‘Lo lamentaremos‘, dice Thomas Friedman en el New York Times. Probablemente lo lamentaremos todos, pero sabremos ya, por si quedaba alguna duda, quién va a ser señalado como el primer responsable de que el cambio climático alcance las proporciones gigantescas que la ciencia anuncia en el caso de que no hagamos nada significativo. Estados Unidos ha decidido no hacer nada de nada. La ley de control de emisiones de Obama no pasará. Ha muerto. Tras décadas de constantes acciones de desinformación, think-tanks contratando relaciones públicas y éstas presionando a los medios, lobby de todo tipo, y casi dos años de trabajo en los parlamentos estadounidenses, han ganado ellos. El inmenso poder de la maquinaria de negación ha hecho valer su hegemonía económica y mediática. Ha triunfado la creación de agnotología.
Era previsible, pero muchos confiábamos en Obama. No ha querido, no ha sabido, o no ha podido. Estados Unidos no va limitar sus emisiones de gases de efecto invernadero. Si Estados Unidos no se autolimita cuando sus emisiones per cápita son el doble de las europeas, diez veces las de China (sin contar exportaciones) y decenas de veces las de muchos países no industrializados, a ver con qué cara vamos ahora a exigir nada a nadie, y nosotros a hacer nada si, encima, nuestros productos van a ser más caros y no se los podremos exportar. Habrá que obligarle.
Tendremos ocasión de analizar detenidamente qué es lo que ha hecho fracasar esta ley y por qué motivo los senadores demócratas renuncian a la tramitación del apartado relativo a las emisiones. Pero por el momento debemos saber que esta no es ya la peor noticia climática posible, sino la peor noticia posible respecto a nuestro propio futuro. No ya el de nuestros hijos, no. El nuestro. Y el de miles de millones de personas.
Así que hay que cambiar de estrategia. El amigo americano puede haber dejado de serlo. No parece aceptar las normas de convivencia (ni siquiera las europeas) y no sólo no cuida de la casa común, sino que la destruye más que nadie. ¿Qué hacer?
En primer lugar debemos poner de manifiesto de forma más evidente todavía las sucias tácticas de los promotores del negacionismo. En segundo lugar dejarnos de lenguajes comedidos que no parecen funcionar y dar a conocer bien a las claras la que se nos avecina. Hacer sonar la alarma, todo el rato que sea necesario. La comunidad científica tiene aquí una gran responsabilidad, toda ella, no sólo los líderes en climatología. En tercer lugar, reestudiar el movimiento ecologista, hacerlo transversal y promover una movilización mediática, sobretodo en Internet, que haga ensordecer a los criminales del planeta. Cuarto, la comunidad internacional debe ser capaz de aislar a ese país si resulta no ya no ser un buen vecino, sino que, tras todas las advertencias recibidas, sigue decidido a destrozar nuetra casa hasta su derrumbe final.
Esperemos a la campaña electoral de noviembre, en que van a renovarse ambas cámaras, no vaya a ser que Obama tenga algún as en la manga a través de la Environmental Protection Agency. Pero entretanto hagamos saber nuestra alarma. Hay que obligar a Estados Unidos a rectificar.
Cuanto antes, porque no queda tiempo.
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La poderosa maquinaria de negación y agnotología
Entender la gravedad del cambio climático
La redacción de esta entrada era más radical en su origen. Tras reflexión he decidido suavizarla, pues no considero coherente la redacción anterior con el espíritu que deseo que este blog inspire.
El «nuevo paradigma para la diplomacia en el clima» promovido por EEUU puede ser catastrófico a nivel ambiental, social y económico, además de un ejemplo claro de la necedad de la Administración de Obama.
Otra cosa preocupante a nivel internacional es el caso de la UE. Si la UE por lo que sea decidiera quedase en un 20% con offsetings o simplemente salirse por la tangente como los EEUU, en un esfuerzo aunado de desmantelar Kioto, entonces es posible que el resto de países fuera de fuera del Anexo-I -con emisiones de GEIs históricamente menores que la UE- pierdan la paciencia o la esperanza y decidan plantarse también… (para odiarnos después).
Sin querer ser un alarmista a consciencia, pienso que la situación está MUY delicada.
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«La cooperación entre Europa y Estados Unidos, en duda tras las elecciones»
http://www.elmundo.es/elmundo/2010/11/04/internacional/1288827686.html
Parece que nos estamos dando cuenta que no podemos esperar eternamente al patito irresponsable.
O vienes con nosotros, o te ahogamos, por muy doloroso que sea.
En este video podemos ver el nivel científico de John Boehner, el tercer hombre más poderoso:
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