Es muy interesante que, súbitamente, haya saltado la noticia de que la concentración atmosférica de CO2 ha alcanzado las 400 ppmv (partes por millón en volumen). En rigor es así, pero el dato sólo tiene sentido desde una mirada profana, y quién sabe también si interesada. El dato de concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera que se toma como referencia en climatología es el promedio anual de cada año, y no el registro de un momento concreto y efímero. En 2012, la concentración promedio fue de 392,6 ppmv y, al ritmo anual de emisiones y su variabilidad estimada, no se espera llegar a las 400 ppmv de promedio anual hasta por lo menos los próximos dos a cuatro años. Entonces, ¿de qué estamos hablando?
De cara, por ejemplo, a las consecuencias en el coste energético de un país ¿tiene algún interés que, en un día de riguroso invierno, se haya alcanzado tal cifra record de consumo de energía eléctrica? El interés es muy limitado, pues el dato relevante a efectos de coste será el consumo medio anual, o el total anual, etc. Pues en nuestro caso es lo mismo: que en el mes de mayo, y durante un solo día, la concentración de CO2 medida en un solo observatorio (hoy ya son dos), haya cambiado su tercer dígito del 3 al 4 – para volver, como ahora veremos, al 3 al día siguiente (o casi) – no tiene, en mi opinión, demasiado interés.
Sólo lo tendría en el caso de que, dada la devoción de los medios por los récords de todo tipo, incluyendo los de escasa significación, fuera aprovechada la circunstancia para informar sobre qué consecuencias tiene el fenómeno. Pero los medios de comunicación españoles son opacos a las mismas, no vaya a ser que los lectores se asusten, quieran arreglarlo, y tengan así la tentación de cuestionarse demasiadas cosas. Ahí están los grandes anunciantes para impedirlo: se puede hablar de ello pero, por muy alarmante que sea el asunto, hay que hacerlo sin alarmismos. Y sólo de vez en cuando.

Nivel del mar en función de la concentración atmosférica de CO2 (en equilibrio) (Science 310:456-460)
Cuando, hace tres millones de años, en una época que los geólogos denominan Plioceno – momento que acabamos de descubrir que pertenece a la Historia – la concentración de CO2 en la atmósfera era de 400 ppmv, la temperatura media de la Tierra era entre 2 y 3 ºC superior a la preindustrial, lo que, pese a las apariencias, es muchísimo (por ahora ya llevamos cerca de 1 ºC), a pesar de que la intensidad de la radiación solar era menor que en la actualidad. También, y muy importante, el nivel del mar que, como sabemos, es como el termómetro del planeta, pero de reacción más lenta todavía, era decenas de metros más elevado que el actual. Casi todas las zonas costeras actuales eran terreno sumergido. Muy sumergido.
Que tengamos la suerte de que no sea ésta la situación presente tiene un motivo principal: la inercia del sistema climático de la Tierra, debida básicamente al efecto de acumulación de calor por parte de los océanos y al calor latente de las grandes masas de hielo al fundirse. Los aerosoles emitidos por la centrales eléctricas a base de carbón también contribuyen a la moderación térmica actual de manera muy significativa: de no existir, la temperatura habría aumentado ya mucho más.
Es decir: no ocurre todavía, aunque el proceso hacia esa situación ya se ha iniciado. Dicho de otro modo: ocurrirá inexorablemente, salvo que encontremos la manera de retirar ese CO2 de la atmósfera y de reducir su concentración por debajo de 350 ppmv. Nadie se atreve a asegurar que eso sea algún día posible. En todo caso, se antoja una empresa comparable a la de eliminar la sal de (todos) los mares. Pero entonces surge una pregunta: ¿cuánta energía sería necesaria para ello? Y otra: esa energía ¿generará (necesariamente) emisiones?
De hecho, cada mes de mayo, desde hace décadas, se produce un récord histórico, pero sólo ha sido noticia cuando ha cambiado el tercer dígito. Veamos en todo caso por qué, a mitad de la primavera, se produce un máximo anual en la concentración atmosférica de CO2 – para después disminuir notablemente buena parte del resto del año.
Esta oscilación no tiene nada que ver con los combustibles fósiles, sino con la variabilidad natural de la biosfera. Las plantas absorben CO2 cuando crecen, y lo emiten cuando decaen. La descomposición de la biosfera vegetal, en su decaimiento otoñal, genera CO2, que va a parar a la atmósfera. La concentración atmosférica de CO2 aumenta. Por el contrario, en primavera se reinicia la foliación y se reanuda el crecimiento, succionando para ello CO2 de la atmósfera y reduciendo así su concentración atmosférica. Éste es el ciclo natural permanente, independiente de las emisiones antropogénicas.

