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Hemos vivido hasta ahora en la ilusión de creer posible lo que es acorde con nuestros deseos, dando por hecho que para su materialización bastaba con intervenir astutamente en el mercado a nuestro favor. Y que, si todos hacíamos más o menos lo mismo, todos íbamos a salir ganando.
Pero esto ha sido un espejismo. Las leyes de la física no son negociables con criterios económicos, ni con cualesquiera otros. No son sólo curiosidades intelectuales: nos rigen, nos guste o no, y debemos adaptarnos a ellas. Se vuelven contra nosotros si no les hacemos caso.
Economía
Uno no puede por menos que preguntarse por qué un modelo como World3 de LLDC, que el tiempo no ha desmentido desde 1970 – al menos por ahora – es rechazado con tanta contumacia por la economía ortodoxa, mientras el DICE de William Nordhaus, basado en el modelo neoclásico de Solow-Stiglitz y establecido en los 80, que comenzó a fallar a partir de 2000 (744) – y encima incumple el principio de conservación de la masa – sigue siendo una de las principales guías de la política climática y constituye la base de las negociaciones al ser aceptada como legítima por (casi) todas las partes. Hasta el punto de que algunos extienden su validez hasta el siglo XXIII (si, 23) para obtener financiación, pública y privada, en base a sus resultados. Por favor, reflexione sobre ello.
Y pregúntese también a quiénes están sirviendo realmente los que siguen apostando por un crecimiento permanente sin contar con los límites físicos, por lo demás algunos ya muy superados y no sólo en términos de huella ecológica (745). Y por qué desprecian sus costes, demostrablemente muy superiores ya a los beneficios (746). Es más: estos costes son impagables, pues la civilización industrial, tal como la conocemos, ha contado como elemento necesario para su existencia con una energía siempre creciente. Pero ahora sabemos que esto se acaba. La civilización industrial actual comienza a darse cuenta, todavía de forma muy incipiente, de que, muy pronto, si es que no está ocurriendo ya, no podrá sufragar los costes de su propia existencia.
La dificultad principal reside en que, en el marco de la economía neoclásica (ponga capitalista si lo prefiere), el sistema no funciona sin ir siempre a más (747), y de ahí el mantra. Si, como es previsible, desaparece la expectativa racional de beneficio futuro, concepto económico central desde los años 70 (748), los créditos con interés no podrían devolverse, y por tanto no se van a otorgar. Luego no podrá haber inversión, por muchos estímulos monetarios que se establezcan temporalmente, cortoplacistas por naturaleza y que llevan a que más dura sea la caída.
Con ello se derrumba el sistema financiero actual, llevándose por delante buena parte del pegamento invisible que nos hace a todos co-dependientes y dificultando además sobremanera la extracción de productos energéticos. Y hay muchas más cosas que se van por el desagüe.
Hace tiempo ya que no hay excusas. Pero ahora sabemos sin género de dudas que el paradigma en el que hemos crecido funcionaba sólo en la medida en que no hubiera límites de expansión, y pudiéramos además conseguir siempre la energía deseada para movilizar lo que hiciera falta, y hacer así que las cosas ocurrieran. Cada año éramos capaces de disponer de cada vez más energía. Éramos pues cada vez más potentes – del latín potentĭa: «poder, fuerza» – para hacerle realizar a nuestra megamáquina cada vez más trabajos por unidad de tiempo. Todo ello en base a una racionalidad (económica, y promovida culturalmente) que responde al grito dominante de más es mejor. Sin preguntarnos en ningún momento cuánto era suficiente, cuándo no se podía ni se debía ir más allá.
La civilización industrial tuvo la suerte de encontrar este creciente horizonte de sucesos en la combustión acelerada de los materiales fósiles. Los límites no se habían superado, de modo que lo imaginado tenía muchas posibilidades de realizarse (y permanecer) – desde luego muchas más que lo que va a ser posible a partir de ahora. Los economistas clásicos quisieron convertir lo que era la dismal science[1] en algo divertido, y a fe que lo consiguieron. Pero tras la fiesta está llegando algo peor que una resaca monumental. Algo realmente mucho peor, para lo que no estamos preparados ni disponemos de herramientas filosóficas, ni éticas, y está por ver hasta qué punto nos sirven muchas de las materiales que hemos desarrollado hasta hoy.
Llegados hasta aquí, muchos nos damos cuenta casi súbitamente, horrorizados, de que hemos basado un sistema económico, y con él todo un sistema social y de relaciones y valores, en una ciencia, como la económica mainstream, manifiestamente deficiente. Que nos condiciona en gran manera sin haberle dado en ningún momento permiso consciente. Hasta el punto de que llamarle ciencia a esto es… muy poco riguroso. Barry Commoner ya advertía que el sistema sociotécnico en el que vivimos está mal diseñado; entiendo que lo dice como si fuera un error de ingeniería. Desde luego haber permitido la creación de una megamáquina que opera aceleradamente contra la vida en la Tierra no puede ser sino un gran, un magnífico error colectivo.
