“Las revistas científicas de referencia son totalmente creíbles. Si se examina el proceso con detenimiento se verá. Es posible engañar una vez a alguien, pero no muchas veces a muchos. La ciencia tiene una extraordinaria capacidad de autocrítica.” – Juan Antonio Marina, TV3, 09/12/2009
A la hora de comunicar los distintos aspectos del cambio climático, usted habrá tenido necesidad, si quiere (o puede, o le dejan) hacerlo con rigor, de acudir a las fuentes. Están, casi todas, en inglés.
Me he dado cuenta, en mi largo viaje por este tema, de las limitaciones de las que adolecen nuestros idiomas latinos para transmitir algunos conceptos que son, hoy, necesarios. Por ejemplo, como entiendo importante la movilización de la población sensibilizada ¿cómo traduce usted ‘empower’ o ‘empowerment’? ¿Engage es implicar? ¿No le parece que esta traducción pierde fuerza con respecto al original?
Los montajes de las agencias de comunicación organizando falsos movimientos ‘populares’ espontáneos a favor del negacionismo son ‘astroturf’. ¿Cómo lo traduce usted? ‘Greenwashing’, o ‘lavado verde’, se refiere a una organización que simula su preocupación por el medio ambiente mientras sus actividades son altamente contaminantes: ¿cómo se traduce con una, incluso dos palabras? Spin: lo que hacen las agencias de comunicación (con gran eficacia) para hacernos creer lo que no es. ‘Peer-reviewed’, o cualidad necesaria de los únicos artículos científicos que merecen credibilidad de principio si no se quiere meter la pata o ser agente de intereses distintos de los del lector[1]… ¿revisión por pares? ¿Alguien sabe qué cosa es?
¿Feedback es realimentación o retroalimentación? La segunda es más sugerente de cara al público, aunque a mi me enseñaron la primera. Una expresión muy bien encontrada y elegante para referirse a los negacionistas es ‘deniers and delayers’. ¿Negacionistas y retrasadores? ¿A que suena raro? La cosa se complica con los famosos ‘false friends’ y la diferencia terminológica entre el lenguaje científico y el lenguaje popular. Ejemplos claros son la noción de ‘teoría’ y la de ‘incertidumbre’.
Algunas expresiones no son en absoluto inocentes. Hasta 2001 dominaba ‘calentamiento global’ sobre ‘cambio climático’. Pero a partir de un informe solicitado por el partido republicano estadounidense a un experto en propaganda llamado Frank Luntz (conocido como Frank Luntz memo) (1, 2) donde recomendó usar ‘cambio climático’, esta parece ser la expresión ahora asumida como estándar. Bush, que hablaba de ‘global warming’, se aprestó a emplear ‘climate change’ poco después de que el informe fuera emitido. Entre otros motivos por la semejanza de ‘global warming’ con ‘global warning’[2].
Con el fin de aportar alguna luz a los comunicadores del cambio climático, he realizado una breve recopilación de este tipo de términos, que comento a continuación.
Los detallo en esquema:
- Neologismos
- Astroturf
- Junk science, sound science
- Tipping point
- Ciencia
- Peer-reviewed
- Paper
- Dismissed
- Flawed
- Debunked
- Theory
- Uncertainty
- Consensus
- System
- Systems thinking
- Control system
- Comunicación
- PR
- Spin
- Talking heads
- Greenwashing
- Think tank
- Interacción con el poder político
- To lobby
- Wistleblower
- Watch
- Deniers and delayers
- Pundits
- Agenda
- Concienciación
- Empower –ment
- Engage –ment
- Celtibéricos
- Calentólogos
- Escépticos, contrarios, negacionistas
Astroturf
La Wikipedia en español menciona ‘astroturfing’ (3, 4), pero está claro que el público no sabría qué significa eso. No veo otra alternativa que la descripción. ‘Falsa iniciativa popular’, ‘iniciativa popular provocada’, o algo así. El término ‘intoxicación’ puede ser útil en este contexto.
