«Si por la noche lloras por no ver el sol, las lágrimas te impedirán ver las estrellas» – Rabindranath Tagore
La BBC emitió en 2006 un excelente documental bajo el título de Oscurecimiento global, Global Dimming (1). Su visionado debió de impresionar tanto a los gestores de la cadena que decidieron insertar una advertencia previa donde señalaban que su contenido podría herir la sensibilidad del espectador, y recomendaba tener en cuenta esta circunstancia especialmente de cara a los niños. Dicho reportaje fue emitido por La 2 de Televisión Española en el programa Documentos TV. No incluyó cautela previa alguna, por lo que es posible que muchos infantes españoles hayan sufrido terrores nocturnos creyendo que nunca más verían el sol o que morirían achicharrados, por lo menos en sueños.
El oscurecimiento global no es otra cosa que el efecto según el cual la intensidad de la radiación solar que llega a la superficie de la Tierra es, hoy, sensiblemente inferior a la de hace 30-50 años. El motivo no es otro que la existencia de una densidad mucho mayor de partículas en suspensión en la atmósfera. Dichas partículas reflejan una parte de la luz solar, devolviendo así energía hacia el espacio de forma que no llega a alcanzar la superficie de la Tierra. A efectos del calentamiento global, es como si el Sol hubiera reducido levemente su intensidad, desde finales de los años 1950, entre el 2 y el 4% a nivel global (2) y ¡el 10% en los Estados Unidos! (3). A efectos prácticos, hoy el cielo ya no es lo que era. Es menos azul, vemos menos estrellas.
En el reportaje mencionado se daban unas cifras (30% menos de evaporación del agua expuesta al sol respecto a 30 años atrás) que a mi me parecen muy elevadas, y que sólo he visto mencionadas en un único artículo ‘peer-reviewed’[1] y, por tanto, requerirían confirmación. Pero está claro que la diferencia es sensible, que los instrumentos de medida no ofrecen dudas y que el fenómeno está descrito con todo el rigor posible en trabajos publicados en Nature (2, 4, 5, 6), Science (7, 8) (¡un artículo firmado por 64 investigadores!), Tellus (9), Proceedings of the National Academy of Sciences (10) y la controvertida Geophysical Research Letters (11).
Estas partículas, denominadas ‘aerosoles’, son de diversos tipos. Las hay naturales, como las que genera el polvo del desierto y que predominan en el hemisferio sur. Las recientes, las añadidas, son las debidas a la acción humana producto, en su mayor parte, de la generación de energía y de la actividad industrial, y predominan en el hemisferio norte. Esto es así porque nunca la combustión es completa, ‘perfecta’ y, además de dióxido de carbono, agua y calor, que serían los resultantes de una combustión ‘perfecta’- por lo demás virtualmente imposible de conseguir al 100% – una de las manifestaciones de esa ‘imperfección’ lo es en forma de emisión de partículas microscópicas, por ejemplo cenizas, hollín, etc.[2]. Pueden proceder de las centrales térmicas generadoras de electricidad, de la combustión de gasolinas o gasóleos de automoción y de kerosenos de aviación. Algunos procesos industriales también generan aerosoles de diversos tipos, con la misma propiedad de reflejar la luz solar. Otros aerosoles, por el contrario, contribuyen al efecto invernadero.
Hay tres elementos importantes relativos a los aerosoles y al fenómeno de ‘oscurecimiento’ global que conviene conocer.
Una primera característica de interés de los aerosoles respecto al clima es que, contrariamente al dióxido de carbono, cuyo tiempo de permanencia en la atmósfera se mide en siglos, estas partículas, cuando son generadas cerca de la superficie por nuestros procesos energéticos e industriales, se mantienen flotando en el aire sólo unos pocos días, en general entre tres días y una semana. Tiempo durante el cual van decayendo y depositándose en la superficie de la Tierra o de los océanos. Pero como la actividad industrial es constante o aumenta, el nivel de aerosoles, como mínimo, se mantiene.
