La verdad no está de parte de quién más grite (Rabindranath Tagore)
1. Ellos
Uno es un prosélito ultraliberal, facción austríaca dominante. Publica uno de esos blogs-seta, promotores de la buena nueva capitalista-libertaria a quien la quiera escuchar, pero que tienen la misión principal de cohesionar las propias filas, colocar el mensaje negacionista entre las élites económicas, y de paso permiten al autor hacerse un nombrecito digital. Es el exiliado por voluntad propia Luis I. Gómez, aparentemente biólogo, a quien no se le conocen atributos destacables en otro ámbito que no sea el de intentar hacer dinero de cualquier manera. Por ejemplo, mediante la comercialización de pruebas médicas para niños afectados de TDAH. Lo hace mediante un método de su supuesta invención, de nombre fluctuante, y que no ha recibido validación científica de ningún tipo. Ha sido tachado de pseudo-ciencia en unos casos, y de mera charlatanería en otros.
Reside en Leipzig, Alemania, donde al parecer nuestro superliberal pseudocientífico se hizo con el favor de una camarilla en el ayuntamiento, que le facilitó la disponibilidad de un millón de euros para montar su empresa de diagnósticos inventados. Todo ello tras haber conseguido publicitar su montaje en un documental televisado, que fue duramente criticado por la clase médica. Ya apuntaba maneras.
A juzgar por lo visto en Internet, diríase de Gómez que es una especie de astrólogo de los análisis sanguíneos. Fuera de sus funciones CEO, que dice que no van con él, se dedica en su blog a promover bajadas drásticas de impuestos, privatizaciones y, cómo no, medicina de libre mercado.
El otro es un anónimo con ínfulas posmodernas.
Quien responde al seudónimo de plazaeme, más que saber hacer dinero, diríase que ya lo tiene. Con su influencia sobre alguna ingeniería próxima a la plaza Moyua de Bilbao, y conectado con el Albarinho de Fefiñanes vía Careaga, a menudo su verbo se torna cargado y soez.
Califica de ‘asno’ y ‘cafre’ a quien no le sigue la cuerda, y se permite salvar de este tipo de epítetos a los ‘ecolonazis’ que elije, siempre que considere que no son del todo ‘subnis’. Afirma que todos ellos, incluido el 97% de los climatólogos del mundo, llevan anteojeras; plazaeme obra como si se encontrara entre los elegidos visionarios de mirada larga y perspectiva ancha. Su ego es tan poderoso que se dedica a pontificar sobre el método científico, sin que se le conozca credencial alguno al respecto. Para Él, la ‘hora del planeta’ es la hora del ‘idiota’.
Aficionado a los atolones, asegura que el coral adora la acidificación del mar y, claro está, el CO2. Búsquenlo también troleando por otros blogs donde, bien instruido en la panoplia de técnicas de confusión, ejercita el flooding[1] cuando se siente pillado. No siempre es fácil identificarle, porque emplea personalidades múltiples (1).
Insulta a cualquier inclinación nacionalista periférica calificándola de ‘nazionata’. Afirma que hay que preocuparse por la baja inteligencia del vascopiteco, y que ‘el más listo de Cataluña es un subnormal’. O sea: todos ellos seres inferiores a Él. Como ve, querido lector, fascismo en estado puro, versión siglo XXI.
Obviando la política de comentarios, ha intentado penetrar en este humilde blog en diferentes ocasiones y bajo distintas argucias, nicks, nombres y raíces de correo, y desde distintas direcciones IP[2]. Sólo tuvo éxito al principio, allá por 2009-2010, cuando intervine alguna vez en el suyo y permitía sus visitas aquí desconocedor, todavía, de con qué estrategias, y poderes, me estaba enfrentando. Después fui mucho más selectivo con sus espasmos y, espero, más elocuente – aunque, ocasionalmente, consiguió confundirme.
Nuestro valiente anónimo está relacionado con el dominio loiscareaga.net, registrado a nombre de Loyola Careaga. Promovió en su día climategatecountryclub.com en español, junto al exiliado y el más frikie todavía José Carlos Rodríguez – dominio ahora desactivado y sólo accesible vía archive.
Con aromas de Neguri, el barrio más exclusivo de Bilbao, el negacionista climático más prolífico en lengua española, virtuoso del inversionismo (llamarle propagandista a Martín Vide es realmente extraordinario), gusta de regatear por los mares.
Su estructura de soporte se encuentra en la órbita de un océano de think tanks conectados entre sí, uno de los cuales, aparte de la consabida FAES, es el más activo en la generación de contrainformación negacionista en lengua española. Se trata del Instituto Juan de Mariana, que no desvela sus fuentes de financiación aunque, presumiblemente, una buena parte procede del exterior. Obedecen especialmente las directrices de Alberto Recarte, mecenas del contramovimiento[3]. Es el presidente de una de las primeras ingenierías de España, Centunión. También lo ha sido de Libertad Digital, etc.
