Herman Daly, 04/09/2014
Original inglés: http://steadystate.org/three-limits-to-growth/
Traducción al español: Ferran P. Vilar
A medida que la producción (PIB real) aumenta, su utilidad marginal decrece, porque satisfacemos antes nuestras necesidades más importantes. Análogamente, aumenta la desutilidad marginal infligida por el crecimiento dado que, a medida que la economía se expande hacia la ecosfera, sacrificamos primero los servicios ecológicos menos importantes (en la medida en que los conocemos). En la figura se han representado estos costes marginales crecientes y beneficios marginales decrecientes del crecimiento.
Del diagrama podemos distinguir tres conceptos relacionados con los límites del crecimiento:
- El límite de futilidad ocurre cuando la utilidad marginal de la producción cae a cero. Incluso a un coste cero de producción existe un límite a lo que podemos consumir y a la vez disfrutar. Existe un límite a la cantidad de bienes que podemos disfrutar en un período determinado de tiempo, así como nuestros estómagos tienen un límite y también lo tiene la capacidad sensorial de nuestro sistema nervioso. En un mundo con una pobreza considerable, en el que los pobres observan a los ricos cómo disfrutan aparentemente de su riqueza extra, diríase que este límite de futilidad se encuentra muy lejos, no sólo para los pobres, sino para todo el mundo. Debido a este postulado de “insaciabilidad”, los economistas neoclásicos niegan formalmente el concepto de “límite de futilidad”. No obstante, los estudios que demuestran que la felicidad autopercibida (utilidad total) deja de crecer con el PIB refuerzan la relevancia del límite de futilidad.
- El límite de la catástrofe ecológica está representado por un incremento acusado hacia la vertical de la curva de coste marginal. Alguna actividad humana, o una nueva combinación de actividades, pueden inducir una reacción en cadena, o punto de inflexión (tipping point), y provocar el colapso de nuestro nicho ecológico. El principal candidato actual a límite catastrófico es el cambio climático desbocado inducido por los gases de efecto invernadero emitidos como consecuencia de nuestra búsqueda del crecimiento económico. En qué punto del eje horizontal puede darse esta situación es incierto. En este punto debo decir que la suposición de un coste marginal (desutilidad) que crece de forma continua y suave es muy optimista. Dado nuestro limitado conocimiento acerca del funcionamiento del ecosistema no podemos estar seguros de que hayamos secuenciado correctamente los sacrificios ecológicos que impone el crecimiento, desde el menos importante al más importante. Al hacerle camino al crecimiento podríamos haber sacrificado, sin saberlo, algún servicio ecosistémico vital antes que uno trivial. De modo que, en realidad, la curva de coste marginal podría zigzaguear hacia arriba y hacia abajo de forma discontinua, dificultando así la separación del límite ecológico del tercero y más importante límite, el económico.
- El límite económico viene definido por la igualdad del coste marginal con el beneficio marginal, y la consiguiente maximización del beneficio neto. Lo bueno del límite económico es que sería el primero con el que nos encontraríamos. Ciertamente, ocurre antes del límite de futilidad, y tal vez antes del límite catastrófico, aunque, como hemos dicho, no es seguro. En el caso peor, el límite catastrófico puede coincidir con, y determinar de forma discontinua, el límite económico. De modo que es muy importante estimar, en la medida de lo posible, los riesgos de catástrofe e incluirlos como costes en la curva de desutilidad.
De la figura resulta evidente que tanto a la producción creciente como al consumo creciente se les puede denominar crecimiento económico sólo hasta el límite económico. Más allá de este punto el crecimiento se convierte en ineconómico, pues hace aumentar los costes en mayor medida que los beneficios haciéndonos así más pobres, y no más ricos. Lamentablemente ¡parece que seguimos llamándole crecimiento económico! Es más: no es posible encontrar el término crecimiento ineconómico en ningún libro de texto de macroeconomía. Todo crecimiento del PIB es denominado crecimiento económico, aun cuando haga aumentar más los costes que los beneficios.
Los economistas habrán observado que la lógica que acabamos de emplear resulta familiar en microeconomía – coste marginal igual a beneficio marginal definen el tamaño óptimo de una unidad microeconómica, sea ésta una firma o un hogar. Sin embargo, esta lógica no se aplica a la macroeconomía, dado que ésta última es considerada el Todo en lugar de ser considerada sólo una Parte. Cuando una Parte se expande hasta un Todo finito impone un coste de oportunidad sobre otras Partes, que deben empequeñecer para hacerle espacio. Cuando se expande el propio Todo se considera que no genera coste de oportunidad porque no desplaza nada, y se expande presumiblemente en el vacío. Pero la macroeconomía no es el Todo. También es una Parte, una parte de la economía natural más amplia, la ecosfera, y su crecimiento inflige costes de oportunidad al Todo finito que debe ser realmente considerado. Ignorar este hecho lleva a muchos economistas a creer que el crecimiento del PIB nunca puede ser ineconómico.
Los economistas estándar podrían aceptar este diagrama en tanto que una figura estática. Pero podrían argumentar que, en un mundo dinámico, la tecnología desplazaría la curva de beneficio marginal hacia arriba y la de coste marginal hacia abajo, moviendo así su intersección (el límite económico) hacia la derecha. Así, el crecimiento continuo seguiría siendo a la vez deseable y posible. Sin embargo, los desplazadores de curvas macroeconómicas deben recordar tres cosas. La primera, que la macroeconomía físicamente creciente sigue estando limitada por su desplazamiento en la ecosfera finita, y por la naturaleza entrópica de su mantenimiento. La segunda, que el momento de la aparición de la tecnología nueva es incierto. La tecnología esperada puede no ser inventada o no estar a disposición hasta después de haber superado el límite económico. ¿Podríamos entonces soportar el crecimiento ineconómico mientras esperamos y deseamos que las curvas se desplacen? La tercera: démonos cuenta de que las curvas se pueden desplazar en las direcciones equivocadas, moviendo el límite económico hacia la izquierda. Avances tecnológicos tales como el tetraetilo de plomo o los clorofluorocarbonos ¿movieron las curvas hacia abajo o hacia arriba? ¿Y la energía nuclear?
Adoptar una economía de estado estacionario nos permite evitar ser empujados más allá del límite económico. Podríamos tomarnos nuestro tiempo y evaluar adecuadamente la nueva tecnología, en lugar de permitirle ciegamente que contribuya a un crecimiento que bien podría ser ineconómico. Y el estado estacionario nos ofrece cierta garantía contra el riesgo de catástrofe ecológica, que aumenta con el crecentismo y con la impaciencia tecnológica.
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