Un segundo elemento importante es que, de no formarse, continuamente, estas calimas, estas neblinas, la intensidad de la radiación que llegaría a la superficie de la Tierra sería mayor y, por tanto, la temperatura media de la Tierra sería superior a la que ahora es. Así pues, el efecto de ‘parasol’ parcial que ejercen los aerosoles compensa, en alguna medida, el incremento de temperatura debido a las emisiones antropogénicas que causan efecto invernadero.

El Pinatubo inyectando aerosoles en la estratosfera, 1991
Con ocasión de las erupciones volcánicas, el planeta nos ilustra de vez en cuando con la influencia que llegan a alcanzar estas partículas en el clima, Toda erupción volcánica de cierta importancia, como lo fue, considerablemente, la del volcán filipino Pinatubo en 1991, provoca un cierto grado de oscurecimiento y, por tanto, un enfriamiento temporal del globo. Puesto que las erupciones volcánicas de envergadura emiten una gran cantidad de cenizas, y las inyectan en la estratosfera, éstas tardan mucho tiempo en decaer a la superficie y cesar así sus efectos, contrariamente a las emisiones antropogénicas, que no superan la troposfera. En el caso del Pinatubo su influencia se dejó sentir durante unos dos años.
Esto que le digo es realmente importante, pues significa que la quema de combustibles fósiles, al ser (inevitablemente) incompleta, genera unas partículas pulverulentas que atenúan el efecto invernadero que, debido a la parte ‘correcta’ de la combustión, presenta el dióxido de carbono junto a otros gases. Dicho de otro modo, la temperatura habría aumentado sensiblemente más de los 0,8 ºC con que ya lo ha hecho de no ser por la concurrencia de estos aerosoles. Por tanto, los impactos sobre la naturaleza y sobre nosotros serían mucho más severos y visibles. ¿En qué medida? Lo veremos más adelante, pero parece que por lo menos lo suficiente como para que la BBC haya considerado que debe advertir del peligro que el conocimiento de este fenómeno puede suponer para las ánimas en formación.
Pero hay un aspecto que considero más importante todavía, y que resulta algo perturbador. Sabemos que los compromisos que los negociadores climáticos internacionales intentan trabajosamente alcanzar lo son en términos de reducción de las emisiones de un ‘tanto por ciento’ en el año 20XX. Por poner cifras que se están manejando ahora en Copenhague, supongamos una reducción del 80% de las emisiones de gases de efecto invernadero en 2050.
Vamos a suponer ahora que en lugar del 2050, un milagro de la providencia consigue que esa reducción se produzca mañana mismo y, además, todos podemos seguir comprando en el supermercado igual que lo hicimos durante la semana anterior, y encima podemos comentar con satisfacción con nuestros convecinos lo bien que, por lo menos esta vez, la comunidad internacional se las ha ingeniado para resolver un problema que unos alarmistas anuncian como muy amenazante para la supervivencia de la civilización o de la especie.
Mientras comentamos esto con gran júbilo por la mañana en el supermercado, por la tarde en el bar y quién sabe si durante la fiesta popular que el ayuntamiento ha organizado para celebrarlo, mientras transcurre el tiempo, usted no se estará dando cuenta, pero no sólo se ha dejado de emitir el 80% del CO2 a la atmósfera para gran satisfacción de los políticos que desean ser reelegidos, sino que el 80% de los aerosoles que hubieran acompañado a esa combustión como residuo tampoco han contaminado la atmósfera. Al principio parece como que no pasa nada y (casi) todo el mundo considera que la fiesta está más que justificada.
Sin embargo, las partículas que hemos denominado aerosoles van precipitando poco a poco, sin que nos demos cuenta. Eso es lo malo del cambio climático, que todo pasa sin que nos demos cuenta. Al cabo de una semana casi la totalidad de los aerosoles debidos a la combustión de la semana anterior han precipitado, y en la atmósfera sólo restan los que se han generado durante la semana en curso que, como sabemos, lo han sido en cantidad de sólo (aproximadamente) el 20% de los que hasta ahora poníamos en circulación. En cambio, el 100% del CO2 que ya estaba presente en la atmósfera durante la semana pasada se mantiene virtualmente intacto[3] (al que se ha añadido más de la mitad del emitido durante la semana en curso, muy poco en comparación, sabiendo además que la otra mitad estará siendo absorbida por los distintos sumideros: vegetación, océanos, etc.). O sea que el efecto invernadero sigue siendo el mismo, mientras que el efecto parasol, oscurecimiento, ha desaparecido en su mayor parte. En el 80% (aproximadamente).
