“All lies and jests still a man hears what he wants to hear and disregards the rest.” – The Boxer, 1968 (Simon & Garfunkel)
El viernes anterior al inicio de la conferencia de Durban amanecí con un pequeño sobresalto. Todavía adormilado, escuché cómo en la emisora de radio catalana RAC1 una voz leía una noticia cuyo titular era algo así como que ‘el planeta no se calentará tanto como estaba previsto’. A tres días de la reunión de Durban pensé: acaban de meter un gol a RAC1, y no supuse en ese momento más implicaciones. Estaba cantado que habría acciones de este tipo en los días previos a la convención, como ha ocurrido cada año sin falta – y ya habíamos tenido el ‘climategate II’ a principios de la semana. Pero en el mismo acto noticiable el locutor mencionó que acababa de salir publicado en Science. Cuidado entonces. A Science es muy difícil meterle un gol.
Fui directo al ordenador para bucear. Por algún motivo no tenía acceso al texto completo, pero acabé encontrando el abstract. Advertí además que uno de los autores, Antoni Rosell i Melé, era catalán, y que pertenece al ICTA (Institut de Ciència i Tecnologia Ambiental), el principal centro de excelencia español en el ámbito climático, de carácter multidisciplinar. Busqué su correo y le pedí el artículo. Me lo envió enseguida y prometí leerlo durante el fin de semana. Ahora sé que Rosell ha participado (precisamente) en el área paleográfica del trabajo, campo en el que profundizó durante su estancia en la Universidad de Oregon.
Cuando lo leí observé tres cosas:
- Allí no se decía en parte alguna que la Tierra vaya a calentarse menos de lo previsto, ni esa afirmación podía, en rigor, deducirse del texto.
- El paper[1] se centra en la reducción de la incertidumbre científica[2] de un importante parámetro de la climatología denominado sensibilidad climática. Se entiende por sensibilidad climática la relación entre una variación dada de la concentración de CO2 en la atmósfera y el incremento resultante de temperatura media en la superficie de la Tierra. Se adopta la convención de determinar qué cambio térmico produciría una duplicación de la concentración de CO2 en la atmósfera. Pues bien. Los autores proponen, bajo determinadas premisas, que la mejor estimación de este este valor sea de 2,2 ºC, inferior en todo caso a los 2,8-3,0 ºC que hasta ahora se tenían por admitidos. Ello supone un 22-27% menos. Además descartan valores superiores a 4,5 ºC, que hasta ahora se tenían por posibles (en términos exclusivamente de los denominados lazos de retroalimentación rápidos, lo que introduce una fuerte limitación).
- A mi entender la más importante: estos cálculos están basados en un hallazgo previo: la temperatura media de la Tierra durante el último período glacial era sólo 2,6 ºC inferior a la preindustrial.
Esto último sí que es una novedad científica de primera magnitud. Hasta ahora se trabajaba sobre la base de entre 4 y 7 grados menos, con una mejor estimación de -5 ºC tomada como estándar. Reducir esta cifra a la mitad es verdaderamente significativo.
¿Por qué? Durante la edad de hielo, el frío era inclemente y los vientos mucho más intensos y permanentes. Encima de buena parte de América del Norte y de Eurasia había espesores de hielo de varios kilómetros de alto, con lenguas que arrasaban mucho más abajo de Nueva York y llegaban hasta el Canal de la Mancha. Los vientos y las tormentas eran muy frecuentes y la atmósfera contenía mucho más polvo que ahora, dada la mayor desertización. Donde terminaba el hielo había permafrost, y quedaba solamente la franja tropical con un clima algo confortable para nosotros, si bien se han encontrado huellas de establecimiento humano en el propio Ártico.
Claro que estábamos adaptados, pero no conseguíamos organizar una civilización. Teníamos mucha más tierra a disposición que ahora, pues el nivel del mar era unos 120 metros inferior al actual (!): el agua faltante estaba sobre los continentes. Pero ni así. La edad de hielo duró unos 80.000 años, y terminó hace sólo 12.000, momento en que la Tierra entró en la era geológica conocida como Holoceno. Éramos ya tan listos como ahora, pero todavía habríamos de necesitar muchos milenios de estabilidad climática en las condiciones actuales para poder comenzar a construir Humanidad en sentido amplio.
