La victoria de Barack Obama ofrece alguna esperanza a quienes no deseamos la desestabilización disruptiva del sistema climático y defendemos los valores de la Ilustración. Pero el nuevo presidente de los Estados Unidos no parece haber emprendido la labor previa a la del abordaje decidido de políticas climáticas: desmantelar el poder de estos fundamentalistas. Estos genocidas debaten ahora con pasión si Obama es directamente el Anticristo o sólo una aproximación, un precursor (4), aunque los que participan en las manifestaciones del Tea Party no tienen duda alguna.
Todo lo contrario aplicaría a George W. Bush. Algunos autores han detectado que los discursos posteriores al 11-S incorporan distintos códigos, diríamos ‘secretos’, dirigidos precisamente a la rama dominionista del orbe cristiano. La concepción maniquea de la realidad, situando a los Hijos del Bien a un lado y a los Hijos (o Ejes) del Mal al otro, sin posibilidad de neutralidad o duda, podría referirse al Armageddon. Asimismo, el empleo de pasajes del Libro de la Revelación de San Juan (6:15-17) relativos al sacrificio de los corderos y de Isaías, relativos a los enemigos apostados en cuevas y la soledad del camino hacia la divinidad, eran sólo comprensibles a los conocedores de estos textos bíblicos.
Este mismo escrutinio fue también aplicado al discurso de aceptación de la presidencia tras su reelección en 2004. No resultaba extraño que se refiriera al aborto y al matrimonio homosexual, aunque no parecía el marco o momento más idóneo. Pero sus referencias a las “colinas lejanas y a los valles cercanos” podían ser perfectamente una alusión a la rebelión contra la esclavitud del pueblo de Israel y a la Tierra Prometida, según la visión de Moisés y exactamente como se describe en Deuteronomio 34.
Bush usó la expresión “Yo creo” (I believe) veinte veces. La frase “creo que los Estados Unidos están llamados a liderar la causa de la libertad en el nuevo siglo” permite preguntarnos quién efectúa este llamamiento. Pero “Yo creo que la libertad no es un regalo de los EE.UU al mundo, sino un regalo del Todopoderoso a cada hombre y mujer” nos aproxima mejor a la respuesta.
En este punto recuerdo el testimonio de José María Aznar en la comisión de investigación del 11-M. Dijo algo parecido a las colinas y los valles con respecto a los autores del atentado de la estación de Atocha.
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