Mediciones de la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera, y de la disminución equivalente de oxígeno, lo que no ocurriría de no proceder de la combustión (Charles Keeling, 1976; Ralph Keeling, 1996)
Dado que las estaciones en ambos hemisferios tienen lugar en oposición, podría pensarse que este efecto queda compensado. Sin embargo, existe una diferencia fundamental entre ambos hemisferios que rara vez tenemos presente: el del norte tiene mucho mayor porcentaje de tierra firme, y así de vegetación, que el del sur. De modo que el efecto no se compensa, sino que domina el crecimiento vegetal del hemisferio norte frente a la descomposición del hemisferio sur. Así, la concentración de CO2 aumenta a partir de noviembre hasta mitades de mayo, para luego disminuir. De ahí las oscilaciones de la figura, de periodicidad anual, superpuestas a la línea de crecimiento interanual de la concentración media, ésta si debida a las emisiones antropogénicas.
A este respecto, El País dice textualmente:
“El dióxido de carbono aumenta y desciende en ciclos temporales y su nivel volverá a situarse por debajo de las 400 ppa en el verano ya que el crecimiento de las plantas en el hemisferio norte lanza 10.000 millones de toneladas de carbono a la atmósfera entonces”.
Y dice mal, muy mal, porque si se lanzara esa cantidad de carbono la concentración aumentaría en lugar de disminuir como afirma. Por lo demás, nadie sabe, o yo desde luego, qué demonios es esto de las ppa, pues la concentración se mide en partes por millón en volumen (ppmv). Quién ha visto y quién ve a El País, que falla ya hasta en las traducciones del New York Times, origen de la información. El cual, por cierto, si informa de las consecuencias en temperatura y nivel del mar.
Sobre el nivel del mar tampoco dice nada El Mundo. Pero si sobre la temperatura, citando sólo la zona inferior del margen de incertidumbre cuando sabemos, desde hace años, que es más probable la zona superior. Este periódico, el medio español impreso que ‘mejor’ informa sobre cambio climático – tras la desaparición de Público – tiene la osadía de hacer referencia al límite de seguridad de 350 ppm – origen incluso de una organización activista con esta denominación, 350.org – reproduciendo (?) un párrafo de un paper de James Hansen (NASA) de 2008:
“Si la humanidad desea preservar un planeta similar a aquel en el que las civilizaciones se desarrollaron y al que la vida en la Tierra está adaptada, debemos de reducir las emisiones hasta un máximo de 350 partes por millón”.
Pero que El Mundo sea el que mejor informa no significa que alcance el aprobado pues, por ejemplo, en el texto, a diferencia de la cita, habla de partículas por millón, cosa que es una cantada importante: el CO2 no son partículas, sino moléculas de un gas. Peor todavía: hasta la cita de Hansen está mal transcrita o traducida, pues las emisiones no se miden en ppm, sino en (decenas de miles de millones de) toneladas de carbono o de CO2. El autor original se refería, desde luego, a reducir las emisiones para que la concentración atmosférica de CO2 no supere las 350 ppm. Y para ello, el propio James Hansen y su equipo de la NASA nos señaló, ya en 2011, cuál es la solución: es preciso reducir las emisiones a un ritmo del 6% anual (!), empezando en 2013, y durante cincuenta años (!), además de reforestar todo lo posible para absorber el exceso.
Eso es lo que los medios no quieren, o no pueden, decir. Porque asumir esta situación supone aceptar la imposibilidad de resolver un problema de nivel existencial en el marco del sistema económico vigente, y hasta ahí podíamos llegar. Ellos saben que no puede ser por mucho que algunos, ecologistas incluidos, nos lo quieran pintar de verde.
En estas condiciones, casi sería mejor que asumieran su incompetencia, o su hipocresía, y callaran. Porque ahora existe el riego de que, dentro de pocos meses, vengan y nos digan que la concentración de CO2 en la atmósfera… ¡ha disminuido! Con lo cual, hasta podríamos quedarnos con la impresión de que vamos por el buen camino.
Enhora buena por el post, muy bueno
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Gracias, impulso.