Su especialidad consiste en ensañarse con todo aquél que se dedique a cualquier labor de difusión del problema climático. Es la de ambos, pues el primero ya advierte en su perfil de Twitter que es buena gente (!) mientras no lo pisoteen, y el otro repite que tiene muy mal rebote. Lo hacen para amedrentar, y desde luego algún efecto debe tener, sobretodo entre periodistas poco soportados por la dirección de sus medios en este tema – que son todos. A fe que son especialistas, pero la realidad es que no necesitan motivo: basta con ser un comunicador de la ciencia climática. De modo que todos los comunicadores científicos están expuestos, con mayor encono y ojeriza cuanto más próximos se encuentren al público en general.
Siguiendo consignas nodales se han metido, en español, con William M. Connolley, ingeniero británico de software que programa modelos matemáticos del clima, bloguero de Scienceblogs y editor activo de temas climáticos en Wikipedia. También con la canadiense Suzanne Goldenberg, cronista climática de The Guardian, y con Federico Mayor Zaragoza. Desde luego con Naomí Oreskes, historiadora de la ciencia y teórica del negacionismo, por la osadía que significó la publicación del imprescindible Merchants of Doubt[4], y con el físico y comunicador de la Universidad de Queensland John Cook, alma de Skeptical Science, a quien tildan despectivamente de ‘dibujante de cómics’. Idearon en 2011 un ‘Premio Ruiz de Elvira al Alarmismo Sostenible’ para ‘poner al asno frente a su rebuzno’, que encontró eco en el radiofonista César Vidal. Al estilo Jiménez Losantos con el ABC en su día, últimamente desaconsejaban comprar El Mundo por alojar los escritos de Ruiz de Elvira siguiendo, quién sabe, órdenes paralelas. El movimiento se había entrenado alrededor de 2005 con mi compañero de carrera (y casi de promoción) Marcel Coderch, por su posición sobre la energía nuclear. Marcel, en su buena fe, intentó debatir racionalmente con ellos hasta darse cuenta de la inutilidad del empeño.
Conmigo también se han metido, por supuesto. Desprecian singularmente que yo haya decidido no jugar con sus cartas marcadas y desaconseje hacerles el juego debatiendo con ellos, motivos que he teorizado aquí y que seguiré atendiendo. Entretanto, encajaremos deportivamente su mal rebote.
2. Su influencia
Que nadie minusvalore el alcance, y determinación, de esta gente, maestra del razonamiento inverso motivado (2,3). Es experta en el manejo de las falacias de las que acusan a otros y frente a las que aparentan ceguera, y están entrenados para conseguir la mayor eficacia posible de su mensaje de confusión (4). Análisis de recuento muy recientes, del todo confiables, y publicados en sede académica de forma contrastada, han demostrado que la maquinaria de negación del problema climático goza de una financiación anual mínima (sólo la documentada) de 900 millones de dólares[5] canalizados en su mayor parte por la vía de 140 ‘fundaciones’, sólo en Estados Unidos (5), formando a su vez tupidas redes de persuasión por todo el mundo. Se organizan alrededor de la Atlas Economic Research Foundation (6,7) y de la Stockholm Network.
Son los think tanks, conjunto de máquinas de mantenimiento del status quo[6], del que se benefician, pues son financiados, sin excepción, por grandes empresas, asociaciones de empresas y fortunas particulares – por este solo motivo, y en otro ejemplo magnífico de inversionismo, se denominan independientes. A pesar de su pomposo nombre no llevan a cabo investigación alguna, pues su misión consiste en suavizar la realidad y construir un imaginario alternativo con la mayor privatización posible, la mínima presión fiscal posible y las menores restricciones medioambientales posibles, para después mezclarlo y empaquetarlo todo de forma atractiva y digestible con el objetivo de vendérnoslo como generación de oportunidades, premio a los ahorradores y creación de puestos de trabajo. Ocultando y negando el daño asociado a todo ello. En particular el climático, que pone en cuestión de manera fundamental su modus vivendi preferido (8).
Propalan todo lo que esté a favor de estas causas a través de un imponente poder de mercenariazgo y de condicionamiento de la opinión pública, pues tamaña financiación, y estructura, junto a las modernas técnicas de propaganda, lo puede casi todo en el terreno comunicativo y de persuasión de masas. Véase si no la manifiesta inacción mundial frente a un problema de emergencia planetaria conocido desde hace 50 años, durante los cuales se les han agotado todos los argumentos de fondo. Pero cual Sísifo, ellos recurren cíclicamente a los mismos, una y otra vez, aunque con barnices distintos. Lo seguirán haciendo mientras haya dinero para ello. Y lo seguirá habiendo: no es el CO2, no es el CO2.
