El informe del Grupo II del IPCC, bajo el título de Impactos, Adaptación y Vulnerabilidad, acaba de ser publicado. Toma en consideración unos 34.000 estudios científicos. Durante la elaboración del informe completo, de 3.675 páginas, se han tomado en consideración unos 47.000 comentarios. El resumen ha recibido 5.777 comentarios. De los tres grupos, este es el siempre el más emocional, y esta edición lo es especialmente. La sola lectura del resumen exige ir conteniendo el llanto, hasta donde eso resulta posible.

No hace falta sumergirse en el informe completo para quedar realmente espeluznado. Como cabía esperar sigue la pauta del “peor de los esperado”, pero en esta ocasiónen grado sumo. Es mucho peor que el informe anterior de 2014. Todos los indicadores se han venido abajo. Los desastres que habían sido anunciados para un incremento de la temperatura de +4 ºC ahora ocurrirán a +2 ºC, cuando no a 1,5 ºC o está ocurriendo ya, y generalizándose..
La lista de desastres habidos y por haber es sobrecogedora. La probabilidad de eventos extremos simultáneos y consecutivos es destacada con frecuencia. Una de las novedades a este respecto es la mención a posibles “extreme sea-level events”, aumentos bruscos del nivel del mar por episodios de fusión acelerada de los hielos o desplome de grandes masas de hielo de origen continental. Todo está pendiente de un hilo.

Es especialmente incisivo en relación a la seguridad alimentaria. La expresión “riesgos intolerables e irreversibles” aflora también con frecuencia. Irreversibles incluso aunque fuera posible reducir el calentamiento. La expresión “limits of adaptation” y la frase “no amount of adaptation possible”, golpea varias veces en el cerebro del lector, por ejemplo cuando afirma que a +2 ºC no va a haber ya cosechas estables (antes era a +4 ºC), y que no hay adaptación disponible para esta situación. Tampoco la hay para la distribución de agua potable en las regiones que dependen de glaciares, lo que a +1,5 ºC resulta irreversible.
En esta edición, a diferencia de las anteriores más centradas en la extinción de especies, por lo menos el resumen para responsables de políticas (Summary for Policymakers) centra su atención en el daño humano y a las sociedades, tanto por la afectación directa vía fenómenos meteorológicos extremos como por la indirecta debido al daño (y pérdida) de ecosistemas vitales para el ser humano. Se insiste en la importancia de la salud de los ecosistemas para la existencia y salud del ser humano, formando un conjunto interdependiente de manera que no es posible una sin la otra. También se refiere de pasada a la salud planetaria. De hecho, por primera vez este informe asegura que el calentamiento global antropogénico ha estado dañando al ser humano y a las sociedades durante décadas, con muertes por calor extremo en todas las regiones del planeta. A buenas horas.
Cabe señalar que menciona los tipping points en una ocasión, pero en relación a los ecosistemas y los sistemas socioeconómicos. Pero establece que todo incremento por encima de 1,5 ºC supone overshoot como apuntando, sin decirlo explícitamente, a este guarismo como el tipping point global.
El daño económico es difícil de cuantificar, dicen, pero es en todo caso mucho mayor que lo estimado hasta ahora. Las adaptaciones todavía posibles van a exigir una cantidad inmensa de recursos económicos, pero el informe orilla el aspecto energético y da por supuesto que estos fondos dependen solo de la voluntad política. No han sabido evitar la inclusión del famoso y desacreditado desarrollo sostenible, pero la llamada urgente y desesperada a la adaptación todavía posible, necesariamente anticipada y no reactiva, supone otro eje central del documento. Anticipada, justa y participativa, pues de otro modo sucumben las poblaciones que están en mejores condiciones para mantener los ecosistemas todavía viables sobre el terreno.
Presumiblemente, las sociedades de mercado querrán intentar mantener el crecimiento económico a toda costa en una era de reducción energética con el nuevo oxímoron del crecimiento verde, y no va a quedar energía para la adaptación. Apenas para la maladaptación, término que el resumen también emplea con frecuencia (murallas marinas, irrigación con agua freática, extinción de incendios naturales, etc.). Su insistencia en la urbanización es un claro reflejo del olvido de los aspectos energéticos, pues el metabolismo de las grandes ciudades no podrá resistir por mucho tiempo la reducción de energía neta ya en curso.
El IPCC siempre habla en términos de riesgo y esto es lo que, científicamente, corresponde hacer. El riesgo aumenta, el riesgo es moderado, el riesgo es muy alto, el riesgo es extremo. Yo le ruego que no razone en estos términos. Una cosa es la literatura científica y la otra el entendimiento general. Dada nuestra inevitable resistencia psicológica a creernos todo esto, este marco mental puede conducir, en una búsqueda inconsciente de esperanza, a creer que si solo es riesgo todo eso igual no ocurre o que puede reducirse tomando ciertas precauciones. No. Cuando el riesgo es elevado, que es casi siempre, es que va a ocurrir. Y si no es a 1,5 ºC será a +2 ºC, porque todo el mundo sabe ya que los +2ºC van a ser superados (recordemos los compromisos de reducción actuales llevan un mundo +2,7 ºC más caliente en 2100 como muy tarde, y ello con una probabilidad de solo el 66% y sin contar con distintos tipping points autorreforzantes no contemplados).