Junk science, sound science
Ciencia falsa o fraudulenta, ciencia auténtica o robusta. El término ‘junk science’ (literalmente, ciencia ‘basura’) fue popularizado por un vivales negacionista de profesión llamado Steven Milloy, consultor de la industria del tabaco (Philip Morris) con tres carreras a cuestas y verbo seductor. Porque el negacionismo climático no empezó con el clima, sino con el tabaco (5, 6), con lo que iniciaron un sistema paralelo de ciencia fraudulenta, que después perfeccionaron, cuyo objetivo real era confundir al personal y, sobretodo, a los profesionales de los medios de comunicación.
Philip Morris financió la creación de una organización denominada TASCC (The Advancement of Sound Science Coalition), según la cual era ciencia basura no ya la que advertía de la peligrosidad del tabaco sino la que advertía de la peligrosidad de cualquier agresión a la salud humana en alimentación, medicamentos o subproductos químicos, o al medio ambiente (7, 8). Al cabo, se ha demostrado que los argumentos negacionistas y toda la maquinaria propagandística tiene su origen en los think tanks[3] ultraconservadores de los Estados Unidos, como iremos viendo. Un anticipo:
Este estudio analiza cuantitativamente 141 libros en inglés sobre temas medioambientales de orientación ‘escéptica’… el 92% está relacionado con think tanks conservadores …Concluimos que el escepticismo es una táctica de un contra-movimiento elitista diseñado para combatir al ecologismo, y que el éxito de esta táctica ha contribuido al debilitamiento de la responsabilidad medioambiental en los Estados Unidos (9).
Lo que mejor dominan los negacionistas es el inversionismo, a saber, acusar a ‘los alarmistas’, es decir, los científicos más prestigiosos del mundo, de aquello de lo que, objetivamente, ellos adolecen. Tengo a buen recaudo una amplia colección de afirmaciones inversionistas de esta gente. No paran. Por ejemplo, con esto de los correos hackeados ahora dicen que los científicos del clima que trabajan los datos de base son ‘no más de una docena’, cuando están más próximos a la docena los científicos negacionistas, y muchos menos los que tienen la especialidad de climatología (distinta de la meteorología).
Además son expresiones nada inocentes y especialmente engañosas, pues suponen juicios de valor, justo donde la ciencia no entra.
Tipping Points
Este neologismo fue usado por primera ver por el novelista Malcom Gladwell en su libro ‘The Tipping Point. How Little Things can Make a Big Difference’[4] (10), y ha hecho tanta fortuna que lo han adoptado hasta los científicos a partir de un paper de James Hansen. En dinámica de sistemas existe un concepto que se denomina ‘margen de estabilidad’. Aunque más cualitativo que cuantitativo, ‘tipping point’ se refiere a esto, y viene a ser un umbral por encima del cual el equilibrio del sistema climático se ha perdido y ya nada puede detener el cambio a un estado de equilibrio distinto. En mi opinión es más rigurosa la expresión ‘tipping element‘. Además esto nos permite una tarducción bastante ajustada: ‘elementos de desestabilización’, referidos a los componentes o subcomponentes del sistema climático de la Tierra que, desestabilizados, desestabilizan el conjunto del sistema. Si bien se habla de ‘tipping points’, hay que tener bien claro que umbral de desestabilización, es decir, superación del margen de estabilidad’, sólo hay uno, y éste dispara todos los demás en cadena. Dado que no es posible conocerlo con exactitud suficiente, de momento, se ha establecido como valor de compromiso un incremento de +2 ºC de promedio global respecto al promedio preindustrial (anterior a 1750, que es de 15,0 ºC) , pues distintos análisis señalan que puede estar entre +1 y +3ºC. Es la incertidumbre, a la que me refiero más adelante. Hay que confiar que sea mayor que 2…
Hasta ahora se considerado que el principal ‘tipping point’ del sistema climático se produce una vez el Ártico se ha descongelado completamente en septiembre, y este estado dura un cierto tiempo[5]. Tiempo suficiente como para que el agua se caliente deprisa[6] ese aumento de temperatura inicie la emisión de la gran cantidad de gas metano -gas de efecto invernadero 25 veces más potente, a 100 años, que el CO2- contenida en la tundra del norte de Rusia y Canadá, lo cual contribuye a aumentar más todavía la temperatura… y así se llegaría otro ‘tipping point’ cuando, debido a ese mayor calentamiento global, el Amazonas, cuya vegetación no es nada resistente al fuego, pierda la humedad necesaria y arda casi en su totalidad con una emisión brutal de dióxido de carbono… Se alcanzaría entonces una temperatura tal que el calentamiento de los mares permitiría la emergencia de los hidratos de metano de su lecho, muy sensibles a la temperatura y la presión… En esta entrada se describe esta subida al infierno con mayor detalle.