No hay mejor muestra, siquiera parcial, de esta supremacía comunicativa aplastante, que el recuento de un mínimo de nada menos que 171 blogs negacionistas climáticos, sólo en lengua inglesa. Forman una red, con tres nodos principales: el resto, satélites en algún grado (9). Los de cualquier otro idioma son a su vez estimulados recipiendarios re-eyectores de las corrientes emanadas por los núcleos centrales y conocidas, algunas veces, unas horas antes de la emisión pública online del argumento aparente, la ocurrencia falaz o el personaje objetivo del día. Desde 1992 hasta 2007, estos think tanks habían editado, o estaban conectados con, el 92% de un total de 141 libros negacionistas, sólo en inglés (10). De esta forma dominan abrumadoramente la escena comunicativa: se ha demostrado que la audiencia de los blogs, aunque no es comparable en cantidad a la de los medios generalistas, es sin embargo de calidad e influencia nada desdeñable (11,12), que alcanza hasta a los medios de mayor difusión, que los utilizan como fuente (13).
El relato es simple. Con la duda de la población (14) y el cortoplacismo de la clase política les basta. Está demostrado que el hecho de que haya muchas más ‘opiniones’ de un tipo que de otro es motivo suficiente como para que el interesado dude de cualquiera de ambas afirmaciones. Está estudiado que este efecto se torna más intenso cuando una de ellas se expresa de forma agresiva, insolente o soez (15). Así, nuestros peligrosos negacionistas celtibéricos transforman en provecho propio el hallazgo de que la consistencia de la argumentación de cada parte no es algo activamente pretendido por la mayoría de los interesados. Todo ello otorga a este personal una tramposa ventaja intrínseca de partida, para cuyo aprovechamiento han sido oportunamente instruidos.
3. El ataque
Atacar al catedrático Javier Martín Vide por incluir en sus conferencias un resumen esquemático de la evolución de la confianza en la atribución del calentamiento global a los combustibles fósiles en base a los sucesivos informes del IPCC, y hacerlo a partir de un ppt ‘filtrado por estudiantes escandalizados’, tiene mucho delito. Contraponer el IPCC con las discutidas medidas de temperatura por satélite de los negacionistas Roy Spencer y John Christy es tramposo, sabedores como son de que esta pareja creacionista, conocida por su fundamentalismo cristiano[7] (16), emplea las medidas de temperatura menos confiables (aunque suene a lo contrario por la magia de la palabra satélite) (17) y que siempre han sido erróneas en el mismo sentido (18,19). Acusar a Martín Vide de activista político y de fraile religioso es descomunal, y risible.
Pero lo interesante es que, el pasado otoño, esas sedes ya habían atacado esas mismas afirmaciones del IPCC con toda la insistencia y marionetismo del que fueron capaces, en ocasión de la publicación de la primera parte del 5º informe. Luego el hecho de repetir argumentación, con el solo añadido discursivo de que Martín Vide lo reproduce, para después acusarle por ello de engaño, aún con el atenuante perverso de ‘sin mentir’, resulta deleznable, y revela una voluntad de acoso, intimidación y bullying preprogramada. Es nueva en lengua española, pero recuerda el estilo de lo que hemos conocido ya en los Estados Unidos, Reino Unido y Australia (20,21,22).
Atacar a Javier Martín Vide tiene más delito todavía. Para algunos, Martín Vide podría haber sido (erróneamente) calificado, en el pasado, como próximo al negacionismo. El motivo es que nuestro profesor tardó en aceptar la realidad del cambio climático y de sus causas. En realidad, ocurre que Martín Vide es la viva imagen de un escéptico, del escéptico científicamente sano.
Martín Vide es uno de los climatólogos más respetados del mundo, además de un profesor extraordinario, vocacional y querido como pocos. Licenciado en Ciencias Matemáticas y doctor en Geografía e Historia con premio extraordinario, es Catedrático de Geografía Física de la Universidad de Barcelona. Es además académico de la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona, también de un organismo científico belga de ultramar, y autor de más de 25 libros y 300 papers y capítulos de libros. En particular, es quien más ha trabajado el régimen pluviométrico de la Península Ibérica y su evolución. Es el representante y alma actual de un numeroso grupo informal de investigadores catalanes que se reconocen bajo el nombre de GECCC (Grup d’Experts en Canvi Climàtic de Catalunya). Acumula sin duda muchos más merecidos oropeles que yo desconozco.