Tras el propio reconocimiento del hundimiento del edificio intelectual neoclásico por parte nada menos que del presidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos cabría esperar una mayor modestia por parte de la profesión, que muchos agradeceríamos y valoraríamos. Los economistas responsables deben poner a trabajar inmediatamente sus conocimientos y su capacidad fuera del estricto marco vigente cuanto antes, y facilitar el desarrollo de las corrientes no ortodoxas, singularmente la ecological economics. Esto nos permitiría viajar a todos en el mismo barco, cosa que resulta ahora de todo punto ineludible. No queda tiempo, ni es la hora ya de disputas. Hay que ir todos a una.
¿Somos así?
El negacionismo climático, económico o de lo que sea, es una molestia que sólo es posible soportar desde la voluntad activa de convivencia presente, pero no desde la lógica de mejora ni de la convivencia o supervivencia futura. No sólo tiene influencia en el tiempo de reacción, llevándonos a la fatalidad por superación de los umbrales fatídicos. Es peor si cabe. También nos condiciona la propia reacción, como he sugerido que podría estar ocurriendo en el ejemplo del activismo clásico del bien común.
Pero lo más intolerable es que, encima, estos objetores de la realidad nos hagan creer que los humanos somos así. Si somos así es porque estamos así incentivados, no porque ninguna naturaleza humana sea especialmente mala y perversa. El comportamiento humano es muy dependiente de los estímulos y es por defecto mucho más gregario, altruista y colaborativo de lo que cabría deducir del prototipo occidental actual. Son profundamente ofensivos los economistas cuando ventean en los medios que no hay alternativa, que no tenemos remedio porque somos muy egoístas y muy mala gente, que ‘somos así’[2], hasta el punto de que muchos asumen el ‘egoísmo y el espíritu de clan’ como algo inmanente.
¡No es verdad! Y encima lo afirman con mayor insistencia precisamente quienes provocan este comportamiento, implícito en sus modelos, mediante su cosmovisión inducida que se autorreproduce. Nos la imponen a todos los demás sin apenas darnos cuenta, ni darse cuenta siquiera ellos del alcance letal de sus actos y recomendaciones. Creyendo que reflejan la realidad lo que hacen es diseñarla, construirla, normativizarla ex-ante, con un alcance cultural acumulativo mucho más extenso de lo que pueden sugerir las meras medidas puntuales de ‘política económica’. Lo hacen sin preguntar, porque ellos dicen saber qué es lo que hay que hacer, cómo ser más eficientes. Sin preguntarse si ya tenemos bastante, ni interrogarse por el coste de esta eficiencia en otros términos que los de la utilidad subjetiva que otorga el dinero.
La mayoría de los (macro)economistas actuales serán vistos desde el futuro de forma análoga a cómo percibimos hoy a las brujas y a los inquisidores del Medioevo, pero con consecuencias mucho peores. El problema ha llegado a un punto de gravedad y peligro demasiado importante como para ser abandonado a la mera ideología (749).
Energía
Y es que la energía, económicamente, parece como si viniera detrás. Pero físicamente es simultánea, permitiendo la causalidad de los fenómenos de la megamáquina en todas sus generalidades y en todos sus detalles. Si el flujo de energía neta a disposición desciende, cosas que antes sucedían, o podían suceder, dejarán de ocurrir o de ser verosímiles.
Dese cuenta de lo que esto significa realmente. Algunas cosas pueden ocurrir de otra manera, otras de manera quizás más lenta. Pero muchas, simplemente, es que no pueden ocurrir, no van a ocurrir: el espacio de realidad se reduce, se reduce cada vez más, y más. En estas condiciones, una buena parte de lo imaginado, muchos desiderata de muchos, personas y organizaciones, que antes podrían considerarse verosímiles y realizables, simplemente dejan de serlo. Porque les va a faltar la energía que las haga posibles.
Éste es el punto donde encuentro más dificultad de comprensión del fenómeno: con menos energía ocurren menos cosas. No es una cuestión económica, ni social. Las cosas dejan de ocurrir, sencillamente. Y algunas terriblemente.
Una forma de visualizarlo consiste en calcular cuántos esclavos fósiles (virtuales) tenemos cada uno de nosotros. Pues en 2009 eran del orden de 14, en promedio mundial. Cada uno de nosotros, en promedio, tiene alrededor de 14 esclavos fósiles a su disposición, medido en términos de CO2 emitido[3] (750). El estadounidense medio cuenta con unos 100 esclavos (751). Si se reduce el número de esclavos, desde luego ocurrirán menos cosas. La productividad no es otra cosa que disponibilidad energética complementada con información orientada a un fin.