¿El resultado? Usemos la calculadora. Si ya hemos aumentado 0,8 ºC desde la era preindustrial, quedan 0,6 ºC inevitables en la recámara sólo a corto-medio plazo (12) y el efecto parasol nos atenuaba, hasta la semana pasada… ¿cuánto hemos dicho? No sabemos exactamente. Pero tenemos por muy cierto que, tranquilamente, podría ser … ¿cuánto nos dice Meinrat Andrae y nos recuerda James Lovelock? ¡Entre 1,5 y 3,1 ºC! (5, 13)
¿Cómo? Hay algo que no cuadra… Porque vamos a ver… ¿no hemos dicho siempre, por activa y por pasiva, en prensa, radio y televisión, que hay que reducir las emisiones de CO2 limitando el uso de combustibles fósiles? ¿Que ésta, y no otra, es la única forma de contener el efecto invernadero y evitar así que la temperatura aumente hasta un límite considerado peligroso, esos 2 ºC, el famoso punto de no retorno…? A ver a ver… lo calcularé otra vez… me da el mismo resultado[4] … Si, si… Entonces… lo que estoy pensando… ¿será cierto?
Este tercer elemento importante, determinante en extremo, relacionado con el oscurecimiento global no era mencionado en el documental. A mí, sin embargo, me pareció crucial. Podemos bienpensar que el director del documental lo dejó a la consideración del público. O malpensar que no se dio cuenta de la jugada, o que hizo como que no era el momento de meterse en este berenjenal. Debió de temer que ni la propia BBC lo emitiera, y que las exportaciones culturales británicas podrían resentirse, pues nuestro admirado y precozmente jubilado Pedro Erquicia tal vez tampoco lo hubiera elegido a pesar del tono habitualmente grave de Documentos TV. Lo más seguro es que le hubieran retirado a tiempo la financiación, y que el productor se hubiera estrellado (económicamente).
Porque estas cosas no se dicen. Y menos en público. ¡Hombre!
Examinar referencias
Continuación:
El oscurecimiento global y el límite de los +2ºC: 2. Los matices
Entradas relacionadas
El retardo del sistema climático: calentamiento en la recámara
Notas
[1] Artículo publicado en una revista académica. Revisado y validado por expertos distintos a los autores
[2] Un tipo de aerosol, el dióxido de azufre, está, junto a los óxidos de nitrógeno, en el origen de la lluvia ácida (llueve ácido sulfúrico diluido). Sigue presente todavía en los países que no tienen una reglamentación que obligue a filtrar estos contaminantes a todas las centrales de generación de energía eléctrica, como hizo Europa en los años 80 y, sólo parcialmente, más tarde, los Estados Unidos.
[3] La permanencia del dióxido de carbono en la atmósfera es de milenios (14)
[4] 0,8+0,6+1,5=2,9
Ferran, llavors què hem de fer? No reduir les emissions? O comprar-nos banyadors i paraigües? L’única forma d’evitar-ho és algun mètode de captura del CO2 atmosfèric. I de moment no n’hi ha, no?