Como consecuencia de su formación de base, su especialidad es la estadística. Concretamente, uno de sus puntos fuertes se encuentra en la recopilación y análisis de datos meteorológicos, que convierte en variables climáticas. Javier es especialista en series temporales. Esto quiere decir que conoce a fondo el trabajo de Michael E. Mann y su ‘palo de hockey’, anatema del formidable negacionismo organizado alrededor de uno de los nodos de la red, el bloguero McIntyre, que publica ocasionalmente en revistas ad hoc no homologadas pero de apariencia científica (las denominadas vanity journals). Es conocida su condición de (¿antiguo?) asesor de empresas energéticas del carbón, función tal vez un poco fantasma (23).
A Javier, para quien ‘lo que no es estadísticamente significativo no existe’, le costaba aceptar que fuera la humanidad la que estuviera condicionando el clima para siempre. Dado que la significación estadística puede estar sujeta a distintos grados de exigencia, Javier, persona de extremo rigor y muy exigente consigo mismo, empleó muchos datos y muchas horas de análisis, y requirió mucha evidencia, antes de acabar creyendo honradamente por sí mismo que la Tierra se estuviera calentando de una forma persistente y no natural. Hasta que, algún día, sus cálculos vencieron su resistencia y evidenciaron lo que es hoy una realidad incontestable para los miles de climatólogos que pueblan el mundo. Vio cómo era la realidad, y la asumió. Desde entonces nos la cuenta: en el aula, en radio y en TV.
Así pues, atacar a Martín Vide por su falta de solidez científica es un esfuerzo vano cuya refutación está al simple alcance documental y argumentativo de cualquier joven estudiante inquieto atacado por la duda inducida.
«Atacar a Martín Vide por su falta de solidez científica es un esfuerzo vano cuya refutación está al simple alcance documental y argumentativo de cualquier joven estudiante inquieto atacado por la duda inducida».
4. Su moderación
Por algún motivo, Javier gusta decir en sus intervenciones públicas que ‘lejos de mi las visiones alarmistas del cambio climático’. Tampoco se recrea en el adjetivo alarmante, e insiste en que hay que ser ‘positivo’. Respecto a los impactos del cambio climático tiene frases tan suaves como ‘a un nivel global, cualquier actuación en el medio puede comportar algunos efectos imprevisibles o indeseados’, delicadeza expresiva que ni el cuidadoso IPCC se permite ya a estas alturas.
Yo he sido espectador en alguna de sus conferencias e intervenciones televisivas. Siempre acabo encantado con su calidad didáctica, diríase que inmejorable, pero también con cierto mal sabor de boca. Pienso que ‘estos científicos’ no se dan cuenta de, o no quieren, o no saben, asumir la responsabilidad que les ha caído encima. Tengo para mí que su óptica y su enfoque comunicativo resultan profundamente desmovilizadores, o como mínimo no favorecen, el cambio social que incluso el último informe del IPCC revela ya como necesario, aún sin especificar hacia adónde (24).
He intentado a menudo comprender la posición, digamos aséptica (¿conservadora?), de personas como Martín Vide que, a la hora de interpretar públicamente los datos y evaluar sus implicaciones, o bien renuncian a ello, o bien emplean un lenguaje tan exquisito que poca gente en la sala va a sentirse demasiado concernido por ellas. Deben tener su lugar, sin duda respetable. Es posible que prefieran dejar esta función a los supraorganismos ya constituidos, y sea eso una forma de evitar complicarse la vida en un entorno, no ya mediático, sino muy parecido a – en expresión de Stephen Schneider – un deporte de contacto, que no dominan (25). Pero los líderes, y Martín Vide lo es, son referentes, condicionan la expresión de muchos otros. Y señalan tendencias de futuro.
Entiendo que estas actitudes soft pueden inducir a confusión. Cuando los asistentes le preguntan cómo debe abordarse la solución del fenómeno, él responde que ‘apagando las luces, como hacían nuestros abuelos’, aunque a continuación advierte que eso difícilmente resolverá el problema climático aún cuando el mundo entero hiciera lo mismo. Pero resulta que entre el poema de Martin Niemöller (erróneamente atribuido a Bertold Brecht) y el ‘haga usted como yo, no se meta en política’[8], no es seguro que exista algún punto intermedio practicable. No sé cómo se dirige Martín Vide al poder cuando lo hace a puerta cerrada. Me gustaría que llevara la verdad científica con el debido rigor, pero con menos contemplaciones. No vaya a ser que no le entiendan bien precisamente quienes más resistencia estructural presentan a la acción correctiva.