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Dejas muy claro un tema fundamental. Efectivamente, yo fui uno de los sorprendidos en leer eso de las 400 ppm porque recordaba que estábamos por las 392. Supongo que al otro lado del Atlántica alguien sí que ha hecho una buena campaña de concienciación sobre este tema (como comenta Ugo Bardi), pero aquí sólo llegan ecos distorsionados. Hará falta seguir este tema de cerca…
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Allí informan un poco mejor, pero también desinforman mucho más y mejor que aquí. Ahora WSJ y otros están ¡celebrando! el dato, diciendo maravillas de un planeta más verde, con más energía, etc. Miopía interesada.
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Gracias Ferrán por el post y por las aclaraciones. Efectivamente en los medios de comunicación que citas, las indicaciones que tratan sobre el tema, dan pie a muchas cuestiones. He tenido la ocasión de ver las noticias en otros medios de comunicación de habla inglesa y, la verdad es que tratan el tema con más seriedad y rigurosidad, pero desde luego con el magnífico post que has publicado, ahora no me cabe ninguna duda.
Enhorabuena y gracias Ferrán por la publicación, últimamente ya echaba de menos la asiduidad en publicaciones de tu excelente «puño y letra».
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Gracias Fernando. Es previsible que reanude una mayor frecuencia de publicación a partir de junio.
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Muy buen regreso Ferran, ¡te extrañamos!
Pero me gustaría destacar un poco más la genialidad de Charles Keeling.
En la década del ’50 ya se intuía como era el ciclo biogeoquímico del carbono pero faltaban datos ciertos para demostrar que estaba ocurriendo. Keeling desarrolló los equipos para obtener mediciones precisas del CO2, que, desde el punto de vista de un sistema de medición, se encuentra en concentraciones bajísimas. Se discutía entonces establecer un promedio global de CO2, realizando mediciones a la vez en distintos puntos del planeta y repetirlo cada 10 años. Eso hubiera significado tener que esperar al menos 20 años (para tener 3 puntos) y quizás 30 para comprobar que el CO2 estaba aumentando en la atmósfera. Keeling insistió en una medición continua en un punto, que terminaron siendo dos: Mauna Loa y el Polo Sur. Tremendo esfuerzo le costó mantener estas mediciones continuas: ¿qué se podía aprender midiendo siempre lo mismo en el mismo lugar con el mismo equipo?. “Eso no es ciencia” y le cortaban los fondos. Todavía hoy se habla cada un par de años de cerrar el observatorio de Mauna Loa, es «muy caro» mantenerlo. Y así tenemos esta figura, la curva de Keeling, que quedará en la historia como una representación de la genialidad y la estupidez humana del siglo XX.
Para los que entendemos que significa , 400 será mucho más que un número. Tal vez no signifique mucho más que el 2000 cuando cambiamos de siglo o cuando cambiámos de década al cumplir los años, pero de alguna manera son hitos significativos.
En cuanto a los periodistas, el año pasado los diarios argentinos fundieron todo el hielo de Groenlandia en una noche y no les causó ninguna preocupación. Luego atribuyeron el cambio climático al monoxido de carbono y muy pocos se dieron cuenta de la diferencia. Para comentar un partido de fútbol se educan desde chiquititos y estudian periodismo deportivo, para informar sobre cambio climático ¡leen wikipedia durante 4 segundos enteros! Una buena política editorial si el objetivo es que nadie se entere de lo que ocurre en el mundo.
La autobiografía de Keeling:
Haz clic para acceder a keeling_autobiography.pdf
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Hola Nube, magnífico tu complemento.
Yo también os extraño cuando estoy más silencioso.
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gracias Ferran, solo una corrección, en la segunda grafica el periodo de -3 000 000 aparece -35 ma y 75 m seguido de 45 +/- 5, creo que hay un error de copy paste..
un abrazo
Antoni Mtnez.
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Cierto. Muchas gracias Antoni, ya ha sido corregido.
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Hola Ferran, se te echaba de menos.
Sobre los medios de comunicación, más que su escasa/incompleta/incorrecta información sobre este tema, influye en mi opinión el resto de noticias, enfocadas todas en la necesidad de crecer económicamente («recuperar la senda del crecimiento y bla bla bla»).
Por ejemplo, en el mismo telediario donde comentaban esto, justo después (con motivo del salón del automóvil de Barcelona), hablaban de que el parque automovilístico español está muy envejecido (la edad media supera los 10 años) causa de muchas muertes (600 al año nada menos, según ellos, que sobre unas 2000 viene a ser el 30%). Hay un objetivo de reducir esta edad para el 2016, creo recordar que dijeron (¿en plena crisis?) y volver a vender 3 millones de vehículos al año (la fuente era ANFAC, por lo que lo de «vender» ha de entenderse como «fabricar»).
