Memorando confidencial: Ataque al sistema americano de libre empresa
Lewis F. Powell, Jr., 23/08/1971
http://www.thirdworldtraveler.com/Neoliberal_Economics/Lewis_Powell_Manifesto.html
Dirigido a Eugene Sydnor, Jr., director de la Cámara de Comercio de los Estados Unidos
Este memorando es presentado a su petición como base para la discusión del 24 de agosto con Mr. Booth (vicepresidente ejecutivo) y otros cargos de la Cámara de Comercio. Su propósito es identificar el problema y sugerir caminos de actuación para su consideración futura.
Dimensión del ataque
Ninguna persona reflexiva de los Estados Unidos puede cuestionar que el sistema económico de los Estados Unidos se encuentra sometido a fuertes ataques. Varían en alcance, en intensidad, en las técnicas empleadas y en el nivel de visibilidad.
Siempre ha habido personas que se han opuesto al sistema americano, prefiriendo el socialismo u otras formas de estatismo (comunismo o socialismo). De la misma forma, ha habido críticos del sistema, cuyo criticismo ha sido sano y constructivo en la medida de que su objetivo era mejorar el sistema en lugar de subvertirlo o destruirlo.
Pero lo que ahora nos preocupa es una novedad en la historia de los Estados Unidos. No estamos tratando con ataques esporádicos o aislados de unos pocos extremistas o incluso de la minoría socialista. Por el contrario, el ataque al sistema de empresa se produce de forma amplia y consistente. Está adquiriendo fuerza y conversos.
Orígenes del ataque
Los orígenes son variados y difusos. Incluyen por supuesto, a los comunistas, la Nueva Izquierda y otros revolucionarios que querrían destruir el sistema entero, tanto político como económico. Estos extremistas de la izquierda son mucho más numerosos, mejor financiados y son cada vez más bienvenidos y alentados por otros elementos de la sociedad como nunca antes en la historia. Pero siguen siendo una pequeña minoría, y no son ahora la causa principal de preocupación.
Las voces más inquietantes que forman parte del coro de críticos proceden de elementos de la sociedad perfectamente respetables. De los campus universitarios, los púlpitos, los medios, las revistas intelectuales y literarias, las artes y las ciencias, y de los políticos. En la mayoría de estos grupos el movimiento contra el sistema está formado sólo por minorías. Sin embargo, muy a menudo son las mejor articuladas, las más ruidosas y las más prolíficas en su hablar y escribir.
Además, muchos medios de comunicación – por varios motivos y en distintos grados – o bien otorgan publicidad por voluntad propia a estos ‘atacantes’ o, como mínimo, permiten que éstos utilicen los medios para sus propósitos. Esto es especialmente cierto en la televisión, que juega ahora un papel preponderante en la conformación del pensamiento, las actitudes y las emociones de nuestra gente.
Una de las desconcertantes paradojas de nuestro tiempo es la amplitud con que nuestro sistema tolera, o incluso participa, en su propia destrucción.
Los campus universitarios de donde emana la mayor parte de la crítica son soportados por 1) impuestos ampliamente generados por las empresas estadounidenses y 2) contribuciones de fondos de capital controlados o generados por empresas estadounidenses. Los claustros de las universidades están compuestos abrumadoramente por hombres y mujeres que son líderes en el sistema.
La mayor parte de los medios, incluyendo la red de TV, pertenece, y es teóricamente controlada por empresas que dependen de los beneficios y del sistema de empresa para su supervivencia.
Tono del ataque
Este memorando no es el lugar para mostrar en detalle el tono, el carácter o la intensidad del ataque. Las citas que siguen son suficientes para proporcionar una idea general:
William Kunstler, calurosamente acogido en los campus y mencionado en una reciente encuesta entre estudiantes como “el abogado estadounidense más admirado” incita a su audiencia de la siguiente forma:
“Tenéis que aprender a luchar en las calles, a rebelaros, a disparar con pistolas. Aprenderemos a hacer todo aquello que temen los detentadores de la propiedad”
Los nuevos izquierdistas que atendieron los consejos de Kunstler están comenzando a actuar – no solo contra oficinas de reclutamiento militar o fabricantes de munición, sino contra una diversidad de empresas:
“Desde febrero de 1970, sucursales del Bank of America han sido atacadas 39 veces, 22 veces con artefactos explosivos y 17 con bombas incendiarias”
Aunque los portavoces de la Nueva Izquierda están consiguiendo radicalizar miles de jóvenes, la preocupación principal es la hostilidad de liberales y reformadores sociales respetables. Es la suma total de su visión e influencia lo que de verdad puede debilitar o destruir el sistema.
Steward Alsop escribe una descripción aterradora de lo que se está enseñando en muchas de nuestras universidades:
“Yale, como todos los colegios mayores, está graduando a numerosos jóvenes que practican la ‘política de la desesperación’. Estos chicos desprecian profundamente nuestro sistema político y económico … (sus) mentes parecen ser totalmente cerradas. No viven mediante el debate racional sino a través de eslóganes sin sentido.”
