Dijo su ilustrísima:
“Si la Universidad no ofrece sus servicios a la empresa y a la economía no está cumpliendo con su función social”
Esto, sin matiz alguno, lo dijo nada menos que un rector de Universidad, el de la Universitat Rovira i Virgili (Tarragona), Josep Anton Ferré, ladeado por la Secretaria de Estado de Investigación. Tal vez quisiera hacer méritos, pero no se sabe bien para qué cosa.
Fue en ocasión de las palabras de inauguración de CLIMA-ES 2015 en Tortosa, el pasado día 11 de marzo. Era el congreso sobre cambio climático en España, que reunía a buena parte de los científicos españoles del clima de distintos orígenes – universitarios, centros de investigación, agencias estatales, etc[1]. Su ilustrísima decía que aquél congreso iba a servir para poner números a las cosas, según él una función esencial de la Universidad. Así pues, los congresistas deberían disponerse a vender servicios climáticos a las empresas e instituciones, intercambiando así números por dinero. Una sesión completa del congreso estuvo dedicada a este aspecto.
Si cuando, en los años 70 y estando yo en la Universidad, me hubieran dicho que en 2015 escucharía estas palabras por boca de un rector, habría mandado al interlocutor a freír espárragos. O hubiera querido despertar de lo que sin duda habría considerado una pesadilla. Esto es un atentado a los valores de la Ilustración, auténtica corrupción intelectual. ¡Y con vanagloria pública!
Vamos a ver. Está bien que haya contacto entre la universidad y las empresas. Pero no sólo con ellas, y además hay que hacerlo con mucho cuidado. El objetivo de las empresas no es el mismo que el de la Universidad. No son intercambiables. Ganar cada vez más dinero en el mercado y aumentar el nivel de conocimiento humano no son sinónimos, y demasiado a menudo constituyen objetivos contradictorios. La Universidad no es una institución al servicio de las empresas, sino al servicio de las personas en su doble papel de individuos y como conjunto, o sea como sociedad. La Universidad empleará ecuaciones y números, pero su misión no consiste sólo, ni mucho menos, en numerizar al personal y a las cosas, y en convertir las cuantificaciones en unidades monetarias.
La Universidad no debe ser una fábrica de empleados, sino el Templo del Conocimiento. Así, en mayúsculas. La Universidad es nada menos que el componente principal de la sabiduría humana universal. La que la ordena, la dota de sentido, de sustancia, de fuerza. Incluso de belleza.
Yo les dije que lo que no tiene utilidad social alguna es una universidad acrítica, encerrada, y donde la permeabilidad con la sociedad se entiende sólo en términos económicos. Que una cosa es hacer el amor con la sociedad, y otra bien distinta dejarse violentar por ella, o por una parte minoritaria de ella.
[1] Eché de menos a los biólogos, apenas presentes en el evento, aunque su poca representatividad se explica por la adscripción original de los organizadores y la compartimentación académica
Muchas gracias por todo este blog.
Oso sugerir que conviene que todo articulo o post tenga asociado y muestre bien visible una fecha de publicacion, puesto que incluso el dia y el mes pueden y suelen resultar luego un detalle bastante significativo.
Ultimamente veo que esta proliferando la moda anglosajona de sustituir la fecha por la expresion «hace un dia» «hace dos dias» y no me parece que eso informe mejor, pero como no pago, pues me aguanto y me limito a racanear un poco.
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