Los lectores habituales del blog saben bien que estos Resúmenes para Responsables de Políticas son sistemáticamente más moderados que el informe completo, pues requiere para su aprobación la unanimidad de todos los gobiernos del mundo. Imagínese lo que puede ser leerse entero el informe original. O hablar con sus responsables.
Definitivamente, el mundo que hemos construido y nos empeñamos en mantener está aquejado de errores fundamentales. El problema de base no reside en el cambio climático o el CO2, pues eso son solo síntomas de algo más profundo, más incluso de la habitual culpabilización de la dinámica suicida del capitalismo. El problema de fondo es que hemos desconectado de la naturaleza, nos hemos creído ajenos a ella y hemos jugado a ser dioses. Como adolescentes malcriados nos hemos querido elevar tan alto que, ahora, más dura será la caída.
Es en base a esta reflexión por donde, a mi entender, hay que buscar la respuesta a este trágico futuro.
Es verdaderamente terrible. Y todo eso sin contar con la inevitable caída generalizada de la disponibilidad de energía y recursos.
Quizá lo mas terrible y dantesco es que esta tragedia ha sido evitable.
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Gracias Ferran por tus más que oportunos análisis.
Escribes:
«El IPCC siempre habla en términos de riesgo y esto es lo que, científicamente, corresponde hacer. El riesgo aumenta, el riesgo es moderado, el riesgo es muy alto, el riesgo es extremo. Yo le ruego que no razone en estos términos. Una cosa es la literatura científica y la otra el entendimiento general. Dada nuestra inevitable resistencia psicológica a creernos todo esto, este marco mental puede conducir, en una búsqueda inconsciente de esperanza, a creer que si solo es riesgo todo eso igual no ocurre o que puede reducirse tomando ciertas precauciones. No. Cuando el riesgo es elevado, que es casi siempre, es que va a ocurrir».
Creo que lo que le debería corresponder a la ciencia no es hablar en términos de riesgo porque como argumentas, si lleva a un razonamiento y entendimiento insuficiente, es que su metodología no nos sirve. Si como dices, y estoy de acuerdo como científico, si el riesgo es elevado, es que va a ocurrir (con alta probabilidad), entonces, lo que habría que transmitir es eso.
Un problema, y ya llevamos un lustro intentándolo, es que cuando quieres publicar en una revista de buen impacto esa coherencia entre las gráficas que presentas (las Reasons for Concern) y los impactos, por ejemplo, sobre la economía humana, sencillamente nos lo rechazan sistemáticamente, y hasta ahora, los revisores. Quizás el que esos semáforos sean en este último informe tan contundentes, abra algún resquicio, seguimos intentándolo. No son solo los políticos y una sociedad aletargada, la dilución empieza en la propia ciencia y su método estándar como bien sabes y has argumentado más de una vez. Las «trampas sociales» empiezan en los mismos artículos científicos.
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Pasa usted de una exposicion de riesgos en funcion del incremento de temperatura ( funcion, a su vez de una mayor concentracion de CO2) a una culpabilizazion del capitalismo que yo no entiendo. Por ejemplo, porqué no se utiliza en mayor medida la energia nuclear, por ejemplo, que no emite CO2 ?, incluso la UE parece que hoy esta de acuerdo.
Respecto al capitalismo y el impacto medioambiental, el socialismo extremo (comunismo) tampoco fue mucho mejor, incluso fue peor. De hecho, tras la caida del muro, Alemania occidental paró mucha de la industria y centrales de generacion de energia de la parte oriental por ser extremadamente contaminante en relacion con los parámetros de la Alemania occidental, esto tiene relacion con el capitalismo? No lo entiendo, se entiende que la parte occidental era la capitalista y la oriental la socialista.
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Víctor, he puesto la culpabilización del capitalismo en boca de otros, y que el socialismo histórico haya apostado también por el crecimiento a toda costa sin contemplaciones ecológicas desde los planes quinquenales de Breznev no desmiente la dinámica de crecimiento y acumulación inherente al capitalismo.
Por lo demás esto de que la nuclear no genera emisiones es falso, porque solo entrega energía neta al cabo de 30 años, y toda la instalación y el minado de uranio y su protección se realiza con combustibles fósiles. Además ya está habiendo dificultades para conseguir uranio; el pico de producción fue hace pocos años. La UE puede cantar misa e intentar engañarnos a todos (o ser engañada por los lobbies) , pero no puede modificar la realidad física.