Una encuesta reciente entre estudiantes de 12 universidades representativas señaló que “casi la mitad de los estudiantes estaban a favor de la socialización de las industrias básicas”.
Un catedrático inglés, visitante en el Rockford College, impartió una serie de conferencias tituladas “La guerra ideológica contra la sociedad occidental”, en la que documentó la amplitud con la que los miembros de la comunidad intelectual están prosiguiendo la guerra ideológica contra el sistema de empresa y los valores de la sociedad occidental. En un prolegómeno de estas conferencias, el famoso Dr. Milton Friedman de Chicago advirtió:
“Está meridianamente claro que los fundamentos de nuestra sociedad están siendo sujetos a un amplio y poderoso ataque – no por comunistas ni ninguna otra conspiración, sino por individuos descarriados repitiéndose las mismas cosas como loros sin ser conscientes de que están favoreciendo objetivos que nunca promoverían intencionadamente”.
Tal vez el principal antagonista del sistema estadounidense sea Ralf Neider quien – gracias en gran parte a los medios de comunicación – se ha convertido en una leyenda de su propio tiempo y en un ídolo de millones de americanos. Un artículo reciente en la revista Fortune describe a Naider en los siguientes términos:
“La pasión que lo posee – y él es un hombre apasionado – se orienta a destruir el objetivo de su odio, que es el poder empresarial. Piensa, y dice sin rodeos, que muchos ejecutivos de empresa deberían ser encarcelados por defraudar a los consumidores con mercancías mezquinas, por envenenar los productos alimenticios con aditivos químicos y fabricar a sabiendas productos inseguros que mutilarán o matarán al comprador. Insiste en que no se refiere a ‘charlatanes de feria’, sino a los primeros ejecutivos de las grandes empresas”
El catedrático de Yale Charles Reich efectuó un ataque frontal a nuestro gobierno, nuestro sistema de justicia y al sistema de libre empresa en su ampliamente difundido libro “El reverdecimiento de América”, publicado el pasado invierno.
Las referencias mencionadas ilustran el amplio, directo ataque al propio sistema. Existen incontables ejemplos de disparon de rifle que minan la confianza y confunden al público. Los objetivos favoritos son actualmente propuestas sobre incentivos fiscales mediante cambios en las tasas de depreciación y los créditos a la inversión. Los medios se refieren a estas propuestas como ‘tax breaks’, lagunas o ‘beneficios fiscales’ para beneficio de las empresas. Como se pudo leer de un columnista del Washington Post, estas medidas fiscales beneficiarían ‘sólo a los ricos’, sin beneficiar a ‘los pobres’. El hecho de que se trate de demagogia político o de analfabetismo económico no es consuelo. Confrontar a ‘los ricos’ contra ‘los pobres’, las empresas contra la gente, es la forma de política más barata y peligrosa.
La apatía y la incomparecencia de la empresa
¿Cuál ha sido la respuesta de la empresa a este masivo asalto contra los fundamentos de su economía, contra su filosofía contra su derecho a gestionar sus propios asuntos y, en definitiva, contra su integridad?
La dolorosa y triste verdad es que las empresas, incluyendo los consejos de administración y los primeros ejecutivos de grandes y pequeñas empresas a todos los niveles han respondido a menudo – cuando lo ha hecho – con contemporización, ineptitud, e ignorando el problema. Hay, desde luego, algunas excepciones a esta generalización. Pero el efecto neto de estas intervenciones, tal como se han realizado, es escasamente visible.
Hay que reconocer honestamente que los hombres de empresa no han sido enseñados o equipados para conducir guerras de guerrillas contra quienes realizan propaganda contra el sistema, y buscan insidiosa y constantemente sabotearlo. El papel tradicional de los directores generales ha sido gestionar, producir, vender, crear puestos de trabajo, realizar beneficios, aumentar el nivel de vida, ser líderes en sus comunidades, servir en consejos caritativos y educativos y, en general, ser buenos ciudadanos. Por cierto, ha realizado esta tarea muy bien.
Pero han tenido poca voluntad de enfrentarse con sus críticos, y pocas habilidades para el debate intelectual y filosófico eficaz.
En una columna reciente del Wall Street Journal puede leerse: “Nota a General Motors: ¿por qué no defenderse? Aunque se dirigía a GM por su nombre, el aviso era una advertencia a todas las empresas. El columnista St. John decía:
“General Motors, como todas las empresas estadounidenses en general, tiene verdaderos problemas, porque las obviedades intelectuales han sido sustituidas por una sólida exposición intelectual de su punto de vista”
St. John se refería a la tendencia de los líderes empresariales al compromiso y al aplacamiento de los críticos. Citaba las concesiones con las que Nader vence a los gestores, y hablaba de ‘la visión falaz que muchos hombres de empresa tienen de sus críticos. Dibujaba un paralelismo con la equivocada táctica de muchos administradores universitarios:
Los gestores universitarios aprenden demasiado tarde que este tipo de contemporización sólo sirve para destruir la libertad de expresión, la libertad académica y la libertad de cátedra. Los rectores concedieron una demanda radical que fue seguida por un nuevo cultivo que pronto escaló hasta una demanda de declaración de rendición.