Por lo demás, me consta que en alguna Universidad catalana los alumnos estudian las afirmaciones y argumentos negacionistas como método de aprendizaje, con el fin de identificar las falacias y darse cuenta de su falsedad de forma inequívoca. Es lo que se conoce como formación a partir de la agnotología, que parte del análisis de la desinformación en el terreno climático y de sus mecanismos[9] (26). De esta forma los alumnos se pueden dar mejor cuenta de que Richard Lindzen, por ejemplo, lejos de ser ‘un científico de verdad’, es un fantasma de mucho cuidado que emplea las referencias de un artículo según si el título le suena bien, pero cuando se lee el texto referenciado con atención resulta que dice todo lo contrario de lo que Lindzen manifiesta y sobre lo que basa sus aseveraciones (27).
5. El marco
Si ampliamos el foco podemos enmarcar este hecho en (por lo menos) una dimensión adicional. La exigencia de responsabilidades judiciales de tipo criminal a los financiadores de la maquinaria de negación empieza a tomar cuerpo en algunos foros (28,29), y podría tener recorrido. Según parece, la interpelación no alcanzaría a los peones escribidores, por aquello del conflicto con la libertad de expresión[10].
Otra reacción, también originada en el entorno científico, tiene su sede en el juicio (y la bronca) por libelo del mencionado Michael E. Mann contra el think tank negacionista de referencia Competitive Enterprise Institute, y nada menos que National Review (30), icono de la prensa más derechista y actor imprescindible de la estrategia que llevó la revolución conservadora al poder, y a las mentes, en 1980 (31).
Sin olvidar el acompañamiento de James Hansen a una denuncia judicial originada por grupos de jóvenes bajo la acusación de desprotección.
En este ambiente, y obedeciendo la orden de contraprogramar los informes del IPCC, se produce el ataque a Martín Vide, quien precisamente acababa de tener la osadía de titular un artículo suyo en La Vanguardia así: ‘Los negacionistas del cambio climático se quedan sin argumentos’ sólo días después de que afirmara que ‘Convencer a un negacionista es una misión imposible’ – de modo que podría estar abandonado parte de su moderación intrínseca. Favorecido por los hacedores de titulares, uno habrá considerado que le pisotean, y al otro se le habrá activado el rebote.
Hay plazaemes, igómeces, y algún otro figura del show negacionista celtibérico colaborando en contrainformes originados en sedes dominadas por especialistas en relaciones públicas. Y centenares de vividores de blogs negacionistas esparcidos por el mundo. Todos ellos van a quedar registrados para la historia. Cuando la gravedad del daño climático y sus causas sean ya evidentes para todos – y no queda demasiado tiempo para ello – sus nombres serán recordados, vilipendiados y odiados. Su memoria será deshonrada en las múltiples ocasiones en que nuestros sucesores quieran acordarse de ellos. En estas guerras climáticas contemporáneas, los preocupados, y los muy preocupados, hacemos caminos al andar. Ellos, y los suyos, que bombardean sin piedad toda senda alternativa a la que les conviene, acabarán en el vertedero de la historia. Formando parte de sus residuos, ventearán hasta la eternidad.
Entretanto, no debemos permitir que nuestras mejores mentes pensantes sufran las preocupaciones soportadas ya por adláteres suyos en todo el mundo. Menos todavía contemplar pasivamente cómo esta gente zahiere a nuestros mejores docentes allí donde más les puede doler.
Debemos pues solidarizarnos con ellos.
Examinar referencias
Bibliografía sobre negacionismo climático
–
Les dejo con Martín Vide, en una entrevista personal aquí:
Y su última conferencia en AEMET:
Notas
[1] Técnica retórica que consiste en acusar al contrario de muchas cosas a la vez. El interpelado no tendrá tiempo para responderlas todas, pues requerirá demasiada argumentación. Además, el espectador creerá que no todo puede ser incierto, o que cuando el río suena, agua lleva.
[2] Con tanta insistencia ha cometido algunos errores, que me permiten deducir algunas de las afirmaciones contenidas en el texto.
[3] Peter J. Jacques, del departamento de ciencias políticas de la Universidad central de Florida, y del departamento de sociología de la universidad de Oklahoma, ha teorizado el contramovimiento antiambientalista desde el punto de vista de los valores éticos (32)
[4] Encuentro muy acertado un comentario sobre este libro: “si sólo puede leer un libro sobre el clima este año, lea éste. Si puede leer dos, léalo dos veces.”
[5] Mi experiencia me sugiere por lo menos un orden de magnitud superior
[6] Me refiero a los think tanks conservadores, negacionistas climáticos. Los hay también de centroizquierda, no negacionistas climáticos (pero si económicos) promotores de las terceras vías de la socialdemocracia, que ejercen la misma función de mantenedores del status quo desde una orilla supuestamente contraria.
[7] Para estos extremistas, el árbitro de la realidad no es la ciencia, sino la Biblia entendida literalmente. Si algo no coincide, es que la ciencia yerra.