Con menos esclavos, menos sucesos, y así menos valor añadido, por mucho desacoplo que invoquen los economistas al uso.
Esto del desacoplo es como querer que los esclavos trabajen más comiendo menos, y dando además por supuesto que a partir de hoy les daremos las instrucciones correctas que hasta ahora hemos evitado a pesar de nuestro desmedido afán por la eficiencia y el surplus. En su ética radicalmente antropocéntrica, obscenamente elitista, de lo que en realidad se han desacoplado es del entorno físico, del medio ambiente, de la naturaleza, ahora sí, incluidos la mayoría de seres humanos. Una vez desenganchados filosófica y emocionalmente del “otro”, lo que le ocurra pasa a tener muy poca o ninguna relevancia, lo perdemos de vista, funcionamos como si no existiera (752). Como opción vital individual discutiríamos si es o no respetable, o hasta qué punto. Pero técnicamente es un suicidio, y socialmente resulta en un genocidio.
Filosofía
Así pues hemos basado la modernidad en una magnífica filosofía para nuevos ricos adolescentes – la herencia cultural y económica de la Ilustración – que contaba implícitamente, sin saberlo, con el crecimiento energético continuo. No contaba con la existencia de límites porque le molestaban y, cuando los advertía, rehuía la mirada. Así hasta hoy.
Cuando la energía disponible por unidad de tiempo y su evolución sea percibida como siempre descendiente a largo plazo por la población, como así va a ser a no mucho tardar, el mundo será, de pronto, muy distinto al actual (723,753). No es fácil cambiar los esquemas mentales de lo posible para adaptarlos a la nueva situación no transitoriamente menguante. No es lo mismo vivir aspirando a más habiendo camino por recorrer, con o sin overshoot añadido, que habitar un entorno de continuo achique del espacio de sucesos, posibilidades y oportunidades. Donde, por ejemplo, la posibilidad del win-win[4] como atractiva salida civilizada a los conflictos se reduce, se reduce siempre, en lugar de aumentar. Por ejemplo, cuando cesa el crecimiento deja de haber migajas para las no-élites, lo que devuelve una vez más la problemática de la igualdad y de la distribución de lo posible a una posición central del debate político.
Y es que cambiará hasta la filosofía: los pensadores modernos, los de la Ilustración, nuestros referentes, iconos de nuestra civilización, deberán ser profundamente revisados y cribados, y muchos serán (solo) historia dentro de poco tiempo. Historia de cuando podíamos acordar que ocurrieran más cosas. Volveremos de nuevo la vista hacia los clásicos, de quienes nunca debimos desconectarnos. La idea de progreso deberá ser revisada en profundidad, siempre con dolor. Algunos incluso hablan del final de la religión del progreso (754), una suerte de choque violento de las ilusiones de juventud contra el muro infranqueable de la realidad.
El decrecimiento no es ni una ideología ni una elección
Hemos visto a lo largo de estos textos que tanto para la gestión de los recursos del presente y del futuro de la forma más eficiente (y suficiente) posible, como para hacer la revolución si lo consideramos necesario, la dinámica de sistemas es una herramienta de gran poder persuasivo para quien se adentra en ella, y desde luego de gran utilidad. También para el adversario que, téngalo usted por seguro, ya la emplea.
Está (probablemente, esperemos) en nuestras manos elegir cuál de las trayectorias posibles tras la bifurcación, que corresponde al inicio del colapso (cima de la curva de LLDC que tenía lugar en 2015), acabamos de ejecutar finalmente. Pero mediante la dinámica de sistema tenemos el privilegio de irnos enterando de cuáles no pueden ser transitadas ya. Es imprescindible atender al principio de realidad, mucho más por cuanto no nos queda margen para el error. Es pues decisivo prever el próximo escenario por lo menos a grandes rasgos – y podemos hacerlo – para evaluar desde ahora mismo de qué marcos éticos nos dotamos de cara al futuro.
Si en verdad el capitalismo es imposible sin crecimiento del PIB a medio o largo plazo, y así parece ser, y el crecimiento en general pronto será una imposibilidad física, y así va a ser – o ya es, maquillajes aparte – dígame usted qué futuro tiene el capitalismo. Y qué opciones nos quedan. Si hasta ahora el establecimiento de prioridades era un criterio conveniente, cuando disminuye la energía, y con ello la cantidad de fenómenos que pueden suceder, incluida la propia supervivencia, las prioridades que establezca el nuevo marco normativo se convierten en el aspecto más crítico de la existencia.
