A propósito de la ola de calor que azota a Rusia y cuyos devastadores efectos han llegado a obligar a los diez millones de moscovitas a vestir mascarillas, y otras catástrofes parecidas en todo el mundo en lo que va de año, algunos lectores me preguntan si estos hechos son manifestaciones del cambio climático. Dicho de otro modo, si debemos culpar a la quema de combustibles fósiles de las severas inundaciones de Pakistán y Estados Unidos, o de las olas de calor que han afectado al este de los Estados Unidos, al Oriente Medio (temperaturas récord superiores a 52 ºC en junio) y África y ahora a Rusia. Medvédev dice que cree estar en Egipto en lugar de en Rusia, y Putin ha dicho que si, que es el cambio climático.
Pero la respuesta es si y no. Veamos.
Suelo aconsejar a los comunicadores que no efectúen una relación causal directa. De no estar teniendo lugar el cambio climático nada nos asegura que la variabilidad natural del clima no pueda producir una ola de calor, un huracán como el Katrina o el Nagris en Mianmar (antes Birmania), este último mucho más devastador que el primero, precipitaciones extremas con grave daño para bienes y personas o sequías prolongadas. La cuestión está en los detalles. De modo que aconsejo un texto similar al siguiente:
“… este fenómeno es consistente con las expectativas científicas relativas al cambio climático, que predicen un incremento sostenido de la frecuencia e intensidad de fenómenos meteorológicos extremos.”
Pero lo que desde luego no es de recibo, y resulta irritante, es que los medios no mencionen nunca el cambio climático como posible causa subyacente a estos fenómenos.
[Actualización 09/08/2010 : El País lo menciona hoy, pero como si no lo hiciera]
Vayamos a los detalles. Pero antes démonos cuenta de una cuestión importante. El clima de la Tierra tiene ahora dos componentes: la variabilidad natural y el forzamiento antropogénico. Hay dos factores principales de la variabilidad natural: la intensidad solar y la corriente oceánica “El Niño”, del Pacífico Sur, entre Perú e Indonesia. La primera se produce en un ciclo de 11 años. La segunda no tiene un ciclo regular, sino que varía entre 7 y 11 años, y su duración no suele superar los 12 meses. En la fase de “El Niño”, la temperatura medida es siempre unas décimas mayor.
Pues bien. Ahora acabamos de salir de un “Niño” (y por tanto entrado en “La Niña”, que es la misma corriente, pero en dirección opuesta). Por ahí no podemos buscar. ¿Y el sol? ¡Está casi en el mínimo! De modo que el sol está ahora ‘enfriando’ respecto al promedio. Entonces, la notable devastación de este año en inundaciones, olas de calor y nevadas inusuales ¿es el cambio climático o no?
La temperatura media de la Tierra ha aumentado casi 1 ºC desde la era preindustrial. Puede parecer poco (por eso, probablemente, usted se cree poco lo del cambio climático). Pero es muchísimo, pues la última vez que eso se produjo fue hace nada menos que unos 130.000 años, en el penúltimo interglacial (1). El promedio de la primera mitad del año 2010 ha registrado el récord de temperatura jamás medido, y todo apunta a que el presente año puede acabar siendo el récord absoluto, según indiqué aquí. Debido a este aumento de la temperatura, la evaporación es a su vez mayor, de modo que la atmósfera contiene ahora un 4% de vapor de agua más que antes, y por encima de los océanos está aumentando a razón de algo menos de medio litro por metro cuadrado cada década (2).

Evolución exponencial del aumento de la temperatura
Recordemos además que estos procesos tienen evolución exponencial, como puede verse en la figura respecto a la temperatura. Entretanto, la concentración atmosférica de CO2 es ahora de 392 ppm (partes por millón), cuando antes de 1750 era de 280 ppm. Puede parecer poco, pero la atmósfera no conoce este nivel de concentración de dióxido de carbono desde hace 15 millones de años (3).
Ocurre además que las características dinámicas del sistema climático de la Tierra son tales que una de las respuestas del mismo consiste no ya en la intensificación del ciclo hidrológico, sino en su tendencia a los extremos, que a medio plazo será más acusada, y con una distribución territorial bastante bien conocida. De modo que la probabilidad de sequías más duraderas aumenta, y aumenta a su vez la probabilidad de lluvias torrenciales. Con respecto a las nevadas, remito al lector a la entrada publicada con ocasión de las que afectaron a Catalunya el pasado mes de marzo.