No es preciso estar completamente de acuerdo con el análisis de St. John. Pero muchos observadores de la escena política estadounidense en que la esencia de su mensaje es sólida. Estando la empresa americana con verdaderos problemas, la respuesta al amplio abanico de críticos no ha sido eficaz, y ha incluido negociaciones; ha llegado el momento – de hecho, hace ya tiempo – de reunir la sabiduría, la creatividad y los recursos de las empresas en contra de quienes quieren destruirla.
Responsabilidades de los ejecutivos empresariales
¿Qué es lo que hay que hacer exactamente? Lo primero, lo más esencial – y un prerrequisito para una acción efectiva – es que los hombres de negocios adopten esta cuestión como la primera responsabilidad de la gestión corporativa, la necesidad primordial de darse cuenta de que el problema último es la propia supervivencia – supervivencia de lo que denominamos sistema de libre empresa, con todo lo que significa para el progreso de los Estados Unidos y la libertad de nuestra gente.
Ha pasado ya el momento en que el presidente de una gran empresa descarga su responsabilidad manteniendo simplemente un crecimiento satisfactorio de los beneficios, con la observancia de las responsabilidades empresariales y sociales. Para que nuestro sistema sobreviva, la alta dirección debe preocuparse también de proteger la propia pervivencia del sistema. Esto comporta mucho más que un mayor énfasis en ‘relaciones públicas’ o ‘asuntos gubernamentales’, dos áreas en las que las empresas han invertido hasta ahora sumas sustanciales.
Un primer paso significativo para cada empresa podría ser la designación de un vicepresidente ejecutivo cuya responsabilidad fuera la de contrarrestar los ataques al sistema de empresa. El departamento de relaciones públicas podría ser uno de los fundamentos asignados a este ejecutivo, pero su responsabilidad debería abarcar algunas de las actividades a las que nos referiremos en este memorando. Su prespuesto y personal debe ser el adecuado para la tarea.
Posible papel de la Cámara de Comercio.
Pero la actividad independiente y son coordinación realizada por cada empresa, por importante que sea, no será suficiente. La fuerza reside en la organización, en la planificación cuidadosa e implementación a largo plazo, en la consistencia de la acción a lo largo de un número indefinido de años, en la escala de los recursos disponibles sólo mediante el esfuerzo conjunto, y en el poder político disponible sólo a través de la unidad de acción y de las organizaciones nacionales.
Además, existe una comprensible renuencia por parte de una única organización de ir demasiado lejos en el frente y hacerse excesivamente visible como objetivo.
El papel de la Cámara de Comercio es pues vital. Otras organizaciones nacionales (especialmente los distintos grupos industriales y comerciales) deben unirse en el esfuerzo, pero ninguna organización parece estar tan bien situada como la Cámara. Disfruta de una posición estratégica, con buena reputación y un amplio soporte de las bases. También – y esto es de un mérito inconmensurable – existen centenares de Cámaras de Comercio locales que pueden jugar un papel de soporte vital.
Es apenas necesario señalar que antes de embarcarse en este tipo de programa, la Cámara debe estudiar y analizar posibles caminos de acción y actividades, sopesando los riesgos frente a la posible eficacia y viabilidad de cada una. Consideraciones de coste, el aseguramiento del soporte financiero y de otro tipo por parte de los miembros, la adecuación del personal clave y problemas similares requerirán todas ellas la más atenta consideración.
La Universidad
El asalto al sistema de empresa no se montó en pocos meses. Ha evolucionado gradualmente a lo largo de las pasadas dos décadas, apenas perceptible en sus orígenes y beneficiándose (sic) de un gradualismo que provocaba poca conciencia de la acción y mucho menos alguna reacción real.
Aunque los orígenes, las fuentes y las causas son complejas y están interrelacionadas, y obviamente es difícil identificarlas, hay razones para creer que la Universidad es la fuente única más dinámica. Las facultades de ciencias sociales suelen incluir miembros que no simpatizan con el sistema empresarial. Desde Herbert Marcuse, un marxista de la Universidad de California en San Diego, y socialistas convencidos, al liberal crítico ambivalente que encuentra más elementos de condena que de acuerdo. No hace falta que estos universitarios supongan una mayoría. Suelen ser personalmente atractivos y carismáticos, influyen en los profesores, y su controversia atrae a los estudiantes. Son prolíficos escritores y conferenciantes, autores de muchos de los libros de texto y ejercen una enorme influencia – mucho más allá de su proporción numérica – sobre sus colegas y el conjunto del mundo académico.
