la segunda obligación del Comandante es proteger a sus soldados (la primera es ganar la guerra), una posible interpretación de esa filtración es considerar que se trataba de una forma de advertirle de que, si no atendía a los peligros en curso, no estaba cumpliendo con su deber. El informe decía:
“¿Puede esto ocurrir realmente? Científicos de la atmósfera, de la tierra y oceanógrafos de algunas de las organizaciones más prestigiosas del mundo han encontrado, durante la pasada década, nueva evidencia que sugiere que la plausibilidad de un cambio climático severo y súbito es superior a aquello a lo que está preparada la mayor parte de la comunidad científica, y tal vez toda la comunidad política. Si ocurriera, este fenómeno trastornaría la tendencia gradual actual del calentamiento global, produciéndose una complejidad climática y pérdida de predictibilidad. Y la evidencia paleoclimática sugiere que un cambio climático súbito de este tipo puede empezar en el futuro próximo.” (7) (énfasis añadido)
La prensa del momento se hizo amplio eco de esta extraña salida de tono del Pentágono, comenzando por la revista Fortune (para muy ricos), que fue la primera destinataria del documento secreto.
“Al igual que con el terrorismo, el riesgo climático, aparentemente remoto, puede golpear antes y más fuerte de lo que nunca hayamos podido imaginar. De hecho, la posibilidad se ha hecho tan real que los planificadores estratégicos del Pentágono están considerando ya esta situación … Por lo menos, algunos líderes federales deberían comenzar a percibir el cambio climático menos como una molestia política y más como un problema que requiere actuación.” (8) (énfasis añadido)
Hoy ya nadie bien informado duda de que con el cambio climático en curso se avecina un episodio súbito, pues así ha sido en la historia climática de la Tierra según sabemos por multitud de fuentes y evidencias, y en particular desde un muy referido artículo publicado en 2003 en Science por 11 científicos y economistas de las más prestigiosas instituciones:
“En el pasado, cuando el sistema Tierra fue sometido a perturbaciones por encima de cierto umbral, se produjeron cambios climáticos severos, súbitos y extensos con consecuencias de orden superior. Aunque los cambios climáticos súbitos pueden ocurrir debido a múltiples motivos, es concebible que el forzamiento humano del cambio climático esté aumentando la probabilidad de fenómenos importantes y súbitos. Si un acontecimiento de este tipo volviera a ocurrir, los impactos económicos y ecológicos serían extensos y potencialmente serios. La impredictibilidad que presentan los modelos sencillos cerca de los umbrales climáticos muestra que las predicciones estarán siempre sometidas a cierto grado de incertidumbre. A la luz de estas incertidumbres, la clase política debe considerar la ampliación de la investigación en cambio climático súbito, la mejora de los sistemas de observación y la toma de acciones destinadas a aumentar la adaptabilidad y la resiliencia de los ecosistemas y las economías … Incluso un forzamiento leve puede disparar un cambio súbito, y este forzamiento puede ser caótico y, por tanto, indetectablemente pequeño. A efectos de los asuntos humanos, la atención debe centrarse especialmente en cambios persistentes que afecten a regiones de área subcontinental o mayor, y para las que ni los ecosistemas ni las economías están preparadas o son incapaces de adaptarse” (9)
Bueno, el cambio no sería no tan súbito como el escenario que plantea la película ‘El día de mañana’, basado en gran medida en ese informe del Pentágono que, por cierto, estaba muy bien fundamentado científicamente: no en vano, el año anterior la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos había editado un largo informe que, bajo el título Abrupt Climate Change: Inevitable Surprises[2], si hablaba de tiempos e intensidades:
“Evidencia científica reciente muestra que grandes cambios climáticos se han producido con una velocidad extraordinaria. Por ejemplo, alrededor de la mitad del calentamiento del Atlántico norte desde la última edad de hielo se alcanzó en sólo una década, y fue acompañado de cambios climáticos significativos a lo ancho de todo el globo. Fenómenos similares, incluyendo incrementos locales, tan elevados como de +16 ºC, han ocurrido repetidamente durante la entrada y la salida de la última era glacial.” (10)
Así que, salvo la velocidad de cambio[3], la película muestra correctamente una de las situaciones verosímiles del cambio climático en curso. Este film, y el documental de Al Gore ‘Una Verdad Incómoda’ han constituido, hasta la fecha, los dos hitos mediáticos más importantes para hacer saber a la población la necesidad de tomar cartas activas en el asunto.