El manifiesto Última Llamada, que sólo se puede calificar de ideológico si no se ha leído con atención – o desde la mala fe – afirma que tenemos muy poco tiempo para idear un nuevo sistema socioeconómico. Cinco años, a lo sumo. Esto podría ser así siempre que tengamos la suerte de que LLDC, y demás modelos, no acierten en sus previsiones cuantitativas acerca del presente y del futuro inmediato.
Y es que ser decrecentista no es una elección, ni un plato de buen gusto. Como espero haber demostrado a lo largo de estos textos el decrecimiento, incluso el colapso, es una realidad próxima, una conclusión inescapable, algo para lo que hay que ir preparándose desde ahora mismo. Individualmente, pero sobretodo colectivamente. Jorge Riechmann manifestó el pasado lunes en una abarrotada Aula Magna de la Universitat de València que ‘el colapso es inevitable; sólo queda prepararse para el post-colapso’. Dijo también que la medida del éxito se establecerá en el futuro en términos de la magnitud del genocidio resultante.
Recuperar la ilustración perdida
Entretanto, hemos de volver a los orígenes de la Ilustración perdida cuanto antes mejor. Tal vez una nueva Revolución Francesa sería la mejor respuesta ilustrada. Ahí podríamos reencontrar la savia original que nunca debió perderse en el magma relativista de un postmodernismo degradante llevado al paroxismo. Para ello necesitaremos ahora mucha más gente frente a la Bastilla que quejándonos y descomprimiendo la indignación a través de las redes sociales o (sólo) en las urnas.
Estamos ahora ya en condiciones de hacer uso, por fin, del inmenso privilegio que atesoramos, como especie, por haber descubierto ya suficientes leyes de funcionamiento de la naturaleza gracias, entre (no muchas) otras cosas, a la disponibilidad temporal de gran cantidad de energía útil como condición necesaria. El conocimiento que hemos desarrollado y acumulado entretanto es inmenso, por mucho que requiera de selección y cribado. Y es básicamente inmaterial – aunque requiera cierto soporte material para su adecuada conservación y difusión. ¿Vamos a despreciar esta nuestra mejor riqueza, nuestro mejor legado, nuestro único éxito duradero?
Tenemos pues frente a todos nosotros (¡no de nuestros nietos!) una de las perspectivas más inquietantes que quepa imaginar. Esperemos que no sea peor de lo que parece previsible[5].
Trabajemos por ello, cada uno en lo que pueda y crea ser mejor. Por mi parte sólo veo tres posibilidades de respuesta personal: negacionismo, nihilismo o activismo[6]. Yo he elegido firmar el manifiesto Última Llamada, unirme a ese grupo, y escribir estos textos para tenerle al corriente de mis averiguaciones y reflexiones.
Ahora es su turno. Por favor, haga usted su elección.
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Notas al pie
[1] Dismal science: ‘ciencia lúgubre’ o ‘funesta’, término acuñado por el historiador victoriano Thomas Carlyle en el siglo XIX (erróneamente atribuida a un comentario sobre Malthus)
[2] Se lo he oído decir más de una vez a Santiago Niño Becerra
[3] Cada uno de nosotros consumimos unos 90 kg de carbono al año
[4] Todos ganan
[5] Ugo Bardi se hacía también esta misma reflexión (755)
[6] Tomo esta idea del documento Nihilism, Fundamentalism, or Activism: Three Responses to Fears of the Apocalypse (756)
Gràcies Ferran per aquesta magnífica sèrie de posts! L’he llegida tota amb avidesa. Sàpigues que la gent de Granollers en Transició ens prendrem la llibertat, si et sembla bé, d'»afusellar» alguna de les teves figures i reflexions per a les presentacions que fem a les xerrades per difondre la situació, i jo personalment per als meus alumnes de secundària.
La tasca de divulgadors rigorosos i ben formats com tu és imprescindible per la gent que, humilment, intentem fer treball de base.
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Cap problema Oriol; gràcies per haver arribat al final tant aviat!
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Gracias, Ferrán, por tu esfuerzo.