Las facultades de ciencias sociales (ciencias políticas, económicas, sociólogos y muchos historiadores) tienden a ser liberales incluso sin la presencia de izquierdistas. No se trata de criticismo per se, pues la necesidad del pensamiento liberal es esencial para un punto de vista equilibrado. El problema es que el equilibrio es conspicuo por su ausencia en muchas universidades, con relativamente pocos miembros de convicción conservadora o incluso moderada e, incluso, esos pocos, a menudo menos articulados y agresivos que sus colegas en campaña.
La situación se remonta a muchos años atrás y, con el desequilibrio empeorando gradualmente, se ha producido un enorme impacto en millones de estudiantes. En un artículo en Barron’s Weekly, buscando una respuesta a la desafección de tantos jóvenes hasta el punto de convertirse en revolucionarios, se dijo: “Porque fueron educados así”. O bien, como escribió el columnista Steward Alsop en referencia a su alma Mater:
“Yale, como todos los demás colegios mayores, está licenciando a muchos jóvenes brilantes … que desprecian el sistema político y económico estadounidense”
A medida que estos “jóvenes brillantes” de las universidades de todo el país buscan oportunidades para cambiar el sistema al que les han enseñado a desconfiar – si no a despreciar – encuentran empleo en los centros de poder e influencia real de nuestro país, a saber: 1) los medios de comunicación, especialmente la televisión;, 2) el gobierno, como consultores a varios niveles; 3) en la política; 4) como conferenciantes y escritores; y 5) en las facultades, a distintos niveles.
Muchos entran en el sistema de empresa – en negocios o en profesiones – y en la mayor parte de los casos descubren enseguida las falacias que les han enseñado. Pero aquellos que esquivan el centro del sistema permanecen a menudo en posiciones claves de influencia desde donde moldean la opinión pública y conforman, a menudo, la acción gubernamental. En muchas ocasiones, estos intelectuales acaban en agencias legislativas o departamentos gubernamentales con gran autoridad sobre el sistema en el que no creen.
Si el análisis anterior fuera aproximadamente cierto, una tarea prioritaria para las empresas – y organizaciones como la Cámara – es dedicarse al origen de la hostilidad universitaria. Pocas cosas están más santificadas en la vida de los Estados Unidos que la libertad académica. Sería fatal atacar esto como principio. Pero si la libertad académica supone retener las cualidades de ‘apertura’, ‘honestidad’ y ‘equilibrio’ – que son esenciales por su significación intelectual – existe una gran oportunidad para la acción constructiva. La motivación de esta acción debe ser el restablecimiento de las mencionadas cualidades de la comunidad académica.
Qué se puede hacer con la Universidad
La responsabilidad última de la integridad intelectual de la universidad debe residir en los consejos rectores de colegios y facultades. Pero organizaciones como la Cámara pueden ayudar y activar el cambio constructivo de distintas formas, incluyendo las siguientes:
Profesorado
La Cámara debe considerar el establecimiento de un equipo de gobierno de alta cualificación en ciencias sociales que crea en el sistema. Debe incluir varios e prestigio nacional cuya autoría sea respetada – incluso aunque se esté en desacuerdo con ella.
Conferenciantes
La Cámara debería considerar la posibilidad de establecer un equipo de académicos altamente calificados en ciencias sociales que crean en el sistema. Debería incluir distintas personas de reputación nacional consolidada cuya autoría sería ampliamente respetada, incluso cuando no se esté de acuerdo con ellos.
Equipo de oradores
También debe constituirse un equipo de oradores de la más alta competencia. Estos podrían incluir a los eruditos, y ciertamente quienes hablen en nombre de la Cámara deberían poder articular adecuadamente el trabajo de los eruditos.
Oficina de locutores
Además del personal a tiempo completo, la Cámara debe disponer de una Oficina de presidentes que incluya a los defensores más capaces y eficaces de los niveles más altos de las empresas estadounidenses.
Evaluación de libros de texto
El personal de académicos (o preferiblemente un panel de académicos independientes) debe evaluar los libros de texto de ciencias sociales, especialmente los de economía, ciencias políticas y sociología. Este programa debería ser continuo.
El objetivo de dicha evaluación estará orientado a restablecer el equilibrio esencial para una auténtica libertad académica. Esto garantizará un tratamiento justo y fáctico de nuestro sistema de gobierno y nuestro sistema empresarial, sus logros, su relación básica con los derechos y libertades individuales y comparaciones con los sistemas socialistas, fascistas y comunistas. La mayoría de los libros de texto existentes contienen algún tipo de comparación, pero muchos son superficiales, sesgados e injustos.
Hemos visto al movimiento de derechos civiles insistir en la rescritura de muchos de los libros de texto en nuestras universidades y escuelas. Los sindicatos también insisten en que los libros de texto sean justos con los puntos de vista del trabajo organizado. Otros grupos de ciudadanos interesados no han dudado en revisar, analizar y criticar libros de texto y materiales didácticos. En una sociedad democrática, esto puede ser un proceso constructivo y debe considerarse como una ayuda a la libertad académica genuina, y no como una intromisión en ella.