[8] El poema comienza así: “Primero vinieron a por los judíos, pero yo no era judío…”. La frase ‘haga usted como yo, no se meta en política’, se atribuye a Francisco Franco.
[9] Aunque no creo que lleguen tan lejos como para recomendar la novela de Michael Crichton como libro de texto, como sugiere el geógrafo Daniel Bedford.
[10] No sólo las personas que no les gustan son objeto de las insidias de nuestros negacionistas. Plazaeme ha atacado recientemente a la publicación australiana The Conversation, presumiblemente por haber sido sede del debate sobre la presunta criminalidad del negacionismo organizado (28).
Entradas relacionadas
Por qué no se debe debatir con la negacionía
Ver también: Jaque al troll (Antonio Turiel)
Sea valiente, pase de tirar la piedra y esconder la mano con un presuminblemente a dar datos objetivos.
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Lamentablemente, en España (y en Europa) estos organismos no están obligados a revelar sus fuentes de financiación. Pero usted puede examinar, a través de las referencias que expongo, de qué forma se ha constituido la red internacional de think tanks ultraliberales.
Este tipo de valentía les corresponde a ellos.
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Muy señor mio, usted exige en las normas de uso de esta bitácora la obligación en el uso de ciertas fuentes para tratar temas de cambio climático, y cambio se permite hacer insinuaciones indemostrables sobre las fuentes de financiación de una organización que simplemente no le gusta.
Me llama la atención cometa el mismo error en el que acusa a los «negacionistas», de ver fantasmas donde no los hay.
Que JDM pertenezca como usted afirma a una red de think tanks ultraliberales (por cierto palabra incorrecta, pues ser liberal es como estar embarazada, se esta o no) no tiene nada de malo, como no lo tiene que existan think tanks socialistas, progresistas, democratacristianos, etc
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No sé si le servirá, pero esta noticia de El Confidencial dice así:
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Reblogueó esto en DESDE OTRA PERSPECTIVAy comentado:
Muy recomendable este artículo. El Dr Javier Martin Vide es realmente un gran experto en cambio climático y hay que oirlo.
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Genial como siempre. Impaciente siempre a tus nuevas entradas.
Un saludo Ferran,
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Gracias amigo. Saludos.
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No sé a que viene hablar aquí de valentía. Ferran siempre da en sus artículos el 100% de lo que él mismo es capaz. Valentía habría que exigírsela a aquellos y aquellas que deberían tomar decisiones guiados por el bien común.
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Gracias Ferran. Me llevo unas cuantas referencias. A seguir!
Saludos
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Buenísimo para destapar la situación actual de falta de concienciación global. Continúa en tu línea, Ferrán. Haces un gran favor.
Aurrera (adelante)!
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En ello estamos. Gracias por tus palabras.
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Saludos cordiales.
1. Ad hominem. Quiero aprovechar la ocasión para dar las gracias en público a las gentes de Psiram.
Gracias a ellos y su incansable labor “informativa” tuve ocasión de certificar y verificar mi trabajo tras las revisión “in situ” del mismo por el Ministerio de Sanidad germano, a través de la Dirección General de los medicamentos y los productos médicos, la comisión de Ética de la Universidad de Leipzig, el Comité de Investigación de la Clínica universitaria de Leipzig, la Comisión de Ética del Colegio de Médicos de Sajonia y el dpto. de Peritaje y Certificación del Instituto Fraunhofer (este por encargo del Ministrio de Industria germano). Con todos estos informes positivos, el diseño, desarrollo y publicación de un estudio doble ciego y multicento para determinar la validez de mi trabajo fué tarea sencilla, de manera que – y cumpliendo los exigentes requisitos del Instituto Alemán para Documentación Médica (DIMDI)- hoy los resultados, previa revisión concienzuda por un equipo de expertos en gastroenterología, inmunologíay biología molecular, son accesibles para toda la comunidad científica y médica en la publicación “Detection of colon polyps by a novel, polymer pattern-based full blood test.” Franz M, Scholz M, Henze I, Röckl S, Gomez L.I. J Transl Med. 2013 Nov 4;11:278. doi: 10.1186/1479-5876-11-278.
2. Juan de Mariana. Como todos los socios del intituto Juan de Mariana, pago debidamente mis cuotas. Debo revisar urgentemente mi cuenta, no sea que las transferencias de las multinacionles o del propio IJM estén llegando a otro o se las esté gastando mi mujer sin que yo me entere.
Bien, siga «informando». Reitero mis cordiales saludos.
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Ha entrado usted excepcionalmente por aquello del derecho de réplica en relación a sus actividades empresariales. Observo flooding sin documentar y también la falacia del hombre de paja (ejercicio para iniciados).
