
Reservas mundiales de carbón. Fuente: World Energy Council. Mencionado en Richard Heinberg and David Fridley (2010)
Que este blog tenga el nombre que tiene es debido no sólo a que parece fácil de recordar. Eso vino después. Lo decidí así porque el primero que no me lo creía, cuando me inicié, era yo. Desde luego era presa de los condicionantes cognitivos que he expresado aquí (esa entrada ha sido recientemente revisada de cara a su publicación en la revista del Centro Nacional de Educación Ambiental, pdf aquí). Me refería, en el momento del bautizo, a la gravedad del cambio climático, y también a la profundidad y amplitud del movimiento negacionista, que vi coincidente con el de la maquinaria de persuasión del consumismo creciente y la cultura neoliberal, o sea, del capitalismo salvaje. Como en el viaje climático tuve que interesarme por la energía, supe del problema del pico del petróleo. Pero parecía todavía lejos, alrededor de 2030.
Ya con el blog en marcha (¡hemos cumplido el primer año!) se ha sabido que el pico del petróleo ha sido ya alcanzado alrededor de 2008, y que la crisis económica actual se debe en muy buena parte a este hecho físico inevitable. Parecía increíble hace sólo un año, y desde luego yo no me lo hubiera creído. El pico del gas natural, se decía, era el que quedaba para 2030. Carbón, sin embargo, lo había para centenares de años, y su pico se suponía para finales de siglo o dentro ya del siguiente. De modo que, aún con las muchas más emisiones que el carbón produce por unidad de energía útil generada, si no evitábamos el cambio climático por lo menos tendríamos energía, electricidad, procedente del carbón, para la (inmensamente) dolorosa adaptación.
Pero ¡ay! Ayer, la revista científica de mayor prestigio mundial, Nature, publicó un artículo (acceso por suscripción), destinado a tener un impacto monumental, según el cual todos los cálculos basados en la disponibilidad futura de carbón, a saber, el futuro económico mundial, están mal, y hay que revisarlos con urgencia. No sólo están mal, sino muy mal. Es decir: el pico energético del carbón podría producirse ¡el año próximo! En todo caso, lo más probable es que sea dentro de esta década.
¿Verdad que parece increíble?
Bajo el título de The end of cheap coal (El fin del carbón barato), Richard Heinberg y David Friedley, de mi admirado Post-Carbon Institute, son taxativos:
Hay dos motivos por los que creer que el precio del carbón es probable que aumente fuertemente a lo largo de los próximos años. En primer lugar, un conjunto de distintos estudios [refs] sugieren que el carbón disponible y útil debe ser menos abundante que lo que se ha supuesto hasta ahora. Es más: el cénit de la producción de carbón puede producirse dentro de unos pocos años. (…) En segundo lugar, la demanda está creciendo muy deprisa, fuertemente empujada por China. La demanda de carbón creció modestamente en los años 1990 (0,45% anual), pero desde 2000 lo ha estado haciendo al 3,8% anual. [Énfasis añadido]
Entre medio dicen:
Un estudio pesimista [ref] publicado en 2010 concluyó que la cantidad de energía obtenida con el carbón puede alcanzar su máximo en 2011.

Líneas de suministro continuo de carbón a una central de generación de electricidad (Imagen: Nature)
¡Toma ya! Uno no puede hacer otra cosa que recordar que en tres años de estudio de estos asuntos no ha visto un solo dato relacionado con el clima o la energía cuya predicción pesimista – alarmista, dicen algunos – no haya sido empeorada a medida que se avanzaba en el conocimiento, o bien por la mismísima realidad.
Prosigue Nature:
Creemos que es poco probable que el suministro energético mundial sea capaz de seguir la demanda prevista antes de 2020. Por tanto, será esencial que todos los sectores de la sociedad encuentren nuevos límites en el consumo de energía, incluyendo la agricultura, el transporte y la producción industrial – que, si no se producen por la vía de la planificación y la política, vendrán impuestos por los precios y la escasez de energía. [Énfasis añadido]
Más alarma, de la de verdad:
El shock económico del crecimiento del precio del carbón será experimentado por todos y cada uno de los sectores de la sociedad (…) Las naciones deben comenzar inmediatamente a planificar en función de precios de los combustibles fósiles mucho mas elevados, y a realizar el mayor número posible de inversiones en eficiencia energética e infraestructuras para energías renovables. Incluso en este caso, el mundo tendrá que aceptar una ralentización del crecimiento económico. [Énfasis añadido]
Es el lenguaje científico el que parece darnos a entender que creceremos menos. Oiga: lo que dice el artículo es que vamos a ir hacia atrás. Recuerde que, si no hay crecimiento, los intereses de los créditos no se pueden pagar, no se genera nueva inversión y lo de salir de la crisis (de forma duradera, por lo menos) es algo que muchos saben ya que no puede ser. Y además es imposible.
