En cuestión de clima es importante, y mucho, la velocidad a la que se producen las emisiones, que es ahora centenares o miles de veces superior a la que, en otros tiempos geológicos, ha ido aumentando la concentración de gases de efecto invernadero por efecto de la respuesta de la biosfera a la posición relativa de la Tierra respecto al sol. Pero, dado el enorme tiempo de residencia del CO2 en la atmósfera, es más importante todavía la cantidad total de carbono emitida a lo largo de la historia. Superado cierto umbral durante demasiado tiempo, el sistema climático cambia de estado. Que ese umbral se ha superado ya está bien establecido científicamente, pero que haya durado ya demasiado es algo que no sabemos con la precisión deseable, lo que nos deja espacio para la esperanza que todos queremos abrigar a propósito de las sucesivas cumbres del clima.
Uno puede pues cruzar los dedos y negociar con los demás distintas posibilidades, entre las que se encuentra la de ir apuntalando derecho internacional al respecto y, entretanto, aplazar las acciones de mitigación necesarias para más adelante. Éstas comenzarían una vez que, eventualmente, se hubiera construido el edificio jurídico. Sin embargo, no es posible negociar ni establecer compromisos con las leyes de la física. Dado que los fenómenos de la naturaleza (y muchos de la economía) son exponenciales, es inevitable que llegue un momento en que el ritmo de reducción de emisiones físicamente necesario, y su coste asociado, sean tan insoportables, que haya que elegir entre un colapso económico-social-climático light del presente y uno económico-social-climático hard del futuro. Podría entonces ocurrir que quienes en esa disyuntiva abogaran por primar al presente frente al futuro esgrimieran, entonces si, motivos éticos razonables, y por tanto atendibles, en favor de su posición. Esa situación si sería, verdaderamente, el fin de los tiempos.
Lo que el cielo une, el suelo lo divide
Después de más de veinte años de marear la perdiz, nuestra necesidad psicológica de creer que todavía hay solución factible nos lleva a celebrar la existencia de un acuerdo en Durban que dice que dentro de cuatro años habrá que tener un acuerdo que entrará en vigor dentro de nueve, cuando sabemos que otras veces se ha empleado la misma fórmula (por ejemplo, Copenhague 2009 era un límite establecido en Bali 2007) y no resultó operativa.

Las negras ya iban perdiendo, pero la bandera les cayó una décima de segundo antes que al adversario
Conviene además fijarse en los detalles de la foto final, para ver en qué dirección se avanza en lo concreto. En Durban ha quedado establecido que:
- Tres países mayores (Canadá, Japón y Rusia) se salen del protocolo de Kioto sin resultar obligados en ninguna medida, ni pagar penalización alguna por ello. Opt-out, contemplado en el protocolo, y gratis.
- El nivel de ambición comprometido en Copenhague, y por todos aceptado como insuficiente cuando se examina globalmente, no ha avanzado en absoluto. De cumplirse los objetivos autoasumidos por cada país, ello nos conduce directamente a un mundo con una temperatura media de alrededor de 4 ºC superior a la preindustrial. De no cumplirse, a mucho más.
- Los compromisos (voluntarios) de reducción de emisiones actualmente vigentes son sensiblemente más restrictivos (en porcentaje) para los países en desarrollo que para los desarrollados.
- El marcaje al que se somete a los países en desarrollo (contabilización, vigilancia e información) no tiene su equivalente en los países desarrollados.
- Se produce un corrimiento en la distribución de responsabilidades: la responsabilidad histórica desaparece de los textos y las ‘responsabilidades comunes pero diferenciadas’ quedan desatendidas.
- Las acciones de financiación de la adaptación dominan el acuerdo final frente a las de mitigación.
- Triunfa la creación de nuevos mercados, pero en ningún caso resultan guiados por objetivos u obligaciones que redunden en una reducción de emisiones.
- Los países en desarrollo parecen aceptar el acuerdo sólo en la medida de que los mecanismos de desarrollo limpio de Kioto (que ahora procederán de un menor número de países) seguirán suponiendo la llegada de fondos, que contribuyen a su mejora económica, de los que carecerían si se opusieran al documento final.