En lo sucesivo use por favor sus propios medios si quiere referirse a este texto.
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Con respecto a la financiación del Instituto Juan de Mariana, el mejor documento (y contundente) es el del Corporate Europe Observatory: Concealing their sources – who funds Europe’s climate change deniers?
Además he preparado una página sobre el Instituto a modo de «Ficha técnica» y con distintas referencias y gráficos ilustrativos, a la espera de un texto específico dedicado.
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Hola, la verdad es que me he quedado bastante pasmado con el post que nos has traído a colación, porque es realmente muy fuerte.
Dejando de lado el aprecio que guardo a Martín-Vide (en lo personal y en lo profesional), hay varias cosas que me han llamado poderosamente la atención del post original que comentas en esta entrada.
La primera cosa es la pobreza argumental. Dos personas que pretenden (leer más abajo) convertirse en agentes imprescindibles del debate en cambio climático en habla hispana cometen errores de bulto que son de primero de carrera, si no de antes (Bachillerato). La discusión sobre la línea de tendencia/oscilación armónica les debe de parecer científicamente interesante, y es probable que piensen que han descubierto la pólvora (mojada). Si realmente creen los dos ilustrados autores que nos presentas que Martín-Vide (lienciado en matemáticas, no lo olvidemos) nunca ha sido enfrentado antes a este argumento es que han vivido en alguna inopia remota. A Martín-Vide ya le explicaron este argumento hace más de 25 años en «Estadística 1». Esta discusión que nos presentan podría tener interés en una charla de divulgación, pero como «crítica» a lo que transmite Martín-Vide (y de soslayo al IPCC, ya que Martín-Vide es simplemenete un vehículo que transmite el informe del IPCC) da risa. Esta argumentación obvia el hecho de que para que la tendencia pudiera ser la parte creciente de una señal armónica, la señal debería de ser armónica. Y de ciclo largo, obviamente. Y no hay ninguna evidencia de ello en ninguno de los registros instrumentales de que se dispone. Inferir del hecho de que existan perturbaciones oscilatorias en componentes concretas de la atmósfera (por ejemplo la QBO o la PDO) que la temperatura se va a comportar de forma armónica en el futuro es de risa. Y si no es eso lo que quieren decir nuestros aguerridos comentaristas, aún hay más, y es que esa discusión tendría cabida si alguna teoría manifestara que el sistema se comporta con una ecuación diferencial que simule de lejos la correspondiente a un oscilador armónico simple. O sea, si la aceleración fuera proporcional a menos la perturbación respecto al equilibrio. Y resulta que en el caso del forzamiento radiativo por CO2 esa ecuación no se comporta así, así que plantear como solución plausible que podría haber una oscilación es como para cerrar la pestaña del navegador sin acabar de leer el post de los aguerridos comentaristas, pero sin olvidar banear el dominio en el navegador propio para no cometer el error de volver a visitarlo.
La segunda cosa es el uso de la trampa de la forma más descarada posible. Tiene auténticos bemoles que utilicen un paper de Oerlemans para declarar «Pero el mensaje real de los glaciares, que cuidadosamente evita Martín-Vide es este:» Tiene bemoles, insisto, porque el paper del que los «campeones de la ciencia» han extraído la gráfica dice exactamente esto que corto y pego en sus conclusiones:
«The temperature reconstruction presented
here is fully independent of other sources
(proxy or instrumental). It thus provides com-
plementary evidence on the magnitude of the
current global warming, on the time that this
warming started, and on the notion that in the
lower troposphere the warming appears to be
independent of elevation.»
Así que no sé yo de dónde se sacan (aparte de de la manga) los autores de la crítica a Martín-Vide que los estudios de Oerlemans contradicen las tesis del IPCC, cuando el propio autor (Oerlemans) no lo hace.
Otras cosas dan que pensar sobre la capacidad de análisis de los autores. Sacan a relucir el dato de la temperatura en Inglaterra Central. Se trata CET de una serie que cubra todo el planeta? No. Por tanto… habría que considerar los flujos de energía hacia/desde otras zonas. Escriben los autores algo sobre eso? No, solo necesitan la serie de CET como una maniobra de despiste. Más aún. Que los autores afirmen que la evaporación del océano genere «45.000 galones» (sic) de agua potable por persona al día deja claras dos cosas. La primera es que han cortado/pegado de una fuente USA, porque nadie fuera de esa cultura utiliza ya (afortunadamente) ese sistema de unidades. La segunda es que si pretenden montar una argumentación al respecto, nos explicarán cuánta de ese agua se puede captar y distribuir de forma eficaz para convertirla en agua potable. Y ahí, se limitarán a decir que …. Bueno, no dirán nada. Porque en realidad este dato (si es que realmente es un dato) de la evaporación tampoco es parte del debate. Es, nuevamente, maniobra de distracción dentro de la estrategia de escribir páginas y páginas sin decir nada, «flooding» lo llamas, acertadamente, Ferrán.