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Teniendo en cuenta lo lejos que está el IPCC de la realidad, todos los tipping points auto e interreforzantes y el impacto adicional de la crisis energética y de recursos materiales, me parece realista contemplar un aumento ya inevitable de 3°C, otro muy probable de 3,5 y otro más que posible de entre 4 y 6°C. Con este panorama general, no puedo encontrar el menor resquicio a la esperanza ni a idílicos planes comunales de supervivencia. Será que me aqueja un derrotismo patológico.
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Muy buen punto final. En esa dirección Bateson indicaba a la hybris del ego, a partir de definir, y definirse, en una relación simétrica con su medio (todo lo que no es), es decir en pugna, competencia, dominio. Arropado, en un largo proceso, de lenguaje, cognición, ciencia y tecnología henos aquí. En breve, la historia como una cruel paradoja Russelliana, donde se gana, perdiendo.
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o como dice el informe «Escenarios de trabajo en la transición ecosocial 2020-2030» la necesidad de deconstruir esa «economía libidinal» en que se concretó el proceso.
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Comparando los colores de las gráficas, parecen dos fuegos, y el de 2022 más vigoroso. Parecería que según pasa el tiempo el fuego se hace más fuerte…
A este paso la gráfica de 2030 será como la antesala al infierno…!!
Con un poco de suerte el agua que suelte el mar de beaufort refrescará un poco el planeta, no demasiado, si hay suerte.
Estarán los políticos a la altura? Deseo que sí, aunque no lo parece mucho la verdad.
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Sr. Puig, de entrada agradecer que nos comparta sus reflexiones (acertadas, por desgracia).
Le hago una pregunta:
Teniendo en cuenta lo que nos explica en esta última entrada del blog y dando por supuesto que no se detendrá el consumo de combustibles fósiles ni se cambiará nuestra forma de alimentarnos, ¿es descabellado afirmar que a la especie humana le pueden quedar 100 años de existencia?.
Gracias.
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No es del todo descabellado. La crisis energética no tiene el potencial de extinción que tiene la crisis climática, pero si de reducción de la población. Queda la esperanza (si se puede llamar así) de que un colapso pronto y rápido reduzca drásticamente el forzamiento climático
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Esa es la gran pregunta que nos estamos haciendo muchos: ¿el acelerado declive en la extracción de combustibles fósiles llegará a tiempo para evitar los peores efectos de la alteración del clima y los ecosistemas?.
Muchas gracias por contestar Sr. Puig.
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Gràcies Ferran per apropar-nos i divulgar els informes del IPPC. al llegir al teu article m ‘ha recordat a l’advertiment de Stephen Emmot feia en el seu llibre que va crear un gran impacte, potser efimer, en els mitjans anglesos: «Ten Billion» (Londres 2013) i traduït per Anagrama 2013:Diez Mil Millones. El científic Emmot, ja advertia que només l’aproximar-se a un augment de la temperatura mitjana pròxim als 2 graus, sense arribar-hi, els seus efectes serien ja devastadors i irreversibles. Sembla, doncs, que ara amb l’últim l’informe de l’IPPC, confirma la teoria d’Emmot de fa ja quasi 10 anys.
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Ferrán:
Es realmente dramático lo que sucede. Dices:
“Como adolescentes malcriados nos hemos querido elevar tan alto que,
ahora, más dura será la caída.”
Mira lo que he escrito yo, hace poco, sobre este mismo tema:
“…para resumir toda esta etapa, estos 800 años que van desde el
surgimiento del humanismo hasta la actualidad —del 1200 al 2000—
en una sola imagen, es como cuando los pibes —cuando tienen 5, 6 o
7 años— agarran la valijita o el atadito y dicen: bueno, no puedo hacer
lo que yo quiero, me voy de casa. Y salen a la puerta —y la mamá los
mira por la ventana— y caminan un poco indecisos hasta la esquina,
como pensando para dónde van a tomar, y se quedan parados un rato y
al final vuelven y ya son un poquito más grandes, más maduros. Bueno.
Ahora nosotros estamos volviendo o, mejor, empezando a volver, aun-
que nada garantiza que lleguemos a casa.”
Luego agregas:
“Es en base a esta reflexión por donde, a mi entender, hay que buscar
la respuesta a este trágico futuro.”
Y referencias el artículo “Trabajo intersticial de supervivencia creativa”.
Allí continúas con frases casi siempre certeras:
“Pero los poderes que supuestamente deber.an solucionar todo esto están
presos no tanto por sus intereses consuetudinarios sino, en mucha mayor
medida paralizante, por la misma prisión cognoscitiva y conceptual que
todos nosotros.”
“…habría que preguntarse qué podría hacer la población para salirse del marco
cognitivo que nos ha llevado hasta aquí y que impide que el problema se aborde adecuadamente.”