De modo que si un cambio geológico de esa magnitud pudo ocurrir con sólo -2,6 ºC ¿cómo va a ser un mundo con los +2,6 ºC a los que parece que estamos ya abocados? Decir que habremos entrado en una era geológica distinta equivale a pronosticar algo parecido al colmo del cambio. Démonos ahora cuenta de que ya llevamos cerca de +1 ºC y que +2,6 ºC es la temperatura prevista para alrededor de 2040 en las condiciones actuales de forzamiento climático. Y creciendo.
Las implicaciones de este paper son profundas. Será sin duda generosamente referenciado en la literatura científica ulterior, que deberá replicar estos resultados y apoyarse en ellos o bien desmentirlos, cosa esta última que se me antoja poco probable incluso a pesar de que, en foros que tengo por fiables, lo he visto calificar de flawed[3]aunque sin más precisiones.
Comunicación científica vs. comunicación al gran público
Su importancia no pasó desapercibida a la negacionía. Antes de que fuera publicado, los webs negacionistas de referencia en lengua inglesa ya hablaban del texto como si sus conclusiones reforzaran sus posiciones, sin que pueda saberse cómo consiguieron acceso al mismo. El mismo día en que fue pre-publicado en la versión web de Science, una nota de prensa era leída en el informativo matinal de una emisora de radio en catalán, del grupo La Vanguardia, venteando a los cuatro vientos que ‘el planeta no se calentará tanto como estaba previsto’ sin que el periodista se viera obligado a comentar nada – a diferencia de lo que suele hacer tras cada noticia. Debería saber que éste es un mensaje desmovilizador de una eficacia brutal, pues resulta creíble para las dos partes del falso debate: dice que hay cambio climático, y dice también que no hay para tanto. Por su parte, Catalunya Ràdio entrevistó a Rosell al lunes siguiente en términos de que “el primo de Rajoy debía tenía razón”…
Reforcé entonces mi convicción acerca del carácter definitorio del omnipresente inversionismo inherente al negacionismo organizado. Emplear un artículo académico para emitir un pulso propagandístico a todo el mundo cuando, en realidad, las implicaciones reales del texto son más bien contrarias a lo que se anuncia, es una auténtica hazaña, digna de los mejores estrategas. Carambola, y neutralización del fondo del asunto.
Nótese cómo esta situación ha podido producirse dado el título del paper que, siendo acertado en términos científicos, no lo es en términos digamos populares. Si el trabajo ha aparecido en sede tan noble como Science, y no en una publicación más especializada o sectorial, es porque va un paso más allá de la mera determinación de la temperatura de la última edad de hielo, pues los autores emplean este resultado particular para reducir el margen de incertidumbre asociado con un importante parámetro climático. Es lo que destacan los autores en el titular.
Pero el título no es acertado en términos populares, de comunicación al gran público, pues a la población en general lo que de verdad le importa son los impactos del cambio climático, y no el debate académico en relación a un valor concreto de la climatología. Que a lo largo de este siglo la humanidad esté abocada a un cambio geológico fundamental[4] es algo que no parece haber merecido la atención de los medios de comunicación, y todo el episodio constituye un ejemplo más del difícil diálogo entre la comunidad científica, los medios generalistas y el entorno político y social, tema que hemos tratado a menudo en este blog. Bien es verdad que el texto no afirmaba esto directamente, pero no es difícil atribuir, por lo menos, una notable verosimilitud a esta deducción, por cierto mucho más interesante para el público.
Voluntariamente, o no, el anuncio de una reducción en la incertidumbre científica de la sensibilidad climática que proponen los autores contraprogramó el fondo del asunto: muy pocos grados más suponen, previsiblemente, impactos de la mayor consideración y seriedad posible. Nada menos que un cambio geológico.
Notas
[1] Artículo de investigación publicado en una revista académica cuyos textos son revisados previamente por expertos en el mismo campo
[2] Cuidado con la importante diferencia entre los conceptos de incertidumbre en el terreno científico y en el popular, éste último mucho más cerca de la interpretación económica de ‘no se sabe lo que va a ocurrir’, lo que científicamente sería ignorancia y no incertidumbre. Esta última se expresa científicamente mediante funciones de distribución de probabilidad.
[3] Defectuoso, básicamente erróneo
[4] En rigor este cambio ya se ha producido – el Antropoceno – aunque sus efectos en la biosfera tarden algún tiempo en manifestarse a los sentidos, que no a los instrumentos de medida.
