“Doubt is our product, since it is the best means of competing with the ‘body of fact’ that exists in the mind of the general public. It is also the means of establishing a controversy … Spread doubt over strong scientific evidence and the public won’t know what to believe.” – Brown and Williamson, agencia de comunicación, 1969 (documento)
Una afirmación de este tipo es relativamente frecuente en lengua inglesa, aunque todos los exhibicionistas, vivales y oportunistas anglohablantes de esta especie están ya perfectamente identificados y sus variados motivos generalmente conocidos (entre los que la incompetencia ocupa un destacado lugar). Verla escrita en lengua castellana es menos habitual, aunque este tipo de personajes celtibéricos, algunos ya antiguos y otros curiosamente aparecidos unos meses antes de la conferencia de Copenhague, se identifican solos, más por su estilo que por lo que dicen.
Dado que España es el país de la Unión Europea donde el negacionismo climático está menos extendido entre la población, por aquí esta gente sólo devuelve encima de un grupo de palanganas anarco-nacionalistas de ultraderecha ultraliberal que aceptan cualquier alimento con tal de que les confirme sus prejuicios. Pero no estaba yo acostumbrado a ver reflejada esta bilis desalimenticia en un periódico regional, de tirada mínima y eco pobre, en cuyo lototipo se puede leer El Ideal. El de Almería, donde a una tal Alba Ferri le ha tocado la triste misión de cronificar a Anton Uriarte, un catedrático retirado de geografía que, cuando Al Gore visitó España, escupió:
“¿Fue usted a la Moncloa en coche de hidrógeno?”
“Después de conseguir que el señor Zapatero se comprometa a distribuir su último vídeo en todos los colegios públicos españoles, ¿dedicará parte de los beneficios que obtendrá a la defensa de la foca monje?”
Este sujeto, que no sé todavía si anda suelto o no, pronunció en Almería unas palabras que han trascendido con el titular con el que he encabezado esta entrada.
Sabemos que, por lo general, no es el/la periodista la persona que escribe los titulares de una información, por lo que no debemos atribuir a Alba tamaño desaguisado. Probablemente tampoco ha sido idea suya entrevistar a este individuo sin advertir previamente de la calidad del personaje y, a falta de conocer sus fuentes de financiación, solicitarle un disclaimer, o sea, una declaración de no estar incurriendo en un conflicto de intereses. Así tendríamos un primer indicio de lo suelto que anda.
Espero también que no haya sucumbido a los efluvios carismático-estudiados del vasco Anton, pues suelen ser seleccionados con este criterio primordial por delante de su inteligencia y honradez. Porque entrevistar a alguien que niegue la teoría de la relatividad, pongamos por caso, yo no lo haría, pero hacerlo y no avisar de que se trata de un farsante o un payaso es un desprecio a los lectores y un ataque a la ética elemental periodística. Además, decir que este hombre se apoya en datos de la NASA así, en vacío, sólo puede ser mala praxis periodística, mala fe o pasotismo. Culpables los tres de transgresión ética fundamental.
Debemos preguntarnos por los motivos de estos ideales tan elevados para desinformar gravemente en un lugar como Andalucía, donde los efectos del aumento de la temperatura no son precisamente amables y menos que lo serán. En todo caso, los editores y propietarios de El Ideal deben ser añadidos a la maquinaria de negación celtibérica desilustrada que, hasta hoy, abarcaba, según mis datos, a Libertad Digital, la Cope, esRadio, Popular TV, Intereconomía, La Razón y Telemadrid, bajo la batuta interesada del energético gran empresario Alberto Recarte García-Andrade (Centunión, Alcalagres, Alimentos Españoles Alsat), el beneplácito activo de la esperanzada cólera de Dios, la campiña valenciana y algunas cajas de ahorros afines con su publicidad financiera y financiadora.
Asimismo, la revista Quo (Ciencia y Sexo), de divulgación acientífica, forma parte también de esta secta, de la que es muy difícil salirse. Es dirigida por Don Jorge Alcalde, asiduo desinformador en Libertad Digital y su entorno. Ellos se hacen llamar escépticos ‘ilustrados’, probablemente sin haber leído a Voltaire.