Una persona con un conocimiento mínimo del modo en que funciona el método científico diría que grandes afirmaciones requieren pruebas extraordinarias. A mi juicio, acusar a un académico como Martín-Vide de «engañar a sus estudiantes» es una gran afirmación, porque le están acusando de una de las cosas más inmorales que un académico puede hacer. Y si para sustanciar esas afirmaciones/acusaciones utilizan argumentos como éstos, lo único que han conseguido es quedar en ridículo cuando finalizan su diatriba en plan paternalista «Pero os ha engañado. Mucho».
En fin, espero haber dejado claro quién engaña a quién, y si los afectados son realmente estudiantes de Geografía, mejor harían en entender que en este debate hay unos científicos que debaten profesionalmente en sus reuniones científicas, sus revistas peer-review, etc… (algo que Martín-Vide hace, y además, lo hace bien) y hay otros (como los autores referenciados por Ferrán) que escriben en blogs y foros y que siempre han encontrado el clavo que cierra el ataúd de la teoría del IPCC … clavo que, inevitablemente, se oxida una y otra vez. Y la razón es que para hablar de esto, primero hay que estudiarlo, y ni el primer aguerrido autor ni el segundo aguerrido autor han estudiado nada de todo esto en su vida.
Y ya termino …. que manifiesten en los comentarios que han notificado/mandado un mail a X con el post para que se presente y lo discuta y que si no lo discute es que es un cobarde es para que se lo hagan mirar. Posiblemente X tenga mejores cosas que hacer que debatir con personas de argumentos pobres pero con mucho tiempo libre. Y, a la vista de los argumentos presentados en el post original, lo razonable es pasar, porque la otra alternativa es simplemente poner una denuncia en el juzgado por calumnias. Demasiado caro, demasiado largo y posiblemente con poca base, así que entiendo que Martín-Vide no lo haga.
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Pasabaporaqui, como siempre, no entiende nada, mete mucha paja, abusa de las falacias (autoridad, hombre de paja y ad-hominem) pero es incapaz de argumentar nada, ni de reconocer el sesgo de la conferencia de Martín-Vide que es el meollo de la entrada. ¿Calumnias? Yo las únicas que veo son las de Ferran, y los abogados que han analizado esta entrada están de acuerdo.
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Oido, cocina.
Mejor te expresas en otro sitio.
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Es posible que yo sea tonto y tú muy listo. En todo caso, si te parece, dejaré que los lectores decidan si soy yo o si eres tú el que no sabe razonar. A la vista del nivel de respuesta que te has trabajado creo que es evidente. Un saludo.
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Pepito, alterego, no insistas. Aquí no tienes lugar ni para ciencia falsa ni para psicología. Usa tus propios medios.
Adiós.
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Le felicito por decir las cosas por su nombre: entre los exiliados (que nos tienen) hastiados y los menos lobos, Caperucita, que aquí somos muchos enanos mentales, Blanca Nieves, pasando por los golpeadores eclecticus, el negacionismo climático no tiene más que puro engaño, que desgraciadamente cuela en gente que no tiene los elementos , y a veces la capacidad, de análisis de los problemas que el cambio climático está generando.
La labor de todos esos p(e)orros es la de evitar que la gente que se acerca con buena fe y ganas de entender los problemas que están sucediendo, y cada vez es mas evidente, cuando se revisa sus sitios, que lo hacen, cuales pretorianos, para defender los intereses del gran capital y el modelos capitalista actual. Es curioso, el negacionismo va aunado a la defensa de la gran empresa y la depredación capitalista.
Divulgo su escrito.
Saludos.
Darío
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Viendo las reacciones al post me queda más que claro cómo es de necesario. Es increíble que en un momento que el clima es cada vez más inestable y que los indicios se multiplican determinadas personas vociferan más y más… Quizá sea por esos 900 millones de dólares.
Por mi parte le he hecho bastante difusión. Gracias una vez más, Ferran.
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Gracias Antonio. Celebro tu recuperación.
Gracias también, Darío.
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Buen post, Ferran.
Por cierto, recientemente he escrito mi propio resumen de la situación. Espero que esté a la altura, je… En cualquier caso, gracias por servirme de inspiración :o)
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Soy del Juan de Mariana y todavía no se donde está el dinero ese que nos han entregado las multinacionales… Ahora mismo voy a poner una denuncia! De todas formas, lo que si están claron son los millones de dolares que BP y otras empresas petroleras donan generosamente a la histeria apocalíptica climática…
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Reblogueó esto en Gasibe's Blog.
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