Me gustaMe gusta
Hi ha intents, David, peró molt incipients i l’èxit dels quals no està assegurat. No ho podem fer emprant energia, ja que seria immensa la quantitat que en caldria. Cal aprofitar els propis mecanismes naturals, fer que la Terra es ‘curi’ ella sola. Hem d’intentar ajudar-la. El més interesant que he vist és un article de Climatic Change d’aquest mateix mes on la gent de la NASA descriu la possibilitat de fertilitzar tot el Sáhara. Sembla que això podria anar bé. Es tracta de que un cop hagi crescut el bosc es vagin tallant els arbres i s’hi enterrin, de forma no es decomposin a l’aire i puguin servir en part d’abonament dels que tornin a crèixer. La pròpia boscositat provocaria pluja. Han calculat que efectivament pot controlar el nivel de CO2 a l’atmosfera. Pero la geoenginyeria (això no deixa d’ésser-ho, potser una mica ‘light’) és molt perillosa, ja que no hi ha manera de fer primer els experiments al laboratori. Per exemple, en aquest cas s’estaria modificant la distribució dels corrents atmosfèrics, amb efectes a qualsevol lloc del món molt difícils de predir. A més, es dona el cas de que el Sahara oriental resulta ser el ferilitzant de l’Amazonas! Allà on hi havia el llac MegaChad, a l’anomenada depressió de Bodélé, hi ha una enormitat de pols orgànic. El vent l’aixeca, travessa l’Atlàntic i ferilitza l’Amazònia i permet la condensació que afavoreix la pluja. Pero si s’hi posa una selva pel mig tindria, previsiblement, efectes allà. Sembla ser que al llarg de la història geològica recent, quan hi ha hagut Amazònia no hi ha hagut Sàhara fèrtil, i quan n’hi ha hagut, no hi havia Amazònia.
Me gustaMe gusta
Traduzco para catellanohablantes:
Me preguntan qué hay que hacer, pues la captura del CO2 atmosférico parece ser la unica forma.
Respuesta:
Hay intentos, David, pero muy incipientes y cuyo éxito no está asegurado. No podemos hacerlo usando energia, pues la cantidad necesaria sería inmensa. Hemos de aprovechar los propios mecanismos naturales, haciendo que la Tierra se ‘cure’ a si misma. Podemos ayudarla. Lo más interesante que he visto es un artículo de la NASA en Climatic Change de este mismo mes donde describe la posibilidad de fertilizar el Sáhara. Parece que podría funcionar. Se trata de que una vez haya crecido el bosque se vayan talando los árboles y sean enterrados, de forma que no se descompongan en el aire y puedan servir en parte como abono de los que vuelvan a crecer. La lluvia aparecería por efecto de la propia vegetación. Han calculado que esto podría, efectivamente, controlar el nivel de CO2 en la atmósfera.
Pero la geoingeniería (esto es una forma de geoingeniería, tal vez de tipo ‘light’) es muy peligrosa, pues no hay forma de experimentar antes en el laboratorio. Por ejemplo, en este caso se estaría provocando la modificación de las corrientes atmosféricas, con efectos en todo el mundo muy difíciles de predecir. Además, se da el caso de que ¡el Sáhara oriental es el fertilizante del Amazonas! Allí donde se encontraba el lago MegaChad, en la denominada depresión de Bodélé, hay una enormidad de polvo orgánico. El viento lo levanta, atraviesa el Atlántico, fertiliza el Amazonas y permite la condensación que favorce la lluvia. Pero interponer una selva podría alterar peligrosamente esta situación.
Parece ser que, a lo largo de la historia geológica, cuando ha habido Amazonas no había Sáhara fértil y, cuando había Sáhara fértil, no había Amazonas
Me gustaMe gusta
Al menos se nos ofrece una posibilidad sobre lo que hacer.
Que el ser humano restituya funcionalidades en los ecosistemas globales y use la ciencia para intentar evitar el colapso, siempre será mejor que permanecer cruzados de brazos.
Me gustaMe gusta
Hola!
Bueno, desde que vi este documental ya sabia mas o menos por donde iba la cosa. Aunque dejemos de usar energia por medio de combustibles fosiles ya estamos condenados a que el mundo como lo conocemos cambie de forma drastica.
El paso de energia fosil a renovable debe ser acompanado de todo un aparataje tecnico y cientifico para sacar el Co2 de la atmosfera.