También es procedente preguntarse quién tuvo la magnífica idea de invitar a Uriarte a encadenar vocablos en público en lugar de razonamientos fundamentados, y cuya única intención no es ni tan sólo convencer sino, simplemente generar duda. Pero por hoy, a falta de más datos que recabaré, voy a suponer que fue una combinación de ignorancia y de marketing del malo.
De lo que se trata es de dividir, de desmovilizar, para lo cual se fabrican marionetas ventrilocuas que dicen cosas como ésta:
«…tampoco está bien demostrado que sea el CO2 el culpable del calentamiento del planeta.»
Yo no sé cómo se pueden expedir títulos de cátedra sin saber espectroscopía elemental. Pero ya se ve que no anda muy seguro cuando a continuación dice:
«Bueno, hay que decir que un pequeño calentamiento del planeta no tiene por qué ser malo, ya que puede llevar a más lluvias y más humedad. Es cierto que el CO2 calienta, eso no lo negamos los escépticos…»
¿En qué quedamos?
Arguye Uriarte:
«… ha habido épocas en que ha aumentado el CO2, por ejemplo, entre el año 45 y el 75, y no hubo calentamiento de la tierra.»
No se ha enterado de que la detención del calentamiento después de la 2ª guerra mundial fue debida precisamente al efecto de apantallamiento solar causado por los aerosoles que emiten las centrales eléctricas de carbón sin filtros. Esto sucede todavía hoy, pero disminuyó sensiblemente a partir de la normativa que Europa estableció en los años 70 no para calentar el planeta, sino para evitar la lluvia de ácido sulfúrico.
Está claro que tampoco conoce la teoría de sistemas, y que argumenta como si el sistema climático de la Tierra no tuviera retardo por la vía del efecto capacitivo de los océanos. A mi me la enseñaron en segundo de carrera, y desde entonces se aplicaba prácticamente a todo. La temperatura actual no es la que corresponde a la concentración actual de gases de efecto invernadero, sino a la de muchos años atrás.
Sostiene Uriarte:
«… desde el año 98 estamos con alta temperatura con respecto a los últimos siglos, pero es que venimos de una edad peor, que es la pequeña Edad del Hielo del siglo XVII y XVIII, y desde entonces, nos estamos recuperando.»
Es magnífico. Reto al catedrático a que me haga llegar un solo artículo científico que no haya sido refutado, y firmado por la NASA (pero me valdría cualquier otro) donde se fundamente esta afirmación o alguna de las anteriores como motivo del actual calentamiento. De las revistas revisadas por expertos, claro, y aprobadas académicamente (ISI).
Uriarte debería saber (yo creo que lo sabe) que la temperatura actual es la más elevada desde el último período interglaciar, y que los últimos seis meses han sido un auténtico récord.
[No ocurre ahora en España, pero el sureste de los Estados Unidos, Rusia, la zona de oriente medio y algunos países de África están experimentando o han experimentado este año olas de calor impresionantes, con temperaturas récord superiores a 52 ºC ¡en junio!. En Rusia, donde algunas provincias han declarado el estado de emergencia, han muerto centenares de personas ahogadas en ríos y lagos a los que la gente se lanza, lingotazo de vodka mediante, huyendo de la canícula. En Moscú, la temperatura fue la semana pasada 8,2 ºC superior al promedio de la época.]
Este señor de extraña compostura no es, sin embargo, muy original. Estas sandeces fueron las mismas con las que La Vanguardia manchó sus páginas el pasado otoño, y Uriarte repite exactamente algunas de ellas. Además sigue el libro de estilo del negacionismo que dedujimos de aquella ignominia escrita por Richard Lindzen y que tengo pendiente de completar con experiencias propias.
Y es que una cosa es ser escéptico, incluso por cuenta de otros, y otra alardear públicamente de que la defensa del medio ambiente en general es una estupidez, celebrar los malos resultados de los ecologistas, manifestar alegría cuando las empresas de energías renovables se desploman en la bolsa (“se lo tienen merecido”) y otras lindezas por el estilo, aparte de entrar en contradicción consigo mismo con sorprendente frecuencia y sin que se sienta en la obligación de pedir disculpas o de razonar con rigor los motivos que le hayan hecho variar de posición.