Quizá pueda ayudar a escoger la opción personal, el intentar comprender lo que significa realmente el colapso de la Sociedad Industrial Globalizada. Elijo los datos aportados por World 3 Standard (BAU), como deferencia a su buen acierto en los último 40 años, siendo consciente de que eso no aumenta sus posibilidades de que a partir de ahora siga acertando igual. En los 75 años de declive, la producción de alimentos per cápita baja a la mitad. Si actualmente con el doble, un 10% de la población mundial está en situación de desnutrición crónica y más de 3 millones de niños al año mueren por esto, el declive implica que prácticamente todo el mundo estaría en esa situación. La producción de servicios y bienes industriales per cápita se reduciría a una décima parte de la actual. Esto sólo puede interpretarse como un abandono de las ciudades, donde se producen los servicios, y de las fábricas, donde se producen los bienes industriales. Por último, tenemos una disminución paulatina de la población de unos 2.500 millones de personas en 75 años. Es decir, más o menos un tercio del máximo de población, que se alcanzaría alrededor de 2025, desaparecería. Podemos hacernos una cierta idea de lo que esto supone, comparándolo con la primera mitad del siglo XX. En esos 50 años se dieron las dos guerras mundiales, una pandemia de gripe muy mortífera y un gran número de guerras civiles. Todas esas calamidades ocasionaron casi 250 millones de víctimas, pero la población mundial no disminuyó, sino que siguió aumentando. Esto implica que las consecuencias del colapso no sólo actúan durante un lapso de tiempo 1,5 más extenso, sino que además tienen que ser mucho más brutales, continuas y generalizadas. La gente estaría aún más atrapada y la supervivencia individual dependería más del azar que de los propios esfuerzos.
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¿QUE TIPO DE INVESTIGACIÓN PODRÍA ENCONTRAR LA SOLUCIÓN PARA ELIMINAR NUESTROS NUEVOS TIPOS DE MALES, SURGIDOS DESDE LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL?
1) Reconociendo ya que la causa de nuestros nuevos tipos de males, surgidos desde la revolución industrial es la errónea conducta y actividades del hombre, para eliminar estos males, nuestros Organismos Oficiales y Organizaciones Particulares que tratan este problema, tendrían que centrar sus investigaciones en buscar la causa porque ha podido ocurrir este negativo cambio en la conducta y actividades del hombre, y como corregirlo y no ignorando esto, tratando nuestros males que son los manifestados efectos de esta causa, directa y separadamente de cada una y sin relacionarlos de esta causa, obteniendo con este erróneo enfoque unos resultados, aunque aparentemente positivas, a largo plazo inútiles para frenar el progresivo crecimiento de nuestros nuevos tipos de males, que amenazan ya nuestra subsistencia.
2) Ante los innumerables e interrelacionados males, surgidos desde la revolución industrial, hoy ya esta reconocida que estos no han presentados por azar ni son casuales, sino son los manifestados efectos de una causa común de todos y esta causa es el erróneo modo de vida, del hombre contemporáneo de cuya consecuencia él se encuentra hoy en el degenerado estado de su naturalezas psicosomática, incapacitándole para pensar íntegramente y ver las cosas en esencia y juzgar los acontecimientos holisticamente. Y guiado ahora por su erróneos jerarquía de valores no encuentra erróneo su “Filosofía del mundo y de la vida”, y de acuerdo con ello en lugar de buscar porque ha ocurrido y como cambiar su “erróneo” modo de vida, aceptado esta como correcta, considera nuestros nuevos tipos de males como unos hechos dados y casuales y basando en los grandes avances científicos y tecnológicas intenta eliminarlos tratando cada uno directa y separadamente unos de otros y sin relacionarlos con sus causantes, al que sin embargo reconoce de ser el hombre. La razón de esta contradicción es que siendo el hombre contemporáneo absorbido por el erróneo “filosofía del mundo y de la vida”, de nuestras civilizaciones, estos no son capaces de reconocer sus conductas y actividades como erróneas. Empero sabiendo, de la observación en la historia el conducta y actividades del hombre, que su único estado perfecto es cuando logra establecer el perfecto equilibrio entre la parte espiritual e instintiva de su naturaleza especial humana, los hombres quienes han logrado establecer, en nuestras civilizaciones, este `perfecto estado de su naturaleza psicosomática y han recuperado de manera natural el verdadero conocimiento sobre el mundo y de la vida, cuales existen ya dentro de nuestras civilizaciones, son los quienes pueden encontrar porque es el hombre causante de nuestros nuevos tipos de males y como restablecer el justo equilibrio entre la parte espiritual e instintiva de nuestra naturaleza especial humana, con la que se anularan todos nuestros nuevos tipos de males, de manera natural y espontánea, casi sin darnos cuenta de ello. Como desde el principio de mi búsqueda de la causa de nuestros innumerables e interrelacionados males, yo he descubierto que la causa de este negativo acontecimiento es la extremada materialista “filosofía del mundo y de la vida”, y el degenerado estado psicosomático del hombre contemporáneo, y la solución para eliminar nuestros nuevos tipos de males es la recuperación del perfecto estado psicosomática de nuestra naturaleza especial humana, yo durante estos 46 años desde que empecé buscar la solución correspondiente para eliminar estos males, he intentaba seguir en mi vida la búsqueda de obtener el justo equilibrio entre la parte espiritual e instintiva de mi especial naturaleza humana, en cuyo proceso he obtenido unos experiencias muy agradables y positivas y unos conocimientos, que a pesar de que este tipos de conocimientos es muy difícil de comunicar por el escrito, para ayudar de poner en practica el necesitado enfoque de programa de investigaciones he decidido redactarlos y publicarlos en mis libros, revistas anuales MENSAJE de mi Centro de Investigación y desarrollarlos en una extensa Exposición de carácter permanente montado en las paredes de mi Centro de Investigación, en espera de encontrar un Mecenas o Patrocinio para financiar sus divulgaciones entre el publico de nuestras sociedades.
