Cómo informar con rigor en materia de cambio climático: 1. Wording (3)
Tocar el silbato
La traducción literal del término ‘whistleblower ‘es ‘persona que toca (sopla) el silbato’. Su origen está en los bobbies ingleses, policías que hacían sonar este instrumento cuando observaban alguna infracción o falta de civismo (36). Su uso se ha extendido a las personas que, desde dentro de una organización, ponen de manifiesto comportamientos inadecuados. En este caso, una expresión a considerar en español es ‘soplón’ (se me ocurre otra menos amable todavía).
Pero la cultura anglosajona ha derivado esta función a una actividad respetable, hasta el punto de que, cuando a la administración se refiere, el ‘soplón’ respecto a prácticas de otras personas consideradas ilegales, gasto excesivo no justificable, faltas a la ética profesional y otros comportamientos susceptibles de dañar al común, dispone de un estatuto que le protege.
En los medios de comunicación encontramos un término, ‘ombudsman’ o defensor del lector, con una misión similar. Claro que nombrar al soplón como defensor del ciudadano o del contribuyente podría dar lugar a comentarios humorísticos que restarían eficacia funcional al silbato.
En nuestro asunto climático se emplearía para señalar a aquellas personas que denuncian acciones administrativas consideradas contrarias a la verdad científica. Un caso paradigmático es Rick Piltz, que comento en el próximo apartado.
Watch
Me encontré con la curiosa significación de este término cuando, en campaña electoral, oí decir a Obama ‘This was not on our watch’. Se refería al derrumbamiento financiero que se estaba produciendo.
Esta expresión significa, en este contexto, vigilancia. Uno puede encontrar en Internet bastantes webs que incorporan esta acepción: PR Watch, para dar a conocer las actividades poco amables de las agencias de PR; Theocracy Watch, para dar a conocer los movimientos de los fundamentalistas cristianos; y otras muchas. En nuestro ámbito cabe destacar ClimateScienceWatch (37).
ClimateScienceWatch es una organización (por lo menos una web) montada por Rick Piltz, quien fuera alto funcionario del Departamento de Medio Ambiente del gobierno estadounidense en tiempos de Bush y responsable del Climate Change Science Program (38). Fue ‘whistleblower’, pero sin protección, y denunció la manipulación de los mensajes y la increíble censura científica y presión a climatólogos que tuvo lugar entre los años 2000 y 2008. Digo sin protección porque llegó un momento en que no pudo más. Dimitió cuando entre él y el presidente se había interpuesto Philip Cooney, un tapado del American Petroleum Institute, y le cambiaba la redacción de los informes, amplificando incertidumbres por encima de las correctamente establecidas y procurando una redacción que indujera precisamente a no hacer nada (39).
Piltz no tenía paracaídas y, una vez abandonado tan apetecible puesto, su primera actividad consistió en editar ClimateScienceWatch, con el fin de dar a conocer las actividades de desinformación, no ya del gobierno, sino de toda la maquinaria negacionista, que conocía bien. Con el objetivo de promover la ‘integridad científica’ en la administración.
Cuando el New York Times destapó la noticia y mostró los documento anotados, Philip Cooney también dimitió, pasando inmediatamente a ser empleado por ExxonMobil (40). ‘Igual ni notará que son dos trabajos distintos’, dijo irónicamente David G. Hawkins, el director del Natural Resources Defense Council (41).
Curtis Moore es otra persona con gran conocimiento de la maquinaria de negación desde dentro, como consejero primero del Comité de Obras Públicas del Senado, y jefe de gabinete después de un senador republicano de renombre, Robert T. Stafford, sinceramente preocupado por el medio ambiente y defensor incansable. Desde esa posición, Moore comprendió perfectamente el comportamiento exponencial del sistema climático, sus tiempos de retardo y la que se nos viene encima, y edita también una buena web tipo blog donde describe su experiencia con think tanks, cabilderos y gentes de PR (42). Aunque el ritmo de nuevas entradas sea muy bajo, y que esté inactivo desde mediados del pasdo año, me permito recomendar su contenido, comenzando por la propia presentación del editor y el artículo de la referencia (43).
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