De modo que los militares están muy preocupados. Pero tampoco es la primera vez que manifestaran su inquietud pues, aunque de forma mucho menos sonora, ya en 1977 encargaron un informe al Comité Jason[4], que resultó también inequívoco (11), según describimos en esta entrada y nos cuenta la historiadora de la ciencia Naomi Oreskes, de la Universidad de California:
“Ya en la primera página los Jason predijeron que los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera se habrían duplicado respecto a los niveles preindustriales alrededor de 2035. Hoy se cree que esto ocurrirá en alrededor de 2050. Sugirieron que esta duplicación comportaría un incremento medio del calentamiento en todo el planeta de 2-3 ºC. De nuevo, esto es exactamente lo que se considera ahora. Advirtieron que las regiones polares podrían calentarse mucho más que el promedio, tal vez 10 ºC o 12 ºC. Esta predicción ya se ha convertido en una realidad (12).”
Vamos a ver cuán preocupados están ahora. En 2007, el comité militar del consejo general de un centro denominado CNA Corporation emitió un informe bajo el título National Security and the Threat of Climate Change[5]. Firmado por almirantes, vicealmirantes, lugartenientes y generales (naturalmente, retirados), decía:
“La naturaleza y el ritmo de los cambios climáticos que se están observando hoy y las consecuencias anticipadas por la opinión científica consensuada son graves y plantean asimismo implicaciones graves para nuestra seguridad nacional … El cambio climático puede actuar como multiplicador de amenazas de estabilidad en algunas de las regiones más volátiles del mundo. En consecuencia, es apropiado comenzar ahora a ayudar a mitigar la seguridad de algunos de estos desafíos emergentes. La decisión de actuar debe tomarse pronto a efectos de planificar de forma prudente la seguridad nacional. Los riesgos crecientes del cambio climático deberían ser abordados ahora, pues es casi seguro que van a ir a peor si nos retrasamos.” (13)
Más contundente es la afirmación de metáfora economicista realizada por el general Anthony C. Zinni, un marine retirado que llegó a ser nada menos que Comandante en Jefe del Mando Central del Pentágono (CENTCOM):
“Pagaremos por esto de una forma o de otra. Pagaremos reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero hoy, y tendremos un impacto económico de algún tipo. O bien pagaremos este precio más adelante en términos militares. Y esto va a suponer la pérdida de vidas humanas. Vamos a pagar un peaje humano … No hay forma de solucionar esto sin costes reales. Esto va a golpearnos en nuestra propia casa.” (14)

Documento empleado en los 'juegos de guerra' climáticos entre la National Defense University y el Pentágono
En agosto de 2009, el New York Times informaba de los trabajos entre la National Defense University y el Pentágono, con el fin de incorporar el cambio climático a la planificación estratégica militar de los Estados Unidos. Jeff Tollerson, periodista de Nature, participó en un ‘juego de guerra climática’ en el Center for New American Security[6] donde, entre otras diversiones, se concluyó que:
“Dentro de los próximos 20 o 30 años, regiones vulnerables, en particular el África subsahariana, Medio Oriente y el sur y sureste de Asia tendrán que afrontar la perspectiva de escaseces alimentarias, crisis de agua potable e inundaciones catastróficas activadas por el cambio climático que podrían demandar a los Estados Unidos la asistencia humanitaria o la respuesta militar … ‘Se hace todo muy complicado, y muy deprisa’, dijo Amanda J. Dory, asistente del secretario de defensa estratégica…” (15)
Sólo dos meses más tarde, militares en activo de los cinco continentes realizaron, a iniciativa del Institute for Environmental Security[7]un llamamiento simultáneo en Washington, Bruselas, Dhaka, Georgetown, Londres, Nueva Delhi y La Haya, donde manifestaban que:
“Incremental y, a veces, súbito, el cambio climático produce una magnitud inaudita de miseria humana, pérdida de biodiversidad y daño a las infraestructuras con sus consiguientes implicaciones para la seguridad, que deben ser tomadas en consideración con urgencia.” (16)
Ya estamos en el pasado mes de febrero. La Quadrennial Defense Review, editada por el Departamento de Defensa, emite un informe de 128 páginas. Tras describir el tipo de catástrofes físicas y humanitarias que se avecinan, el informe manifiesta su intención de cooperar con los ejércitos de aquellos países en los que esta institución es la única que puede responder a una catástrofe climática. Leemos, además que:
“Los cambios relacionados con el clima ya se están observando en todas las regiones del mundo, incluidos los Estados Unidos y sus aguas costeras. Entre estos cambios físicos se encuentran lluvias torrenciales, aumento de la temperatura y del nivel del mar, glaciares en rápido retroceso, fusión del permafrost, alargamiento de la temporada de crecimiento de la vegetación, alargamiento de la temporada libre de hielo en los océanos y en los lagos y ríos, derretimiento temprano de las nieves y alteraciones en el caudal de los ríos. Informes realizados por la comunidad de inteligencia indican que el cambio climático puede inducir impactos geopolíticos en todo el mundo, contribuyendo así a la pobreza, la degradación medioambiental y el debilitamiento adicional de gobiernos frágiles. El cambio climático contribuirá a la escasez de alimentos y de agua potable, aumentará la extensión de las enfermedades y puede disparar o exacerbar migraciones en masa. Si bien el cambio climático, por si mismo, no es causa de conflicto, puede actuar como acelerante de inestabilidades o conflictos, situando la carga de la respuesta en las distintas instituciones civiles y militares de todo el mundo.” (17)
Con respecto a este informe se menciona la decisiva intervención de Hillary Clinton para que el documento incluyera además una automención: el propio ejército también debe reducir sus emisiones (18), estimadas en alrededor del 1% del total mundial. Esto sólo en mantenimiento, excluyendo las acciones de combate.
Lo de la inteligencia viene, sin duda, de lejos. Pero más cerca, en el ocaso de la era Bush, la CIA tomó cartas públicas en el asunto. Así, fue constituido, en el seno de la agencia de espionaje y otras tropelías, el Center on Climate Change and National Security[8], cuya misión, según declaró la nota de prensa emitida en ocasión de su constitución (19), no es la investigación científica: uno puede sospechar que se dedican a la otra investigación, la de todo lo demás. Sus actividades se refieren a:
“Los impactos en la seguridad del cambio climático [son] debidos a fenómenos de desertificación, aumento del nivel del mar, desplazamientos de población y la competencia agudizada por los recursos naturales. El Centro ofrecerá soporte a la clase política en sus negociaciones y en la implantación y verificación de los acuerdos internacionales sobre cuestiones medioambientales. Se trata de algo que la CIA ha venido haciendo desde hace años.” (18) (énfasis añadido)
De modo que Obama era ilustrado también por la CIA en sus negociaciones en Copenhague, y en su ardua lucha para hacer aprobar por su parlamento una suave ley de control de emisiones. El director del centro, Leon Panetta, manifiesta que “La clase política necesita información y análisis sobre los impactos del cambio climático en la seguridad. La CIA está bien posicionada para suministrar esta inteligencia”. Por si había alguna duda.
Finalmente, hace pocas semanas se ha producido el llamamiento comentado al principio del texto. A ver si con esta preocupación militar la negacionía tiene la osadía de seguir simulando que cree que aquí no pasa nada.
Examinar referencias
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La élite científica militar y el primer ‘consenso’ científico sobre cambio climático
Advertencias y llamamientos públicos
Notas
[1] Cambio climático súbito: Imaginando lo impensable
[2] Cambio climático súbito: Sorpresas inevitables
[3] Probablemente, la intensidad del frio en el hemisferio norte que presenta la película no sería tampoco tan intensa, pero si tendría un carácter disruptivo de sociedades y economías
[3] Comité científico de élite a disposición del Pentágono y de la Casa Blanca, hijo de los científicos del proyecto Manhattan (bomba atómica sobre Hiroshima y Nagasaki). Mayor información aquí.
[5] Seguridad nacional y la amenaza del cambio climático
[6] Centro para la Nueva Seguridad de los Estados Unidos
[7] Instituto de Seguridad Medioambiental
[8] Centro sobre Cambio Climático y Seguridad Nacional
Dintre de la meva ignorància sobre el tema, ho he trobat genial. Aquest blog mereix la màxima puntuació i atenció.
La gent que està en el cim hauria de llegir els teus coneixements, aprendre d’ells i deixar enrere la negació.
Una salutació cordial.
Ninona.
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Gràcies, Ninona. Com saps, el meu objectiu és arribar-hi. Crec que ho vaig aconseguint, però encara parcialment. Acabo de sentir per la ràdio que parlen d'»emergència nacional». Però es refereixen només a l’economia. El curt-terminisme ho abarca tot.
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