Si los autores, editores y usuarios de libros de texto saben que serán sometidos honesta, justa y minuciosamente, a la revisión y crítica de eminentes académicos que creen en el sistema estadounidense, se puede esperar un retorno a un equilibrio más racional.
Igualdad de tiempo en el campus
La Cámara debe insistir en disponer del mismo tiempo que sus oponentes a lo largo del circuito de conferencias universitarias. El FBI publica cada año una lista de discursos pronunciados en campus universitarios por declarados comunistas. En 1970 su número superó los 100. Por supuesto, hubo muchos centenares de apariciones de izquierdistas y ultraliberales que instan a los tipos de puntos de vista indicados anteriormente en este memorando. Pero no hubo una representación equivalente de las empresas, ni de individuos u organizaciones que aparecieran en apoyo del sistema estadounidense de gobierno y negocios.
Cada campus dispone de grupos formales e informales que invitan a los distintos ponentes. Cada facultad de derecho hace lo mismo. Muchas universidades y colegios patrocinan oficialmente programas de conferencias y conferencias. Todos conocemos la insuficiencia de la representación empresarial en los programas.
Se dirá que se extienden pocas invitaciones a los oradores de la Cámara [ref]. Sin duda, esto sería cierto a menos que la Sala insista enérgicamente en el derecho a ser escuchado; de hecho, debe insistirse en la «igualdad de tiempo». Los administradores universitarios y la gran mayoría de los grupos y comités de estudiantes no recibirían con agrado que se les pusiera en la posición de rechazar públicamente un foro de opiniones diversas; de hecho, esta es la excusa clásica para permitir que los comunistas hablen.
Los dos ingredientes esenciales son:
- contar con oradores atractivos, articulados y bien informados; y
- ejercer toda la presión que sea necesaria, tanto en público como en privado, para asegurar las oportunidades para participar. El objetivo debe ser siempre informar e iluminar, y no meramente hacer propaganda.
Equilibrio de facultades
Puede que el problema más fundamental sea el desequilibrio existente en muchas de las facultades. Corregir esta situación es de hecho un proyecto difícil y de largo alcance. Sin embargo, debe emprenderse como parte de un programa general. Esto significaría insistir en la necesidad de un equilibrio entre el profesorado y los administradores universitarios y los consejos de administración.
Los métodos a emplear requieren de una reflexión cuidadosa y deben evitarse las trampas obvias. Sería contraproducente una presión inadecuada. Pero los conceptos básicos de equilibrio, equidad y verdad son difíciles de resistir si se presentan adecuadamente a los consejos de administración, verbalmente y por escrito, y mediante llamamientos a asociaciones y grupos de ex alumnos.
Se trata de un camino largo no apto para los pusilánimes. Pero si se persigue con integridad y convicción, podría conducir a un fortalecimiento tanto de la libertad académica en el campus como de los valores que han hecho de Estados Unidos la más productiva de todas las sociedades.
Escuelas de posgrado en negocios
La Cámara debe gozar de una relación especial con las cada vez más influyentes escuelas de negocios de posgrado. Mucho de lo que se ha sugerido anteriormente se aplica a estas escuelas.
¿No debería la Cámara solicitar también en esas escuelas cursos específicos que abarquen la totalidad del problema abordado por este memorando? Se trata de una formación fundamental para los ejecutivos del futuro.
Educación secundaria
Si bien la primera prioridad debe ser a nivel universitario, las tendencias mencionadas anteriormente se evidencian cada vez más en la enseñanza secundaria. Se deben considerar programas de acción adaptados a la enseñanza secundaria y similar a los mencionados. Su implementación podría convertirse en un programa importante para las cámaras de comercio locales, aunque el control y la dirección, especialmente el control de calidad, debería ser retenido por la Cámara Nacional.
¿Qué se puede hacer con el público?
Alcanzar el campus y las escuelas secundarias es vital a largo plazo. Llegar al público en general puede ser más importante a corto plazo. Lo más esencial es constituir un personal de eminentes académicos, escritores y oradores que generen el pensamiento, el análisis, la escritura y el discurso. También será esencial contar con personal completamente familiarizado con los medios de comunicación y que conozca la forma más eficaz de comunicarse con el público. Entre los medios más obvios se encuentran los siguientes:
Televisión
Las redes nacionales de televisión deben ser monitoreadas de la misma forma que los libros de texto, y deben mantenerse bajo vigilancia constante. Esto se aplica no sólo a los llamados programas educativos (como «La venta del Pentágono»), sino también al «análisis de noticias» diario que con tanta frecuencia incluye el tipo de crítica más insidiosa del sistema empresarial [ref]. Aunque esta crítica sea el resultado de la hostilidad o de ignorancia económica, resulta en la erosión gradual de la confianza en los negocios y la libre empresa.