Desde el punto de vista científico, el problema de la atribución respecto a un fenómeno extremo se enfoca desde una perspectica epidemiológica. Se trata de comparar la probabilidad del fenómeno atribuible, con la ocurrencia del fenómeno en si mismo. La dificultad reside en que tanto el cálculo del riesgo en exceso como la amplitud del forzamiento contienen, a escala regional, un margen de incertidumbre no despreciable, y eso hace que la fracción de riesgo atribuible al forzamiento externo sea un valor probabilístico. Luego aún cuando se pueda dar un valor, incluso elevado, siempre existe la probabilidad complementaria, es decir, la de que no pueda ser atribuido (4).
En el caso de la ola de calor que azotó a Europa en 2003 ya se señaló en la literatura científica que se traba de un aviso de lo que estaba por llegar (5). Hacía (por lo menos) 500 años que no se producía (6), y se llevó 70.000 vidas por delante (7). En 2006 se repitió algo similar en Europa central y oriental. Nada extraño: algunos informes indican que, en la década de 2020, uno de cada dos veranos será como ése (8). No es nada porque, para las próximas cuatro décadas, la probabilidad de olas de calor se habrá multiplicado por 100 (9). Pondremos más fuerte el aire acondicionado. Pero ¿y las cosechas? Cuando llueva ¿lloverá bien?
Como no quiero hacer muy larga esta entrada, valga la declaración conjunta al respecto de la agencia meteorológica británica (Met Office), el Natural Environment Research Council y la mismísima Royal Society, del pasado noviembre:
El Reino Unido se enfrenta a un cambio climático peligroso, afirmación sostenida por el mejor conocimiento científico mundial (world-class) … Esperamos que los peores impactos del cambio climático se produzcan cuando la variabilidad natural resulte exacerbada por el calentamiento global a largo plazo, de modo que incluso muy pequeños cambios en la temperatura pueden producir efectos dañinos a escala local y regional. Con cada año que pasa crece la evidencia de que ya se están produciendo climas y fenómenos meteorológicos perjudiciales … y que comienzan a afectar a la sociedad y a los ecosistemas. Esto incluye: En el Reino Unido, precipitaciones diurnas más fuertes, con inundaciones como las que se produjeron en el verano de 2007; riesgo creciente de olas de calor como las de 2003 en el Reino Unido y en Europa. En el mundo, incidencia creciente de fenómenos meteorológicos extremos con daños sin precedentes a la sociedad y las infraestructuras. La temporada de tifones en el sureste asiático de este año [2009] ha sido desacostumbradamente destructiva y, si bien no es fácil atribuirla directamente al cambio global, ilustra la vulnerabilidad frente a estos sucesos; … sequías persistentes, que conducen a tensiones en la disponibilidad de agua potable y alimentos; y la creciente incidencia de incendios forestales en las regiones donde la predicción indica reducciones en la lluviosidad, como en el oeste de Australia y el Mediterráneo … En ausencia de acciones para mitigar el cambio climático, podemos esperar cambios mucho más importantes que los que hemos presenciado hasta la fecha (10).
El populista Putin no es ningún inocente en el asunto climático, y su comportamiento respecto al mismo se diferencia muy poco, en la práctica, del de George W. Bush, aunque el grifo ruso acciona principalmente tuberías de gas natural, con las que coacciona a sus vecinos y a una parte de Europa. De modo que oírle decir que esto no ha ocurrido nunca en la vida ni en la historia puede ser una forma de justificar la comprensible medida de cortar en seco las exportaciones de grano hasta fin de año, cuyas cosechas están siendo afectadas por la sequía y el fuego.
¿Aumentará el precio del pan o del pollo en todo el mundo? Por ahora, sin tener en cuenta esta acción rusa y sólo con la sequía del hemisferio norte de este año, el New York Times señala que el precio del trigo ha aumentado en un 90% debido a la sequía en Rusia, Ucrania, Kazakhstan y zonas de la Unión Europea, y por las inundaciones en el Canadá (11).
Y es que cuando se dice que el cambio climático es muy peligroso no se está haciendo alarmismo, sino haciendo sonar la alarma. Las cosas son como son. Los fenómenos sistémicos se producen en cadena. Nuestra civilización está preparada para una temperatura del planeta menor. Cuando varía, todo cambia. Todo.