No continúo con la justificación cuantitativa que el texto realiza, porque ya tenemos demasiado impacto por hoy. Pero no puedo dejar de relacionar este dato con el comentario que hizo Felipe González en 2008 en una reunión de empresarios: “En 2012 se producirá una escasez energética importante”. Ni con la recientemente criticada subvención al carbón del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Ni con la advertencia, ayer mismo, del presidente del gobierno de España, de que será más difícil de lo previsto salir de la crisis y crear nuevo empleo neto. En Catalunya, donde estamos en campaña electoral, ni una palabra de los partidos mayoritarios sobre cambio climático, ni sobre cuánta energía por habitante va a promover el próximo partido en el gobierno. Qué decepción. Qué peligro.
Tampoco con el correo que acabo de recibir de Chris Martenson, precisamente el director del Post-Carbon Institute, donde ya muestra cómo se producirá la hiperinflación y recomienda, encarecidamente, que cada uno de nosotros se vaya preparando para el pico del petróleo mientras haya tiempo. Porque con un pico basta para que el sistema económico actual se desestabilice de forma irremediable.
No dejo de pensar en lo ridículo que me resulta (respecto a la humanidad en su conjunto) que todos los poderes, democráticos o fácticos, sigan hablando de recuperación, de soluciones energéticas renovables, de que la tecnología lo arreglará, de salir de la crisis, de pleno empleo y de otras músicas celestiales que la gente quiere oir, mientras sólo una mínima parte está viendo el choque de trenes cada vez más cerca, quizás en los próximos meses.

Rupert Murdoch, el magnate de los medios de comunicación y, ahora, del transporte de carbón
Pero lo más grave es que nadie (con poder informativo de masas) esté preparando a la población para el caso de que, si los estados, previsiblemente, fueran a ser incapaces de protegernos, por lo menos hagamos lo posible para protegernos a nosotros mismos. Eso si: el liberal Murdoch acaba de invertir grandes cantidades de dinero en nuevos ferrocarriles para el transporte de carbón. Los hay bien informados, que tienen todos los medios para informar, pero que no informan. Me resulta indignante.
Alguien (o alguienes) será el responsable de todo esto ¿no? Ya tenemos a uno. Síganos, que falta poco para descubrir a los demás.
Fuente:
Richard Heinberg and David Fridley (2010) – The end of cheap coal – Nature 468:367-369 doi:10.1038/468367a – 18/11/2010 – Post-Carbon Institute – Peer reviewed
«We believe that it is unlikely that world energy supplies can continue to meet projected demand beyond 2020. Therefore, new limits on energy consumption will be essential in all sectors of society — including agriculture, transportation and manufacturing — and will be imposed by energy prices and shortages if they are not achieved through planning and policy.»
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[En una entrada próxima trataré de describir de forma asequible qué es esto de los picos de los recursos escasos, por qué son inevitables, y sus implicaciones]
[…] Es evidente que las políticas energéticas son tan importantes como las destinadas a mejorar la formación de los trabajadores o la calidad de nuestras empresas. En Catalunya (y el resto de España) nuestras empresas no son muy eficientes en el uso de la energía, y nuestro sistema de transporte energético tiene bastantes pérdidas. Entrar a actuar sobre este tema ayudaría a mejorar la productividad, la capacidad de ser un país competitivo y a garantizar los compromisos que como sociedad avanzada tenemos en la conservación de la capacidad de nuestro planeta de mantener nuestra sociedad. Si las nuevas noticias de picos de producción en los principales recursos energéticos se están alcanzando no es un debate solo de productividad sino de garantías de funcionamiento de nuestra sociedad. […]
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