- Los países en desarrollo almacenarán CO2 bajo su tierra, convirtiéndose así en el patio trasero de las emisiones de los desarrollados. Sin embargo, esta tecnología no está madura, algunos proyectos piloto se están abandonando y las dudas de que llegue a ser técnicamente viable alguna vez para conseguir un nivel de mitigación significativo son muy razonables. Por no hablar de la eventual aceptación social a enterrar algo mucho más peligroso que los residuos nucleares, pues su tiempo de vida medio es infinito.
- EE.UU ha sido el único país que, en su última declaración a la Asamblea la pasada madrugada, ha aceptado el documento final sin manifestar objeción alguna.

El mundo 4 ºC más caliente, alrededor de 2050, según New Scientist, 25/02/2009. La vida en comunidad sólo es posible en las zonas verdes y oasis oocasionales - Pulsar para mayor información
Se presenta ahora como un éxito europeo el disponer de una hoja de ruta hacia un acuerdo vinculante para todos que no se sabe de qué forma va a vincular a quién, en qué medida ni en qué momento, ni qué va a ocurrir con quienes no lo cumplan o, como han hecho ahora algunos países, se descuelguen del acuerdo cuando les de la gana. Podría ser que acabara vinculando legalmente la perspectiva de un mundo a +4 ºC, lo que resultaría enormemente cínico.
Seguimos discutiendo sobre los principios y acordando referirnos en el futuro a palabras cuidadosamente estudiadas en el presente para que cada cual haga después con ellas lo que le plazca. Los países pobres, que han denunciado en el plenario haber sufrido amenazas económicas por los pasillos si no aceptaban el acuerdo, han resultado así divididos, han tenido que agachar la cabeza, y habrán vuelto a sus países ya climáticamente alterados con la promesa de algunas monedas en el futuro.
No han importado, más allá de declaraciones minoritarias, los avances científicos de los últimos años, que establecen la necesidad de una reducción inmediata, a un ritmo de 6% al año [ver: Qué es lo que realmente habría que hacer] (en realidad aumentaron en 2010 un 5,9%, cifra récord), ni nadie ha recordado tampoco qué significa un mundo 2 ºC más caliente a mitad de siglo [ver: Cómo sería un mundo +2 ºC más caliente], y no digamos ya la extinción masiva resultante de los +4 ºC. ¿El motivo? Hacer lo necesario significaría, nada más ni nada menos, que cambiar el mundo en sus estructuras de poder e, incluso, alterar los valores morales dominantes de manera fundamental. A esto solo parece estar dispuesta, si acaso, una parte de la juventud. Pero desde luego no ocurrirá nunca en una reunión de bienintencionados ministros de medio ambiente y secretarias de estado de todo el mundo. No ha ocurrido ni cuando asistieron primeros ministros, caso de Copenhague 2009.
Alternativas en marcha
Dado pues que la UNFCCC, siendo necesaria, no es suficiente, es preciso formular alternativas. Acabo de oir por la radio a Luis Balairón, el referente climático del PP, decir que las personas que han participado en el proceso están ahí simplemente para cobrar de los erarios públicos, y que ése no es el foro adecuado. Sería interesante conocer cuál es para este hombre el foro correcto. Tenemos ya alguna pista. En un reciente artículo de El País, firmado por peones de la industria energética (Acciona, Gas Natural Fenosa, Iberdrola, Banco de Santander, Universidad Pontificia…), los autores abogan por un marco de negociación exterior a Naciones Unidas, en lo que denominan acuerdos realistas ‘a pequeña escala’. Dicen los autores, apelando al pragmatismo:
¿Para qué complicar una negociación a cinco [se refieren a los grandes emisores] incorporando decenas de países sin apenas fuerza política y nula contribución al problema pero con capacidad de entorpecer el proceso?