A ver qué ocurre cuando vuelva el niño y, encima, el sol esté en su máximo.
Procuraré no entrar en las condiciones negativas de la política de comentarios.
Creo, en mi humilde opinión, que es muy importante que salgan estos temas a la palestra tal como usted lo ha hecho.
Porque el panorama tan desalentador que nos espera, es para ponerse a pensar un poco y tratar de que no le hagamos todavía más daño al planeta que nos contiene a todos.
Las imágenes de satélite de Rusia, son impresionantes.
Un saludo
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Eres siempre bienvenida, María.
Démonos cuenta que, según se dice, está ardiendo una superficie equivalente a Portugal. Si eso fuera así, la cantidad de dióxido de carbono vertida a la atmósfera sería impresionante. Es la retroalimentación positiva.
Gracias por tu comentario.
Ferran
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La verdad es que tenía la idea de que habría un balance global de CO2 por emisiones en los incendios y absorciones por la masa vegetal, pero revisando ahora la literatura, los incendios son un feedback.
He llegado a este artículo reciente
Haz clic para acceder a Fire-in-Earth-System-Science-2009Apr24.pdf
que estima que alrededor de un 20% de la fuerza radiativa desde la revolución industrial podría ser debido a la desforestación provocada por incendios.
Interesante post Ferran.
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Hola Pedro J.,
Si es una realimentación positiva. Precisamente uno de los ‘tipping elements‘ del sistema climático es la selva amazónica, cerca de la mitad de la cual es muy vulnerable al fuego. De producirse Marc Lynas habla de un incendio forestal de proporciones dantescas. Si la precipitación disminuyera ahí por debajo de 1100 mm/año, supuestamente con una temperatura media de la Tierra entre 3 y 5 ºC, se produciría ese incendio imparable.
Voy a mirar la extensión de Portugal y compararla con la de la amazonia…
También tiene muy buen aspecto el paper que me mandas, que no conocía. Voy a leerlo ahora.
¡Gracias!
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Buenoooo… Selva amazónica: 5,5 x10^6 Km^2 – Portugal: 92.000. Menos de un 2%. Y debe tener bastante menos carbono.
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La prensa parece tener mucho miedo de contar verdades parciales. Pero decir que los científicos llevan décadas diciendo que estos fenómenos ocurrirán más frecuente y vigorosamente no es mentir!
Pero hay más:
‘A few years ago I asked a top editor at CNN why, given the increasing proportion of news budgets dedicated to extreme weather, they did not make this connection. He told me, “We did. Once.” But it triggered a barrage of complaints from oil companies and automakers who threatened to withdraw all their ads from CNN if the network continued to connect weather extremes to global warming. Basically the industry intimidated CNN into dropping the one connection to which the average viewer could most easily relate.’
Ross Gelbspan
http://www.heatisonline.org/contentserver/objecthandlers/index.cfm?id=7743&method=full
Es desesperante.
Ni. Una. Sola. Palabra.
Como dice – irónicamente – Joseph Romm: «todo esto no más que la mayor coincidencia de la historia».
Estamos fritos.
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«la respuesta es si y no»
Vaya, Ferran, esa respuesta abarca la mayoría de las posibilidades. ;-)
A mí lo que me preocupa no es el calentamiento global sino algo que denunciaba Manuel Toharia hace unos meses en una charla impartida en Valencia: que ya somos unos siete mil millones de «monos listos» sobre la Tierra y cada año que pasa nuestro número crece en casi cien millones más. Eso sí que me parece realmente catastrófico para la civilización.
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¡Las abarca todas! Hay una probabilidad para el si, y la probabilidad complementaria para el no, dependiendo del fenómeno, su intensidad, su duración y su localización.
En mi opinión, lo importante es saber cuál es el límite no de la población, sino de la carga que la Tierra puede soportar en equilibrio. Si hacemos un cálculo termodinámico observaríamos que, en función de nuestro consumo de combustibles fósiles, ahora es como si fuéramos 100 mil millones (toca a 14 «esclavos fósiles» por habitante, en promedio).