Este seguimiento, para ser eficaz, requiere de un examen constante de los textos de muestras adecuadas de programas. Las quejas, a los medios de comunicación y a la Comisión Federal de Comunicaciones, deben presentarse con prontitud y enérgicamente cuando los programas sean injustos o inexactos.
Se debe exigir el mismo tiempo cuando sea apropiado. Se debe hacer un esfuerzo para ver que los programas de tipo foro (Today Show, Meet the Press, etc.) brinden al menos tantas oportunidades para que los partidarios del sistema estadounidense participen como lo hacen estos programas para quienes lo atacan.
Otros medios
La radio y la prensa también son importantes, y se deben emplear todos los medios disponibles para desafiar y refutar ataques injustos, así como para presentar el caso afirmativo a través de estos medios.
Las revistas académicas
Es especialmente importante que la «facultad de académicos» de la Cámara publique. Una de las claves del éxito de los profesores liberales e izquierdistas ha sido su pasión por la «publicación» y las «conferencias». Debe existir una pasión similar entre los académicos de la Cámara.
Se podrían idear incentivos para inducir más «publicaciones» por parte de académicos independientes que creen en el sistema.
Debería haber un flujo bastante constante de artículos académicos presentados en un amplio espectro de revistas y publicaciones periódicas, que van desde las revistas populares (Life, Look, Reader’s Digest, etc.) hasta las más intelectuales (Atlantic, Harper’s, Saturday Review, New York, etc.) [ref] y a las distintas revistas profesionales.
Libros, libros de bolsillo y folletos
Los quioscos de periódicos en aeropuertos, farmacias y otros lugares, están llenos de libros de bolsillo y folletos que abogan por todo, desde la revolución hasta el amor libre erótico. Casi no se encuentran libros de bolsillo o folletos atractivos y bien escritos de «nuestro lado». Será difícil competir con un Eldridge Cleaver o incluso un Charles Reich por la atención del lector, pero a menos que se haga el esfuerzo, en una escala lo suficientemente grande y con la imaginación adecuada para asegurar cierto éxito, esta oportunidad de educar al público se perderá irremediablemente. .
Anuncios pagados
Las empresas pagan cientos de millones de dólares a los medios de comunicación por anuncios. La mayor parte de esto es compatible con productos específicos: gran parte apoya la creación de imágenes institucionales y una fracción de ella es compatible con el sistema. Pero este último ha sido más o menos tangencial y rara vez ha formado parte de un esfuerzo importante y sostenido para informar e ilustrar al pueblo estadounidense.
Si las empresas estadounidenses dedicaran solo el 10% de su presupuesto publicitario anual total a este propósito general, sería un gasto de estadista.
La arena política descuidada
En definitiva la recompensa, a falta de revolución, es lo que hace el gobierno. Las empresas han sido el chivo expiatorio favorito de muchos políticos durante muchos años. Pero la medida de hasta dónde ha llegado esto quizás se encuentre mejor en las opiniones contrarias a las empresas que ahora expresan varios candidatos destacados a la presidencia de los Estados Unidos.
Sigue siendo doctrina marxista que los países «capitalistas» están controlados por las grandes empresas. Esta doctrina, que siempre forma parte de la propaganda de izquierda en todo el mundo, tiene un gran número de seguidores entre los estadounidenses.
Sin embargo, como todo ejecutivo de negocios sabe, pocos elementos de la sociedad estadounidense tienen hoy tan poca influencia en el gobierno como el empresario estadounidense, la corporación o incluso los millones de accionistas corporativos. Si uno lo duda, que asuma el papel de «cabildero» desde el punto de vista empresarial ante los comités del Congreso. La misma situación ocurre en las salas legislativas de la mayoría de los estados y ciudades importantes. No es exagerado decir que, en términos de influencia política con respecto al curso de la legislación y la acción del gobierno, el ejecutivo empresarial estadounidense es verdaderamente el «hombre olvidado».
Ejemplos actuales de la impotencia de las empresas y del casi desprecio con el que se sostienen las opiniones de los empresarios son las estampidas de los políticos para apoyar casi cualquier legislación relacionada con el «consumismo» o con el «medio ambiente».
Los políticos reflejan lo que creen que son las opiniones mayoritarias de sus electores. Por lo tanto, es evidente que la mayoría de los políticos están juzgando que el público siente poca simpatía por el empresario o su punto de vista.
Los programas educativos sugeridos anteriormente estarían diseñados para iluminar el pensamiento público, no tanto sobre el empresario y su papel individual como sobre el sistema que administra y que proporciona los bienes, servicios y trabajos de los que depende nuestro país.