La respetable condición de premio extraordinario de doctorado y de catedrático (retirado) de geografía no se consigue en las tómbolas, pero la vida, que sabemos muy difícil, consigue en ocasiones torcer las mejores biografías. Le deseo sinceramente que su titulada mente recobre la lucidez que algún día, presumiblemente, debió tener. Tal vez entonces sus conclusiones sean admitidas, junto a su metodología de análisis, en las revistas científicas, y debatidos a través de los canales propios de la ciencia.
Entretanto, debe quedar clara la excentricidad, histrionismo y falta de respeto con sus semejantes de estos personajes antisociales. Por el bien de sus oyentes, de los lectores del Ideal de Almería, y de todos nosotros, estas sobredosis de cinismo deben ser evidenciadas siempre que se produzcan.
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Negacionismo en La Vanguardia (2ª parte) – Libro de estilo negacionista
Blog de Antonio Uriarte: CO2
Ya veo que Uriarte sigue en la misma línea.
http://ecos.blogalia.com/historias/51720
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Ya ves. Me doy cuenta de que lo tienes bien pillado de hace años. Lo que me parece grave es que le den audiencia. La realidad ya ha amortizado estas sábanas blancas, que solo se mantienen por narcisismo impenitente, idiotez o liquidez. Ética, o de la otra.
Entre la gente que conozco, que es bastante, apenas sé de nadie que niegue el cambio climático (o no me lo dicen). Si acaso muchos no perciben su gravedad. Son bien conscientes del negacionsimo organizado, pero creo que no conocen bien su origen real.
Encantado de conocerte.
Ferran
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Ánimo con el blog, Ferran.
Yo también le dediqué un post a Uriarte, aunque no fui muy lejos. En esto soy un (absoluto) principiante ;-)
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Gracias Hugo. Si alguna vez necesitas algo no dudes en contactarme.
Te incluyo en mis enlaces.
Un abrazo,
Ferran
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Hola Ferrán:
Verá, le explico, ya que estoy de vacaciones y me he topado con esto, y me apetece dar mi punto de vista al respecto, ya que soy una de las aludidas.
Entrevisté a esta persona dado que era uno de los conferenciantes de los Cursos de Verano de la Universidad de Almería que a mí me tocó cubrir, al igual que al día siguiente publiqué una entrevista con Jorge Olcina, cuya opinión es totalmente contraria. Se trataba de reflejar qué es lo que se estaba contando en esos cursos a los alumnos.
Me gustaría saber cuál es el problema en darle voz a este señor. Por qué no puede haber una voz discordante en todo esto del cambio climático. Por qué no pueden los lectores saber cuáles son los argumentos de una persona que, prácticamente, lo niega. Y en función de eso, sacar sus conclusiones (si es que les importa, claro – sepa Usted que el cambio climático no es la preocupación diaria de la gente, ni de lejos -). Me pareció que, precisamente porque no estamos acostumbrados a escuchar este tipo de declaraciones, podría ser interesante ver la otra cara, por muy minoritaria que sea. Para ello no se escogió a un cualquiera que pasaba por la calle, sino a una persona invitada a impartir una conferencia en un seminario sobre cambio climático. Por cierto, escogida por su director, José Jaime Capel, catedrático de Geografía de la Ual cuya postura es contraria a la de Uriarte (y cuyas declaraciones también quedaron reflejadas al día siguiente, por cierto).
Le escribo porque me ha parecido ofensivo el tono que ha utilizado a la hora de describir la entrevista. Por cierto, el periódico IDEAL lleva alrededor de 60 años vendiéndose en Almería. Y sí, es un periódico regional, como hay en todas las provincias. ¿Le resta eso credibilidad? ¿Es por eso un panfleto de segunda? Bueno, qué importa, ustedes ya lo han añadido a la «maquinaria de negación celtibérica desilustrada», dado que no están de acuerdo con las opiniones vertidas por un entrevistado. Qué profesionales.