Por otra parte, también termodinámicamente, aún cuando empleemos todas las energías renovables que podamos fabricar, algunos cálculos muestran que sólo se podría mantener el actual nivel de vida de un europeo medio para la cuarta parte de la población mundial actual. Esto es debido a que el progreso material nos sofistica mucho (reducimos entropía) y, para mantener este nivel de entropía se necesita mucha energía. Así que, grosso modo, existe un límite que viene dado por el margen de estabilidad del sistema climático, pero en cuanto a la población se mediría en términos de población / entropía. Por algún sitio vi que podríamos vivir todos los que somos siempre y cuando los países ricos tuvieran un nivel de vida como + o – el de Méjico.
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Últimamente tiendo a coincidir con una apreciación de George Monbiot sobre la población. El problema no es que seamos casi 7 mil millones. El problema es que menos de un 1/6 de esa cantidad consumen más del 50% de los recursos.
La web http://www.optimumpopulation.org/ estima un óptimo de población de 2-3 mil millones. La población se va a estabilizar a largo plazo entre 9 y 12 mil millones según las previsiones. Eso es 3-4 veces el supuesto óptimo. Pero el problema es que todo el mundo aspira a ser como ese 1/6. Complicado por no decir imposible.
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Mobiot se sitúa en un plano ético. Dice que ya vale de culpar a los pobres de la sobrepoblación, pues cuando se dice esto se está suponiendo implícitamente que los que sobran son ellos. Yo lo complemento con el termodinámico. Si atendemos a la carga sobre el sistema Tierra, si alguien sobrara seríamos nosotros, desde luego ese sexto (como mínimo) en lugar de los demás 5/6.
Pero este es un terreno pantanoso en el que no me gusta entrar. Aquí no sobra nadie y nos tenemos que organizar entre todos.
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De hecho ese es el argumento de Monbiot. Aquí no sobra nadie, lo que hace falta es gestionar mejor la utilización de recursos. El asunto es que cuántas veces se ha dicho que el crecimiento de la población en los países en vías de desarrollo es el problema. Pero no dudes nunca que todo esto trata de una opción ética. La ciencia dice lo que dice, pero cuando vayas a tomar decisiones políticas sobre lo que hacer, ahí entra irremediablemente el plano ético.
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Totalmente de acuerdo. De hecho estoy preparando una serie sobre la ética del cambio climático que confio tener lista sobre finales de mes.
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“I remember the editor of a leading British broadsheet dismissing climate change as yesterday’s story. News has to have a beginning and an end, and often has to be artificially polarized. A process that occurs over years or centuries is hard to report on very often. Moreover, the story carries uncomfortable implications … Leadership, public agitation, and a few visible disasters were needed to bring slavery to an end. It also needed a new morality and sense of public and private responsibility.”
Crispin Tickell (2002) – Communicating Climate Change – Science 297:737 doi:10.1126/science.297.5582.737
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Pedro J., me parece que te contradices cuando por un lado admites que la población mundial ya ha superado su «óptimo» y por otro sostienes que «aquí no sobra nadie». Desde la perspectiva de ese «óptimo de población» que citas, obviamente aquí ya están sobrando casi dos tercios de la población humana actual.
Ese exceso de población humana amenaza directa y gravemente tanto la salud ambiental del planeta como la diversidad biológica. Y mientras algunos prefieren cerrar los ojos ante dicha amenaza global, cada año que pasa somos casi cien millones más de monos listos.
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Rawandi, no me contradigo porque lo primero es una cuestión técnica y la segunda es una cuestión ética.
Pero a lo que venía es para enlazar la figura que pone hoy Tamino en su blog sobre las temperaturas en Moscú en los últimos años
http://tamino.wordpress.com/2010/08/12/red-hot/
Estamos hablando de 3.6 desviaciones estándar, lo que significa una probabilidad menor que 1 en 3000. Eso significa que como fenómeno natural se produciría uno cada pocos miles de años.
Una analogía para que Rawandi entienda por qué la respuesta es no y sí.
Imagina que todos los años aumentas el número de apuestas en la lotería, es decir, la gente cada año por el mismo dinero multiplica por dos sus posibilidades de ganar la lotería. A los veinte años resulta que tu vecino se saca la lotería. La pregunta es, ¿puedes asegurar que se debe a la política de aumento de las apuestas y que no se la hubiese sacado de todas maneras sin esa política?. Obviamente no. ¿Puedes decir que el aumento sus posibilidades de sacarse la lotería debido a la nueva política?. Obviamente sí.
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