3) Si observamos el desarrollo y funcionamiento de nuestro mundo en nuestro planeta, descubrimos que esto se realiza en perfecto orden y armonía. Siendo sus componentes no solo elementos inanimados (rocas, metales) sino también seres animados, con un tipo de vidas correspondientes a cada especie, para que estos no podrían perturbar este perfecto desarrollo, sino poder adaptarse con sus conductas a la misma, tendría que ser implantada en sus instintos el “conocimiento” de esta “obra de arte viva”, del que forman parte integrante, y que les guía en sus conductas. Este hecho esta demostrado observando la Naturaleza en algunas zonas donde no ha podido entrar el hombre ni por su presencia física, ni con su influencia. Allí, a pesar que los seres animados, (animales) y vegetales son de innumerables tipos de especies, y que se desarrollan reproduciéndose y consumiéndose unos de otros, este proceso se realiza manteniendo el ordenado y armonioso desarrollo de este mundo, asegurando con ello el bienestar de cada especie mientras viven. En el caso donde existe la especie humana con su presencia física o influencia, este ordenado y armonioso desarrollado en esta parte del mundo no es siempre asegurado, sino observando su historia de su conducta y actividades descubrimos que siendo su naturaleza compuesta no solo de instinto, en el que también esta implantada el Conocimiento “sobre el mundo y de la vida”, sino también de espíritu que posee los dones de Conciencia, Raciocinio y Capacidad Creativa, con los que podría formar su propia idea “sobre el mundo y de la vida”, pero al que por no existir estos dos Conocimientos separadamente dentro de la naturaleza psicosomática, la influencia de uno sobre el otro modifica ambos conocimientos, y tiene tres posibilidades de elegir su vida: 1) Puede sobrevalorar la parte espiritual a costa de su parte instintiva, 2) hacer el contrario o 3) llevar en justo equilibrio sus dos tipos de naturalezas. Aprendemos de estos ejemplos que solo en el tercer caso cuando logra establecer el justo equilibrio entre la parte espiritual e instintiva y obtener el perfecto estado de su naturaleza especial humana es cuando el Conocimiento sentido por su instinto y percibido por su espíritu no se modifican sino se refuerzan unos de otros, y el hombre obtiene su capacidad de adaptarse con su conducta y actividades, como los otros seres animados (animales) debajo de su nivel, a las Leyes de la Naturaleza y reforzar sin hacer nada especial, su ordenado y armonioso desarrollo, anulando así de manera natural y espontánea todos los males causados por los dos erróneos tipos de modos de vida
Madrid 25 de Mayo de 2012
Francisco Z. Lantos Dr. Arquitecto
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¿TIENE FUTURO NUESTRA CIVILIZACIÓN?
Entre nuestros males surgidos desde la Revolución Industrial los más graves son:
1/ La antinatural y desenfrenada expansión demográfica.
2/ El anormal crecimiento del consumo de energía del hombre contemporáneo.
3/ El sobrecalentamiento de La Tierra y el Cambio Climático.
4/ La fiebre de las migraciones desde las zonas rurales y conflictivas hacia los grandes núcleos urbanos.
5/ El desordenado y deshumanizado desarrollo de nuestros Asentamientos Humanos (Metro, Megaciudades e indefinidas Conurbaciones).
6/ La contaminación del aire, agua y tierra de nuestro planeta.
7/ La deforestación y desertización de nuestro planeta.
8/ La violencia de género.
9/ Las desviaciones de nuestra naturaleza sexual
10/ Los nuevos tipos de enfermedades incurables.
11/ El envejecimiento de la población.
Todos estos y otros muchos males, que en los últimos cuarenta años las Naciones Unidas los han tratado cada uno separadamente y sin relacionarlos con una Causa común es la causa del fracaso de obtener sus deseados objetivos, y en lugar de mejorar estos males todos han empeorado progresivamente.