Me gustaMe gusta
Procede entonces preguntarse si la tecnología puede con todo, por lo menos con esto, y si estará disponible a tiempo. La cantidad de energía que se necesita para extrer de la atmósfera el CO2 en exceso podría no estar a nuestro alcance. Compárese con quitar la sal de los mares. Tampoco está asegurado que podamos fabricar, ubicar y mantener en el terreno la inmensa cantidad de generadores alternativos de energía útil que se necesitarían para el consumo actual y futuro.
Me gustaMe gusta
Sobre generadores, interesante es la propuesta que dan en este programa -> http://www.youtube.com/watch?v=0V34SzOfTkQ&feature=related
Es algo que tambien yo me he preguntado… creo que los miedos a estos tipos de tecnologia estan completamente infundados (energia nuclear), es mas, para lograr reducir los niveles de emision de co2 al 80% veremos el aumento de centrales de energia nuclear.
Eso al menos no ocurrira en mi pais, donde alcanzaremos el 2030 la mayor cantidad de emision de co2 producto de todas las centrales termoelectricas que estan o van a estar en contruccion y las nuevas minas de carbon que se estan poniendo en funcionamiento.
Me gustaMe gusta
Perdón por preguntar
La lluvia aparecería por efecto de la propia vegetación?
Siempre he pensado que es al revés. Primero la lluvia, luego líquenes, musgo, hepáticas, … pastos y finalmente arbolado.
Me gustaMe gusta
Hola!
Este documental de la BBC me cambió. Me hizo ver todos los ámbitos del ser y la existencia del ser humano, y de mí mismo, de otra manera… más sensible, y crítica. Descubriendo el infinito cinismo en que se basa nuestra sociedad y nuestra cultura. Pero al mismo tiempo me liberó de dogmas y prejuicios, haciéndome ver que estamos muy solos, pero somos muy libres de prescindir de esas ataduras. Libres, por lo menos, para acercarnos a la verdad, y ser consecuentes. Y en eso, este documental, y la línea editorial de este blog, Ferrán, no tienen desperdicio.
Me gustaMe gusta
Me identifico con este comentario. Yo también soy otra persona después de mi viaje climático.
Gracias de nuevo, eneko.
Me gustaMe gusta
tengo algunas cuestiones, por ejemplo, respecto al oscurecimiento a mí no me queda muy claro si realmente los aerosoles contribuyen a «enfriar» de manera significativa el ambiente por un fenómeno (que seguramente se ha calculado) que se llama diatermancia.
La diatermancia es la propiedad que tienen algunos cuerpos de ser atravesados por los rayos solares sin que estos se calienten, como lo pueden ser las grandes masas de aire y agua del planeta, no así, la tierra y las partículas suspendidas, que si que si calientan al recibir los rayos solares, especialmente las de origen de una combustión incompleta que son ricas en compuestos aromáticos que confieren mas o menos un color negro, (ej benzopirenos).
Hasta aquí es significativo ver que los aerosoles no actúan como un espejo como puede hacerlo un casquete polar, y como una sombrilla en parte si que actúa porque impide que los rayos solares lleguen hasta la «la corteza terrestre» pero hay que descontar el hecho de que esta misma sombrilla también se calienta y que de alguna manera libera su calor ya sea en la atmósfera (en infrarrojo perfectamente absorbible por el CO2) o cuando este precipita a la tierra (el artículo cita que precipita rápido) y libera esa calor en la superficie.
Es cuestión de ver un poco el balance energético total, y como se transforma una energía lumínica en calor al pasar a lo largo de dichos aerosoles.
Me gustaMe gusta
Depende de los aerosoles. Unos tienen forzamiento positivo y otros, como el dióxido de azufre procedente del carbón, negativo. Según los últimos análisis, el forzamiento total de los aerosoles produce un desequilibrio energético de -1,6 W/m2. Pero lo que sabemos es la contribución de cada uno, y éste es el agujero de conocimiento más grande de la ciencia climática en particular cuando se pretenden políticas de mitigación. Para ello es necesario efectuar medidas desde el espacio, pero los dos satélites cuya misión era precisamente ésta se han estrellado, el último hace pocos meses.
Ya es mala suerte (?).
Me gustaMe gusta