Pero no se debe posponer una acción política más directa, mientras se espera el cambio gradual en la opinión pública que se efectuará a través de la educación y la información. Las empresas deben aprender la lección, aprendida hace mucho tiempo por los trabajadores y otros grupos de interés propio. Esta es la lección de que el poder político es necesario; que tal poder debe ser cultivado asiduamente (sic); y que, cuando sea necesario, debe usarse de manera agresiva y con determinación, sin vergüenza y sin la desgana que ha sido tan característica de las empresas estadounidenses.
Por muy desagradable que sea para la Cámara, debería considerar la posibilidad de asumir un papel más amplio y vigoroso en la arena política.
Oportunidad desatendida en los tribunales
Los negocios estadounidenses y el sistema empresarial se han visto afectados tanto por los tribunales como por los poderes ejecutivo y legislativo del gobierno. Bajo nuestro sistema constitucional, especialmente con una Corte Suprema de mentalidad activista, el poder judicial puede ser el instrumento más importante para el cambio social, económico y político.
Otras organizaciones y grupos, reconociendo esto, han sido mucho más astutos en explotar la acción judicial que las empresas estadounidenses. Quizás los explotadores más activos del sistema judicial han sido grupos que van desde la orientación política «liberal» a la extrema izquierda.
La Unión Estadounidense de Libertades Civiles es un ejemplo. Inicia o interviene en decenas de casos cada año y presenta escritos amicus curiae en la Corte Suprema en una serie de casos durante cada período de esa corte. Los sindicatos, los grupos de derechos civiles y ahora los bufetes de abogados de interés público son extremadamente activos en la arena judicial. Su éxito, a menudo a expensas de las empresas, no ha sido insignificante.
Esta es una amplia área de oportunidad para la Cámara, si está dispuesta a asumir el papel de portavoz de las empresas estadounidenses y si, a su vez, las empresas están dispuestas a proporcionar los fondos.
Al igual que con respecto a los académicos y oradores, la Cámara necesitaría un personal de abogados altamente competente. En situaciones especiales debe estar autorizado para contratar, para comparecer como abogado amicus en la Corte Suprema, abogados de reputación y reputación nacional. Se debe tener el mayor cuidado al seleccionar los casos en los que participar o los juicios a instituir. Pero la oportunidad merece el esfuerzo necesario.
Poder descuidado de los accionistas
El ciudadano medio piensa en la “empresa” como una entidad corporativa impersonal, propiedad de los muy ricos y administrada por ejecutivos sobrepagados. Hay una falla casi total en apreciar que los “negocios” realmente abarcan, de una forma u otra, a la mayoría de los estadounidenses. Aquellos para quienes la empresa proporciona trabajo, constituyen una clase bastante obvia. Pero los 20 millones de accionistas, la mayoría de los cuales son de medios modestos, son los verdaderos propietarios, los verdaderos empresarios, los verdaderos capitalistas de nuestro sistema. Proporcionan el capital que alimenta el sistema económico que ha producido el nivel de vida más alto de toda la historia. Sin embargo, los accionistas han sido tan ineficaces como los ejecutivos comerciales para promover una comprensión genuina de nuestro sistema o para ejercer influencia política.
La pregunta que merece un examen más detenido es cómo se puede movilizar el peso y la influencia de los accionistas – 20 millones de votantes – para apoyar:
- un programa educativo y
- un programa de acción política.
Ahora se pide que las corporaciones individuales presenten numerosos informes a los accionistas. Muchas corporaciones también tienen costosas revistas de «noticias» que van a los empleados y accionistas. Estas oportunidades de comunicarse se pueden utilizar de manera mucho más eficaz como medios educativos.
La propia corporación debe ejercer moderación al emprender acciones políticas y, por supuesto, debe cumplir con las leyes aplicables. Pero, ¿no es factible, a través de una filial de la Cámara o de otra manera, establecer una organización nacional de accionistas estadounidenses y darle suficiente fuerza para ser influyente?
Una actitud más agresiva
Los intereses empresariales, especialmente las grandes empresas y sus organizaciones comerciales nacionales, han tratado de mantener un perfil bajo, especialmente con respecto a la acción política.
Como se sugiere en el artículo del Wall Street Journal, ha sido bastante característico del ejecutivo de negocios promedio ser tolerante, al menos en público, con quienes atacan a su corporación y al sistema. Muy pocos empresarios u organizaciones empresariales responden de la misma manera. Ha habido una disposición a apaciguar; considerar a la oposición dispuesta a comprometerse, o que probablemente se desvanezca a su debido tiempo.
Las empresas han evitado la política de confrontación. Es comprensible que las empresas se hayan visto repelidas por la multiplicidad de “demandas” no negociables que hacen constantemente grupos de interés propio de todo tipo.
Si bien ni los intereses comerciales responsables ni la Cámara de Comercio de Estados Unidos se involucrarían en las tácticas irresponsables de algunos grupos de presión, es esencial que los portavoces del sistema empresarial, en todos los niveles y en cada oportunidad, sean mucho más agresivos que en pasado.