La población del mundo, que en el año 1960 era de 3.200 millones de personas, que es 16 veces más que la que existía en la época de Jesucristo, durante este tiempo se duplicó y hoy tenemos 6.600 millones que es 33 veces mayor que la que existía en la época de Jesucristo, y el consumo de energía, comparándolo con lo que se consumía por el hombre en dicha época a la que podemos considerar como normal, en este tiempo ha crecido a una media de 3 veces más por persona, multiplicando estos dos factores resultaría, para el año 1960, 16 (aumento de la población del mundo) x 3 (aumento del consumo de energía por persona)= 48 veces más consumo de energía que el que existió en la época de Jesucristo, y en el año 2000 nos daría 33 x 3= 99 más consumo de energía que en la época de Jesucristo, pero según las estimaciones de las Naciones Unidas la población del mundo puede alcanzar en el año 2050 la cifra de 9.400 millones, que sería 47 veces mayor que la que existía en la época de Jesucristo, que multiplicándolo por 4veces más consumo de energía por persona a la que se puede llegar para esta fecha nos daría 188 veces más consumo de energía que el que existía en la época de Jesucristo, siendo esta cifra el doble de la que existe hoy.
Tomando en consideración las consecuencias negativas que ya experimentamos, todo indica que nuestro planeta no puede satisfacer estas demandas ni evitar el sobrecalentamiento de La Tierra y el Cambio Climático, que ni existía en el año 1960.
Lo mismo es válido para las migraciones de la población desde las zonas rurales hacia las mayores ciudades existentes la cuales aún tenían escala humana y tamaños definidos, estructura ordenada, distribuciones funcionales y formas expresivas y relaciones armoniosas con su medio ambiente.
En estas ciudades no existían las contaminaciones de agua, aire y tierra, ni las violencias de género y desviaciones de la naturaleza sexual, ni el envejecimiento de la población en la escala que hoy tenemos.
Como además de estos males que afectan más a nuestra vida existen muchos más tipos de males, como el egoísmo, injusticias sociales, las inmoralidades, la pérdida de la vida familiar, inseguridad ciudadana, robos y todo tipo de crímenes, drogadicciones, etc., todos producidos por el erróneo modo de vida del hombre contemporáneo, si no cambiamos nuestro erróneo enfoque de tratar nuestros males separadamente unos de otros como algo dado y sin relacionarlos con una Causa común, por la falta de tiempo que tenemos hasta el año 2050, cuando se habrá duplicado el consumo de energía que poseemos hoy y habrán aumentado progresivamente nuestros males, nada podrá evitar una destrucción planetaria, un catastrófico fin de nuestras civilizaciones.
Madrid, 01 de Marzo de 2015
Francisco Z. Lantos
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Para poder eliminar nuestros nuevos tipos de males, sabiendo que estos no han surgido por azar, sino son consecuencia del modo de vida de la especie humana, seria necesario conocer el papel de la “filosofía del mundo y de la vida” en su conducta y actividades.
Haciendo esto observando la Naturaleza, vemos que la conducta de los animales es constante. Un pájaro siempre hace el mismo tipo de nido que su naturaleza particular necesita, hacen lo mismo las marmotas, construyen sus diques de la misma manera y todos los otros animales que por su tipo de vida necesitan realizar construcciones. Sus conductas, en el desarrollo de sus vidas, obedecen a los impulsos impresos en sus instintos y poseen un Amor de tipo sexual, que funciona sólo en la época de celo para la finalidad de procrear, consumiendo este tipo de Amor, esté se cambia por un tipo de Amor para criar y proteger sus crías hasta que estás desarrollan sus vidas particulares, acabando esto, el Amor se transforma por una voluntad de vivir, evitando con esto que estos seres animados abandonen sus vidas a su propia voluntad.
Este perfecto, pero en cierto modo un aspecto mecánico de la vida, que es necesario para que nuestro Mundo Manifestado, se desarrolla en orden y armonía, preservando un equilibrio entre sus “componentes”, los seres vivientes, del que cada uno forma parte integrante y del que depende su bienestar, observamos a través de la historia de la conducta y actividades del hombre, que este necesario equilibrio no esta garantizado donde el hombre desarrolla su vida.
Para ver este hecho, si tomamos como ejemplo la Edad Media, descubrimos que los hombres de esta época, tenían una “filosofía del mundo y de la vida” demasiado espiritual, se interesaban más por las cosas transcendentales que por las cosas practicas de la vida diaria, gastaban sus fuerzas y el dinero en construir Monumentos, Catedrales e Iglesias, para sus creencias, y contrastando esto con casas mal construidas, con poca luz y ventilación, calles estrechas, sin instalaciones sanitarias de agua alcantarillado etc. Al no cuidar sus cuerpos y no desarrollarse las ciencias, ni la medicina nacen enfermedades infecciosas y contagiosas, la vida social y cultural y recreativa se reduce a la vida religiosa y familiar, que aunque ha podido aportar alimentos espirituales, la falta de cultivo de sus cuerpos perturbaba este tipo de felicidad y nacen distintos tipos de males, que hasta que los resultados de sus ideas no caen en contradicción con la realidad ellos no lograron eliminar sus males.