La falta de empatía y pérdida de sentido de la realidad de esta gente es clamorosa. Ellos ven a USA y a la India como equivalentes, cuando en realidad las emisiones de un indio son menos de la décima parte que las de un estadounidense, además de muy comparables a las de China cuando se evalúan por consumo y no por producción. Y ven al resto del mundo como perfectamente prescindible.
Los próximos movimientos del poder establecido intentarán la creación de foros distintos a la Convención Marco de Naciones Unidas. Se trata de que los paises ahora más afectados por el cambio climático no molesten con sus exigencias de responsabilidad, reparación y asistencia. Europa y EE.UU. ya han intentado llevar el asunto climático al Consejo de Seguridad, a lo que se opusieron los países BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica).
Llamamiento a los jóvenes
Esto es lo que tenemos ahora. De modo que jóvenes del mundo, por favor, honrad el llamamiento de Anjali Appadurai y haced que sea cierto que 2011 es el año en que os habéis dado cuenta de la traición y el desprecio vital con que os tratamos las generaciones anteriores, seamos o no conscientes de ello. No esperéis a 2015, pues será ya demasiado tarde y, encima, habréis crecido, con los riesgos que vamos viendo que eso implica para todos.
Me permito (por hoy) sugerir (sólo) algunos caminos:
- Haced que el conocimiento sea la medida de la emancipación. Generad una alianza activa entre la comunidad científica, los comunicadores y, eventualmente, los medios de comunicación. Activad, y exigid, la participación pública de los científicos naturales, pero también de los de cualquier otra especialidad. Promoved especialmente la activación de sociólogos, antropólogos, filósofos y, en general, de todos los científicos sociales – excluyendo por supuesto a los economistas ortodoxos que nos han llevado hasta aquí. Toda la Universidad debería dar un paso adelante y liderar el proceso.
- La unidad es la mejor medida de la eficacia. Promoved que todas las organizaciones ecologistas y equivalentes establezcan una alianza fuerte entre si (mejor si se unen orgánicamente) bajo la declaración del cambio climático como el problema medioambiental número uno, y virtualmente exclusivo, al que todas las demás cuestiones resultan subordinadas. Hay demasiados grupos, demasiado dispersos en influencia y objetivos, lo que les resta fuerza y soporte popular.
- Emplead todos los instrumentos disponibles. Por ejemplo, convenced a los movimientos populares tipo 15M, occupy, etc., de la importancia capital, y primordial, del problema climático. No ya para sus descendientes, sino para sí mismos. Estos movimientos, hoy la única esperanza activista con algún futuro, no parecen suficientemente sensibilizados por la cuestión. El cambio climático debería ser incluido en lugar destacado de la lista de sus preocupaciones.
Paralelamente es imprescindible ir diseñando, divulgando, y ejerciendo, una nueva ética de la convivencia, desde la individual hasta la mundial, que resulte inclusiva y sólida. Tened por seguro que muchos mayores estaremos (estamos) con vosotros y, si os articuláis bien, muchos más se apuntarán al carro.
No podemos esperar a 2015. No estamos negociando en términos de acuerdos políticos o comerciales, que pueden esperar su momento. Estamos tratando con el sistema climático, que no participa en las convenciones.
Hay que hacerlo ahora. Ya.
Gracias, Ferrán, por tu resumen. Un artículo esclarecedor en medio de tanta distorsión de los mass media.
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Muchas gracias Ferrán, yo también estuve siguiendo la cumbre de Durban y me siento decepcionada y frustrada, aunque no me rindo. Estoy de acuerdo con las alternativas que propones, y quería decirte a ti y a los que leen el blog que ya nos hemos puesto manos a la obra las organizaciones sociales (ecologistas, consumidores, ONGs de desarrollo, asociaciones científicas, sindicatos) y henos creado COALICIÓN CLIMA. Para mas información y nuestra posición para la cumbre de Durban consultar http://www.coalicionclima.es/
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Gracias, Mar y Antonio, por seguirme.
Un fuerte abrazo.
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Notable. Felicidades.
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Gracias por tu exigencia.
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