Luego:
“Démonos cuenta además de que la gran mayor.a de desarrollos
intelectuales del pasado – reciente o no – cosmovisiones, filosofías, valores
o ideologías políticas enteras fueron desarrollados en un marco físico de
crecimiento energético por una parte y de una estabilidad climática dada
por supuesta por otra.”
Y rematas:
“Y todas ellas basadas en un marco cognitivo que tiene por fundamento la
separación entre nosotros los humanos y el resto del mundo.”
Pues, en esta última frase es donde creo que te equivocas. Y señalarlo es para
mí importante porque tiene que ver con aquello de “hay que buscar la respuesta
a este trágico futuro”.
No. No todas las filosofías. Seguramente ya te han hablado de Heidegger y no
voy a ponerme pesado y darte un discurso. Solo señalarte que su filosofía se
funda, precisamente, en que no hay una “separación entre nosotros los humanos y el resto del mundo”. Y lo dice, en modo filosófico, claro, en Ser y Tiempo en 1927. Luego lo repite miles de veces.
Un discípulo suyo, Hans Jonas, apunta en el mismo sentido —aunque más
precisamente sobre el tema ambiental— en dos libros ya clásicos: “El fenómeno de la vida” de 1966 y el “El principio de responsabilidad” de 1979.
Por lo demás, coincido en lo esencial de adónde diriges tu respuesta. Quería solo señalarte esto que parece una laguna.
Sigo tu trabajo y eres para mí una referencia indispensable.
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Muchas gracias por tu comentario Ricardo.
Afirmo que «la gran mayoría de filosofías» se basan en esta separación ontológica, comenzando por Platón. Claro que Heidegger no, pero es una de las pocas excepciones occidentales. En cambio muchas cosmovisiones orientales e indígenas son no duales.
Un abrazo
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Estimados. En este orden de ideas, creo que es importante discernir, dentro de la filosofía, aquellas cuestiones que logran inscribirse en el sentido común de la época, que luego son reproducidas culturalmente como la «idea de lo que soy» (como vivencia personal e íntima, irrefutable. El sustrato, desde el cual «soy»). De ello resulta un cierto «si mismo», informado desde algunas ideas/premisas filosóficas básicas. Un clásico, el dualismo cartesiano, donde se separan, ontológicamente, yo y el resto (lo que no soy) y a partir del cual se define, fundamentalmente, la relación que se establece entre ambos entes. Un yo/si mismo, forjado en la hibris, por ejemplo, se entenderá llamado a desbordar(se) (ocupar, sojuzgar, usar, aprovechar, explotar) todo lo que no es (los otros y el medio). Un ejemplo interesante «Ensancha el espacio de tu tienda y extiende en ellas tus alfombras, pues te has de mover en todas las direcciones» (Isaías). Cómo discernir esa sutil diferencia entre la curiosidad (conocimiento) y la desmesura (hibris) que nos tiene al borde de la extinción?… Se pueden separar?. Tal vez hasta Descartes (como expresión de una época) ambas podían coexistir, sin mayor amenaza. Pero el pienso «luego» existo, las transformó en una caja de Pandora que desató la tragedia tecnológica. Cada uno de nosotros/as, actualmente y de modo íntimo, es el teatro de esa «tragedia». Ergo, nuestra historia actual como la externalización de aquella en el teatro planetario, o como señalaba Bateson la «reducción al absurdo», de nuestras premisas culturales. Concuerdo plenamente en que una parte del camino va en la dirección de identificar los profundos «marcos cognitivos» en que estamos atrapados (sin saberlo). Saludos
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Hola Ferran,
durante muchos días he hurgado en tu blog con entusiasmo desaforado. Carezco de los conocimientos científicos, físicos, climatólogos, del comportamiento de sistemas complejos y de todos esos saberes que manejas, pero de una manera puramente intuitiva había llegado a la conclusión que ya es tarde para que la civilización tenga algún tipo de futuro. Que la especie humana puede que sobreviva, eso sí: diezmada ¿En Nueva Zelanda? Creo que algunos milmillonarios ya están comprando terrenos allí y edificando refugios.
Mi comentario puede parecer frívolo, y lo es frente a la enorme gravedad de lo que describes. Es una simple y tonta corrección gramatical. A menudo escribes «sobretodo» en lugar de «sobre todo». Es un error muy común, pero «sobretodo» era la prenda de vestir con mangas que usaban los tenderos sobre las demás prendas para que no se mancharan. «Sobre todo», separado, equivale a «especialmente» o «principalmente», que es en el sentido que lo usas. En català es diferente: «sobretot» tiene las dos acepciones.
Disculpa la corrección, pero me choca este error en la lectura teniendo en cuenta tu espléndido dominio del lenguaje.
Un saludo.
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