Aprendiendo a través de estas contradicciones, poco a poco, los hombres han puesto más atención a las necesidades de su vida instintiva, logrando, en la época del Renacimiento, establecer el justo equilibrio entre la parte espiritual e instintiva de su naturaleza especial humana y establecer la justa “filosofía del mundo y de la vida”, que guiaba ahora su conducta y actividades, que coincidía a con la Verdad, desapareciendo progresivamente los males surgidos en la época de la Edad Media, sin manifestarse nuestros innumerables e interrelacionados males, como consecuencia de nuestra extremada materialista “filosofía del mundo y de la vida”, y degenerado estado de nuestra naturaleza psicosomática.
Este tipo de cambio de modo de vida, que se realizo entre la Edad Media, y el Renacimiento de una manera evolutiva y sin grandes disturbios, la historia nos demuestra también que no ha sido así cuando las sociedades poseían una materialista “filosofía del mundo y de la vida”, como ha existido en la época del Helenismo de la antigua cultura de Grecia, la Cultura Judea y de Roma en la época de Jesucristo, sino que, al encontrarse el hombre en un estado degenerado de su naturaleza psicosomática, el cambio ha sido a través de una destrucción, por una revolución espiritual, y anunciando una nueva “filosofía del mundo u de la vida”, que se transformo en una ideología religiosa que abrió un nuevo camino para la salvación.
Encontrándonos hoy en una situación similar, pero con más graves males y problemas, respetando y manteniendo nuestro erróneo modo de vida hasta final, tal como estamos haciendo, creo que nosotros tampoco podríamos realizar el necesario cambio por vía evolutiva y pacifica y un tipo de destrucción será inevitable, empero conociendo ya que la causa de todos nuestros males es el degenerado estado psicosomático de nuestra naturaleza especial humana, y sabiendo que es lo que corresponde al perfecto estado de su naturaleza, empezar de investigar como podremos obtenerlo, podríamos disminuir nuestros males y sin esperar este cambio destructivo, preparar el camino para un posible cambio evolutivo y pacifico. (Ver Hoja Nº 4)
Madrid 02 de Marzo de 2015
Francisco Z. Lantos
Doctor. Arquitecto
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Gracias por existir
Utilizas lo de ver las cosas desde fuera y yo usaba lo de si nos viese un extraterrestre, pero me ha gustado lo de que los niños y las tribu tampoco hierran como los científicos- por no estar influenciados.
HAY al menos TRES LEYES QUE GOBIERNAN NUESTRO MUNDO desde que comenzó la abundancia y por tanto la pobreza-NEOLÍTICO.
1ª- Cuando alguien adquiere riqueza o poder tiende a ser conservador- que significa que tratara de paralizar el conocimiento— es lo que tu expones como que nos resistimos al cambio.
2ª-Los valores social mente defendidos en cualquier periodo histórico– son los de la clase dominante– ellos nos educan y escriben la historia, elevan a sus genios etc. en vez de Lamark, ascendieron a DARWIN ETC.
3ª- Todos somos corruptos en un sistema basado en la COMPETENCIA, pues el objetivo es obtener una ventaja sobre el otro y perpetuarse.
y finalmente esto tiene que ver con la caja en la que nos encontramos (el entorno) que describe muy bien ANTONIO TURIEL EN ARTICULOS DEL 2012.
Hasta que no se aborde esto, todo lo que hacemos es hablar y discutir desde dentro y no desde fuera.
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Gracias a ti por venir por aqui i comentar
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Me parece válido y profundo el análisis de Ferran P. Vilar. Sin ser economista hace tiempo elaboré mi propia teoría para explicar la crisis económica del 2008.
Me parece lógico plantear que el perpetuo crecimiento del PIB se hace al costo de la sobreexplotación de los recursos naturales, lo que viene acompañado por mayor contaminación del medio ambiente, de despilfarro y de desigualdad social creciente. Creo que la humanidad debe acercarse a modelos de sociedades como las de los países escandinavos donde no se ve el contrste escandaloso de clases sociales del resto del mundo.
El acetar el planteamiento de Ferran involucraría tender a la congelación del PIB de los países y a acostumbrarse a una vida más austera, cosa muy dificil en el mundo ferozmente competitivo en que vivimos.
Acá en Chile, mi país, se postergaron el desarrollo de nuevos proyectos de plantas energéticas solares porque el petroleo al bajar hace menos competitivas las centrales de energías alternativas. Habrá que esperar a que el petróleó vuelva a subir, desgraciadamente.
En cuanto a la población humana hay que hacer una separación entre países que van hacia el suicidio demográfico donde están todos los países desarrollados, Europa con un 1.6 hijos por cada mujer, China con 1,7, Japón con 1,3. En el extremo opuesto están los países de África, Nigeria con 6 hpm, lo que explica en forma natural la tremenda presión migratoria hacia Europa.
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