No debería haber vacilación en atacar a los Naders, los Marcus y otros que buscan abiertamente la destrucción del sistema. No debería haber la más mínima vacilación en presionar vigorosamente en todos los ámbitos políticos para apoyar el sistema empresarial. Tampoco debería haber renuencia a penalizar políticamente a quienes se oponen a ella.
Se pueden aprender lecciones del trabajo organizado a este respecto. El director de la AFL-CIO no puede atraer a los empresarios como los ciudadanos más entrañables o de mentalidad pública. Sin embargo, durante muchos años, los jefes de las organizaciones laborales nacionales han hecho lo que se les pagó por hacer de manera muy eficaz. Puede que no hayan sido amados, pero han sido respetados, donde más cuenta, por los políticos, en el campus y entre los medios de comunicación.
Es hora de que las empresas estadounidenses, que han demostrado la mayor capacidad en toda la historia para producir e influir en las decisiones de los consumidores, apliquen vigorosamente sus grandes talentos a la preservación del sistema en sí.
El costo
El tipo de programa descrito anteriormente (que incluye una combinación amplia de educación y acción política), si se lleva a cabo a largo plazo y con el personal adecuado, requeriría de un apoyo financiero mucho más generoso de las corporaciones estadounidenses que el que la Cámara haya recibido en el pasado. También sería necesaria la participación de la alta dirección en los asuntos de la Cámara.
El personal de la Cámara tendría que incrementarse significativamente, estableciendo y manteniendo la más alta calidad. Los salarios tendrían que estar en niveles totalmente comparables a los de los ejecutivos de negocios clave pagados y los miembros de la facultad más prestigiosos. Habría que contratar profesionales con gran habilidad en publicidad y en el trabajo con los medios de comunicación, locutores, abogados y otros especialistas.
Es posible que la propia organización de la Cámara se beneficie de la reestructuración. Por ejemplo, como sugiere la experiencia sindical, el cargo de Presidente de la Cámara bien podría ser un puesto de carrera a tiempo completo. Para asegurar la máxima eficacia y continuidad, el director ejecutivo de la Cámara no debe cambiarse cada año. Las funciones que ahora desempeña en gran medida el presidente podrían transferirse a un presidente de la junta, elegido anualmente por los miembros. La Junta, por supuesto, continuaría ejerciendo control de políticas.
El control de calidad es esencial
Los ingredientes esenciales de todo el programa deben ser responsabilidad y «control de calidad». Las publicaciones, los artículos, los discursos, los programas de los medios, la publicidad, los escritos presentados en los tribunales y las comparecencias ante los comités legislativos, todos deben cumplir con los estándares más exigentes de precisión y excelencia profesional. Deben merecer respeto por su nivel de responsabilidad pública y erudición, esté uno de acuerdo con los puntos de vista expresados o no.
Relación con la libertad
La amenaza al sistema empresarial no es simplemente una cuestión de economía. También es una amenaza para la libertad individual.
Es esta gran verdad, ahora tan sumergida en la retórica de la Nueva Izquierda y de muchos liberales, la que debe ser reafirmada para que este programa tenga sentido.
Parece haber poca conciencia en que las únicas alternativas a la libre empresa son diversos grados de regulación burocrática de la libertad individual, que van desde la del socialismo moderado hasta el talón de hierro de la dictadura de izquierda o derecha.
En Estados Unidos ya hemos avanzado mucho hacia algunos aspectos del socialismo de Estado, ya que las necesidades y complejidades de una vasta sociedad urbana requieren tipos de regulación y control que eran bastante innecesarios en épocas anteriores. En algunas áreas, tal regulación y control ya han afectado seriamente la libertad tanto de las empresas como del trabajo y, de hecho, del público en general. Pero la mayoría de las libertades esenciales permanecen: propiedad privada, beneficio privado, sindicatos, negociación colectiva, elección del consumidor y una economía de mercado en la que la competencia determina en gran medida el precio, la calidad y la variedad de los bienes y servicios proporcionados al consumidor.
Además del ataque ideológico al sistema en sí (discutido en este memorando), sus elementos esenciales también se ven amenazados por impuestos no equitativos y, más recientemente, por una inflación que parecía incontrolable [ref]. Pero cualesquiera que sean las causas de la disminución de la libertad económica lo cierto es que la libertad como concepto es indivisible. Como demuestra la experiencia de los estados socialistas y totalitarios, la contracción y negación de la libertad económica es seguida inevitablemente por restricciones gubernamentales sobre otros derechos apreciados. Es este mensaje, por encima de todos los demás, el que debe llevarse a casa al pueblo estadounidense.
Conclusión
No es necesario decir que las opiniones expresadas anteriormente son realmente provisionales y sugerentes. El primer paso debe ser un estudio minucioso de cada una de ellas. Pero esto sería un ejercicio inútil a menos que la Junta Directiva de la Cámara aceptase la premisa fundamental de este documento, a saber, que las empresas y el sistema empresarial están en serios problemas y que ya vamos tarde.
Comenta cuando quieras