Pues bien, uno podría traducirlo por ‘puntos de inflexión’ pero eso no sería riguroso porque, matemáticamente, significa otra cosa. Punto de ‘no retorno’ es más correcto, pero su connotación será, en la mayor parte de los casos, demasiado apocalíptica.
Peer-review y relacionados
Es el proceso establecido en la literatura académica, la científica en particular, según el cual los autores proponen a la publicación un trabajo (en forma de artículo científico, o ‘paper’), el editor lo reenvía a otros expertos en ese mismo ámbito (habitualmente son competidores) denominados ‘reviewers’ o ‘referees’ de esa revista, quienes verifican la corrección de los fundamentos, los procedimientos, las matemáticas y la lógica. A menudo tanto el autor como los evaluadores son anónimos durante el proceso, de forma que el autor no sabe quién le va a revisar y el evaluador no sabe a quién está evaluando[7]. Por lo general solicitan aclaraciones a los autores originales, y pueden sugerir mejoras en la presentación para mayor claridad expositiva. Terminado este proceso, el artículo pasa, pasa corregido, o no pasa.
Según el nivel de ‘prestigio’ de la publicación, que se alcanza mediante un sistema de cualificación objetiva, los autores acumulan ‘puntos’ en su curriculum. Las dos revistas con mayor puntuación del mundo son la británica ‘Nature’ y la estadounidense ‘Science’. Todos los trabajos ‘definitivos’ han sido publicados en estas dos revistas, y usted haría bien en creerse lo que allí se publica. En el terreno particular del cambio climático son muy importantes Climatic Change y las publicaciones de la American Geophysical Union[8]. En cambio, otras con títulos parecidos, como Climate Research, son un nido de negacionistas y no está admitida en los círculos académicos por su continuada publicación de trabajos erróneos o fraudulentos, que en su momento llevaron a la dimisión de la propia redacción (11). Hay que verificar siempre si una afirmación científica está basada en algún paper publicado en una revista peer-reviewed[9]. De no ser así, póngala inmediatamente bajo sospecha
Conviene aclarar que el hecho de que se haya publicado un resultado científico en una revista peer-reviewed no supone todavía garantía de exactitud científica hasta pasado cierto tiempo de exposición pública, imposible de determinar. Sin embargo, cuando centenares de trabajos, incluso decenas de miles, apuntan todos en la misma dirección, detalle más, detalle menos, no hay duda de que nos encontramos ante una certeza científica[10].
‘Revisión por pares’ es la traducción más empleada en español, aunque los científicos se refieren a ello mediante la expresión anglosajona. Sin embargo, como poca gente sabe qué cosa es esto, conviene una nota a pie de página para aclararlo. Por ejemplo, indicando:
‘Artículo publicado en la literatura académica, revisado y validado por expertos distintos de los autores’
Cuando un artículo es rechazado, desestimado, se dice que ha sido ‘dismissed’. Lo más seguro es que contenga errores denominados fundamentales. Así, el artículo (paper) está ‘fundamentally flawed’, contiene ‘flaws’, errores o defectos que el autor no es capaz de explicar adecuadamente en sede formal y que, por tanto, invalidan cualquier conclusión basada en ellos. Una vez publicado, si se observa que hay algún error que haya conseguido pasar estos filtros, el trabajo puede ser refutado, a saber, ‘debunked’, normalmente con otro ‘paper’ en la misma revista, u otra del circuito. Ocurre de vez en cuando que, advertido el propio autor sobre un flaw en su paper, lo que hace es enviar a la publicación original un texto de ‘retraction’, a saber, se retracta, se desdice, dice por qué se desdice y salva mínimamente la cara.
Teoría, incertidumbre y consenso científico
Estos tres términos son habitualmente mal comprendidos por la población y suelen emplearse de forma confusa en los medios de comunicación.
Una teoría, en lenguaje popular, es una hipótesis, una suposición. En cambio, en lenguaje científico, una teoría es algo bien establecido. Cuando, en el mundo de la ciencia, una teoría sustituye a otra, no invalida la anterior, sino que la mejora, la engloba en unas condiciones más generales. El caso paradigmático es la ley de Newton, que fue mejorada con la Teoría General de la Relatividad.