No sirve de nada decir un numerito si no se dice qué significa y qué implicaciones tiene y a continuación se vuelve a la cantinela de más ventas, más fabricación, más de todo…
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Hola Fleischman, ya ves, esto es lo que tenemos. La información en los medios convencionales «mainstream» depende de la publicidad, también en los productos de quiosco, en una gran parte casi siempre superior al 50%. Desde luego en TV y radio. Lo que se cuenta en los medios tiene que tener el permiso de los anunciantes, que muchas veces están ahí solamente para eso, singularmente las grandes empresas.
Un medio que no promocione el automóvil, que no responda a la consigna del sector de «hay que actualizar el parque», etc., no tendrá publicidad, y su supervivencia correrá peligro. Mucho menos si promueve el empleo de medios más «sostenibles» (si es que hay alguien que sepa qué quiere decir eso exactamente).
Si habla de un futuro difícil a medio-largo plazo, que no otra cosa sería reducir las emisiones al ritmo necesario, el medio en cuestión sería abandonado por la publicidad financiera, que vende sus productos a este plazo.
No hay solución en el entorno comunicativo mientras la información sea un producto sometido al mercado, en particular al mercado de anunciantes. También habría que ver, si se dependiera sólo de los lectores, cuántos pagarían por esta información, por lo menos de forma regular.
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Gracias (a todos) por echarme de menos. Lo agradezco muy sinceramente.
De vez en cuendo me viene bien un período de introspección y de estudio adicional para poder después retomar estos escritos con el rigor que creo que apreciáis.
Cuento con que a partir de junio-julio (por favor no me toméis la palabra) hablaremos de economía con cierta frecuencia. De economía del cambio climático, si, y de economía ecológica (que no verde). A ver si por ahí encontramos algún camino transitable que nos podamos creer.
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Ya sé que no eres meteréologo, pero me gustaría saber si son algo extraordinario las temperaturas que se están registrando estos días en el norte de Rusia, localidades como Murmansk y Arcangel han llegado a los 27º, me parece una barbaridad, que estamos en mayo, y en esas latitudes no creo que sea normal ni en agosto.
¿Te ha llegado alguna noticia? A este paso, este verano el deshielo del Ártico será total.
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No lo sabía. Las noticias que tengo provienen de la India y el sudeste asiático, con olas de calor muy intensas y cosechas arruinadas. El hielo del Ártico seguía más o menos la evolución del año pasado en abril. Vamos a esperar los datos de mayo a ver.
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Aquí una muy buena explicación sobre la circulación en el hemisferio norte en marzo, el por qué de las olas de calor y frío:
http://www.wunderground.com/blog/JeffMasters/comment.html?entrynum=2393
Parecería que una circulación de este tipo se mantiene todavía.
Como dice el artículo, es tema de estudio actual en que manera estos cambios en la circulación están ligados a los cambios en el Ártico (y a su vez como influyen sobre el mismo).
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Ahora me acabo de dar cuenta que en theOilCrash, un blog amigo, han publicado un artículo sobre este tema, la posibilidad de un año sin verano(un verano en España con un verano sueco sería una delicia desde mi gusto personal):
http://crashoil.blogspot.com.es/2013/05/un-ano-sin-verano.html
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Ferrán,
Me refiero a tu interesante aportación de 19/05/2010 y , en concreto, a la formula W/m2 = 5,3Ln([co2]/[co2º]), siendo co2ª = 280ppm.
Se me ocurren varias cosas, para interpretarla
a) La radiación solar recibida en la troposfera es de unos 1000 W/m2. Según la formula, cuando sea la [co2] = 2.7*[co2º] (o sea 756 ppm) , el incremento de radiación sería de 5,7 W/m2, que , en términos relativos no es mucho ( 5,7 por mil). ¿ Estoy en lo cierto ?
b) ¿ Se ha mantenido constante la concentración de co2 a lo largo de la historia ?
c) Nadie niega el efecto invernadero . No necesitas demostrarlo con unas nociones someras de mecánica cuántica
Gracias por tu respuesta
Joseph Trotta.
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a) No he hecho los cálculos; los doy por ciertos. Lo que no es cierto es que 5,7 W/m2 no sea mucho. ¡Es muchísimo!
b) No, y de ahí los cambios climáticos de la historia. El CO2 es el regulador, el «botón de mando» principal
c) Hay mucha gente que no sabe por qué se produce el efecto. La física cuántica, en las ecuaciones de la interacción onda-partícula, ofrece la respuesta definitiva.
Saludos.
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