En 2004 fue Business Week, en 2008 el Financial Times comenzó a decantarse … y el pasado marzo fue The Economist. No es la primera vez que trata el asunto, claro, pero nunca su posicionamiento ha sido tan contundente.
Cuando la revista económica de mayor prestigio, portavoz del liberalismo ilustrado, dedica un número al cambio climático, redacta un informe sin equívocos y editorializa con esta expresión, es que algo puede estar cambiando en los círculos del poder real. Aunque también podría ser que estuviéramos solamente frente a una (tardía) toma de conciencia del competente (y anónimo) equipo de redacción del Economist.
El tiempo nos lo dirá. Entretanto, veamos algunos párrafos del editorial titulado ‘Spin, science and climate change’, del 18 de marzo pasado.
Por cierto: sorprende la mención al ‘spin’ (propaganda) en el título, y la ausencia de referencia a este asunto en el texto, pero podemos atribuirlo a una indirecta dirigida al buen entendedor. Yo pienso más bien que es un reconocimiento implícito de las debilidades estructurales de la prensa frente a la maquinaria de negación, de las que que no se habría librado (por supuesto) ni el Economist, probablemente el medio más respetado por la comunidad periodística de todo el mundo.
“Los vergonzosos fallos de los científicos [respecto a los requerimientos FOI] han conseguido cambiar la percepción del público. Sin embargo, no han cambiado para nada a la propia ciencia.”
Metáfora de la aseguradora
Siempre en su línea, el Economist genera una metáfora que vale la pena considerar:
“Quedan muchas incertidumbres, pero este hecho va en favor, y no en contra, de la acción … Al igual que el propietario de una casa paga un pequeño sobrecoste para protegerse contra los accidentes, el mundo debería hacer lo mismo.”
Yo creo que incertidumbres no quedan tantas. Los economistas, como parten de suposiciones no axiomáticas (sino ideológicas) para sus deducciones posteriores , no tienen bien interiorizada la incertidumbre matemática, y si además se dedican a la comunicación es más fácil que la confundan con el concepto popular de no saber.
“Donde el cambio es más necesario y urgente es en la manera en que los gobiernos emplean la ciencia para plantear sus propuestas.”
Esta declaración, en sede tan influyente, me parece a mi un avance de gran magnitud.
Silencio del negacionismo
Uniendo estos posicionamientos con los de los informes de la Agencia Internacional de la Energía de 2008 y 2009, y el documento Hardtruths del National Petroleum Council de 2007 (¡entidad presidida por un expresidente de ExxonMobil!), puedo entender que los estrategas negacionistas sigan propalando el ultraliberalismo por doquier. Todavía queda mercado.
Pero, a la vista de lo que está en juego, resulta cada día más difícil de creer que cuando su infantería, bloguera o no, emite confusión, desinformación y detritus varias veces al día, lo haga por mera convicción personal.
¿No les da vergüenza?
Mayor información:
The Economist does not disappoint – Real Climate 13/04/2010
Qop3Rq Very true! Makes a change to see semonoe spell it out like that. :)
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