Así que los negacionistas profesionales, cuando dicen que lo del cambio climático, o su origen antropogénico, o cualquier otra cosa bien establecida ‘es sólo una teoría’ lo que están haciendo es aprovecharse de esta confusión.
Pero donde los negacionistas emplean mayor fruición es en la incertidumbre, pues les viene de maravilla para descalificar cualquier conclusión científica que presente un margen de incertidumbre o de indeterminación, por acotados que estos valores estén. “Si no me lo dice exacto no me lo creeré”, vienen a decir impúdicamente sus portavoces, muchos de ellos a sabiendas de que están pidiendo un imposible teórico, mientras se cargan por otras vías el principio de precaución. Y si hay una incertidumbre matemáticamente tan baja que resulta ridículo apelar a ella (ejemplo: el exceso de CO2 en la atmosfera procede de la quema de combustibles fósiles), lo que se hace es fabricarla, como hicieron con lo del tabaco (5). Yo me publico un estudio en una revista que yo me monto, contrato a una agencia de comunicación para que me lo ventee por todas partes y hala, a generar dudas entre la gente. Mientras tanto contrataré un montón de páginas de publicidad en los medios, a ver quién es el guapo que no me publica los ‘resultados’ de mi trabajo.
Lo interesante de la incertidumbre científica es que se puede medir y acotar, analizar sus acumulaciones y refinar permanentemente los métodos para acercarlos a su límite teórico. Remito al lector a esta entrada donde traté el asunto de la incertidumbre, y donde intento mostrar que tener incertidumbre de ninguna manera significa no saber.
Finalmente está la cuestión del consenso científico. Yo creo que esta expresión es especialmente desafortunada y lleva a confusión, si bien está en boca de los científicos como algo natural. Ellos saben lo que significa, pero los demás podemos suponer perfectamente otra cosa.
La ciencia no es un foro de opinión y de acuerdo sino, antes bien, un foro de discusión muy vivo y, en ocasiones, muy duro. Lo que se somete a consideración en el entorno científico no es una proposición ‘transaccional’, en el sentido de que intenta satisfacer a todos los presentes o a todas las visiones del mundo cuya portavocía se expresa. Lo que se somete a consideración es si tales principios, tales datos, tales medidas, tales procedimientos, que al cabo se reducen a expresiones matemáticas y lógicas, están o no bien aplicados.
No se trata pues de un consenso de opiniones. Se trata de ver si se ha sido todo lo riguroso y objetivo que el método científico exige. Cuando hay consenso significa que si, que nadie está en condiciones de objetar razonablemente las conclusiones. Las reglas han sido bien aplicadas.
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Notas
[1] La cualidad de ‘peer-reviewed’ de un ‘paper’ científico es una condición necesaria, pero no suficiente, de su credibilidad como ‘verdad’ científica (12)
[2] Advertencia global, o alarma global
[3] Teóricamente ‘Centros de Estudios’, pero su actividad principal resulta ser finalmente la generación de propaganda y ciencia fraudulenta
[4] Cómo pequeñas cosas pueden marcar una gran diferencia
[5] Existe controversia acerca de la cualidad de ‘tipping point’ del Ártico, pero no sobre Groenlandia (13)
[6] Dese cuenta de cómo los cubitos en un gin-tonic mantienen el líquido cerca de los 0 ºC durante mucho rato, pero cuando el hielo se ha fundido completamente la temperatura del líquido pasa muy deprisa a la temperatura ambiente
[7] Esto es teórico porque, a pesar del anonimato, un revisor frecuentemente está en condiciones de adivinar, por el tema, el estilo o cualquier otra razón, el origen del ‘paper’.
[8] Éstas últimas han sido criticadas recientemente por permitir la publicación de trabajos no directamente negacionistas pero si críticos, y cuyo error en los resultados sería tan costoso demostrar que no está al alcance de los ‘reviewers’.
[9] Para ello puede buscar en Google la expresión ‘How to tell if a journal is peer reviewed’
[10] Certeza como tal es muy difícil pues eso supondría una probabilidad del 100%. Pero esa probabilidad puede ser tan grande como para darlo por ‘virtualmente cierto’.
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