Referencia
Andreas Schmittner et al (2011) – Climate Sensitivity Estimated from Temperature Reconstructions of the Last Glacial Maximum – Science doi:10.1126/science.1203513 – Published online: 24/11/2011 – College of Oceanic and Atmospheric Sciences, Oregon State University – 8 autores – http://sciences.blogs.liberation.fr/files/schmittner-11-25-11.pdf
“The new reconstructions of LGM [Last Glacial Maximum] surface temperatures show less cooling than previous studies. Our best estimates for global mean (including grid points not covered by data) SAT [Surface Air Temperature] and SST [Surface Sea Temperature] changes reported above are 30–40% smaller than previous estimates (refs). This is consistent with less cooling of tropical SSTs (–1.5 K, 30°S– 30°N) in the new reconstruction (ref) compared with previous datasets (–2.7 K) (24). Tropical Atlantic SSTs between 20°S– 20°N are estimated to be only 2.4 K colder during the LGM in the new reconstruction compared to 3 K used in (ref), explaining part of the difference between their higher estimates of ECS2xC and ΔSATLGM (–5.8 K).”
Sólo el gota a la gota de la información con espíritu crítico, que cristalice en conciencia, puede contrarrestar esas oleadas de propaganda de los medios oficiales, que por otra parte (pese a su poder y por suerte) cada vez tienen menos credibilidad ;)
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En eso estamos, colega.
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Se me había pasado por alto este artículo (bueno, yo no soy en realidad de esta comunidad). Gracias por tu reseña, Ferran, me será útil cuando me salgan con éstas.
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Gracias a ti por participar
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Y tampoco que esa sensibilidad climática sea taaaan distinta a los 3 ºC que usa el IPCC; ni hablar que «3ºC» es sólo el «mejor estimativo», el rango probable del IPCC incluye el 2,2 ºC que encuentra este trabajo. Otros papers han encontrado sensibilidades más bajas y otros más altas, lo que hay que hacer es ver la «big picture» y determinar hacia donde apunta la preponderancia de la evidencia.
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«si un cambio geológico de esa magnitud pudo ocurrir con sólo -2,6 ºC ¿cómo va a ser un mundo con los +2,6 ºC a los que parece que estamos ya abocados?»
Ferran, creo que cometes un gran error al no tener en cuenta la diferencia de ‘signo’ entre esos dos cambios. Un signo – (enfriamiento) acarrea pésimas consecuencias para la vida en general, cosa que no ocurre con un signo + (calentamiento).
Según la micropaleontóloga Marci M. Robinson, para finales de siglo tendremos un mundo como el del Plioceno medio, o sea, un mundo más verde y bioagradable que el actual: “Esta simetría [la similitud en temperatura global, en corrientes oceánicas y en especies biológicas] convierte al Plioceno en un modelo excelente de lo que podría ser nuestro futuro” (‘Lecciones climáticas del Plioceno’, Investigación y Ciencia, octubre 2011, pág. 42)
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“All lies and jests still a man hears what he wants to hear and disregards the rest.” – The Boxer, 1968 (Simon & Garfunkel)
Que el Plioceno sea un modelo científico excelente no significa que lo sea humanamente. Es un buen modelo científico porque el nivel de CO2 era el mismo que ahora y la distiribución de los continentes similar, pero no sé si consideras un excelente modelo para nosotros que el nivel del mar fuera de 25 a 40 metros más elevado (Science doi:10.1126/science.1178296), que es hacia donde tiende el sistema en estas condiciones. No olvides que, en situación de equilibrio, el nivel del mar es como el mercurio del termómetro. Además, el problema se plantea en los fenómenos que se producen a lo largo de la transición de un estado a otro, y en su velocidad, más que en una situación de estabilidad a la que por fuerza uno se adapta (si todavía existe). Y eso suponiendo que el Plioceno fuera un auténtico estado de equilibrio del sistema.
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A propósito de este artículo, aquí os envio otro – más infame aún (sobretodo por la calidad científica de algunos de los firmantes, sin ánimo de matar al mensajero …), aparecido en el wall street journal…..
http://online.wsj.com/article/SB10001424052970204301404577171531838421366.html?mod=WSJ_hp_mostpop_read
Para, con perdón, mear y no echar gota….Si es que nos preocupamos por nada y además con ánimo de lucro….
Os dejo también un enlace donde se comenta el artículo mencionado:
http://peakoil.com/enviroment/dont-worry-about-global-warming-say-16-scientists-in-the-wsj/
salu2 y salut.
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