Simplemente, decirles que me alegro de que haya Cursos de Verano donde se dejen manifestar todo tipo de opiniones, que haya debate e intercambio de ideas. Resulta que, según el director del curso, las conclusiones finales fueron que existen cifras y datos contradictorios, lo que les lleva a tener muchas dudas al respecto del cambio climático. Ya puede Capel pasar a engrosar la lista de integrantes de la «maquinaria de negación celtibérica desilustrada» de la que hablan, ¿verdad?
Saludos cordiales.
Alba Ferri
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Hola Alba,
José Jaime Capel puede pasar a formar parte de la maquinaria de negación, o del grupo de personas que ha resultado influido por los especialistas en generar duda o, simplemente, de los que no han hecho los deberes o no los han hecho correctamente. Generalizando sus conclusiones, el teorema de Pitágoras sería opinable y según quién se dedique a opinar sobre el principio de Arquímedes puede ser que los barcos floten, o no. Las conclusiones científicas no son objeto de opinión, porque es lo más objetivo que existe en el mundo, por lo menos una vez han sido ‘bien establecidas’. Son matemáticas, Alba. Y la teoría del cambio climático ha alcanzado el rango de teoría ‘bien establecida’ (Science, 328:689), con lo que no es de recibo que venga alguien contando historias que no son admitidas en ninguna de las publicaciones científicas serias.
Las ‘voces discordantes’ que no son admitidas en las sedes científicas formales no es porque sean discordantes, es porque son incompetentes. Si Uriarte me manda los textos que le pido te lo haré saber y retiraré mis afirmaciones. En caso contrario, tal vez sería interesante que informaras a tus lectores y a José Jaime Capel que no, que no los tiene. Que no existen.
Uno puede coger un grupito de gráficos y falsearlos (como Patrick Michaels hizo en el Senado de EE.UU respecto a una predicción de James Hansen, el climatólogo más respetado del mundo, precisamente de la NASA, eliminando justo la línea que acertaba en la predicción, al igual que hizo Michael Crichton en su infame novela). O no, pero interpretarlos sesgadamente y encadenar frases que aparentemente tienen sentido, pero que serían objeto de interpelación inmediata frente a los verdaderos especialistas. Mi argumento central es que, si se le quiere dar voz, hay que advertir también de todo esto con la misma importancia tipográfica.
Es verdad, Alba, que, lamentablemente, el cambio climático no forma parte de las preocupaciones de la gente. El sistema climático tiene retardo, y hay que tomar medidas antes de que las consecuencias sean visibles, momento en el cual sólo nos quedará la opción de…. ¿de qué?
Décadas de silencio y de desinformación que se manifiestan en artículos como éste lo han conseguido.
Finalmente, releyendo mi texto siento de veras que se pueda interpretar que un periódico tenga menos credibilidad por ser regional. No era mi intención en absoluto.
Un cordial saludo,
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Estimada Alba.
Realmente hay muchas cosas ofensivas. A mí me parece ofensivo que Antón Uriarte haya escrito cosas como esta (25 de Julio de 2010, sin ir más lejos):
«Con horror, los que llevamos metidos décadas estudiando los climas de la Tierra, sus diferencias, su evolución, asistimos a la incursión de una marabunta de oportunistas legisladores y economistas, en donde remplazan las particularidades climáticas de cada región de la Tierra por un abstracto e incongruente concepto de clima global, del que apenas lo único que tienen en cuenta es la concentración de CO2. »
El problema de este párrafo es que no hay diversos climas en la tierra (concepto amado por los geógrafos pero discutido por ejemplo por la física del clima). Esto puede ser una controversia científica, pero cuando se formula diciendo que unos (él) llevan décadas estudiando) y otros (los que no son él) utilizan un «abstracto e incongruente concepto de clima globa» del que solo se tiene en cuenta la «concentración de CO2» es que antón Uriarte ha formulado un gran hombre de paja para desacreditar lo que no le gusta. Se dice algo que es mentira (que el clima global solamente considera la concentración del CO2) y así ya me quito de encima a aquellos que quiero desacreditar. Esto es recurso bien conocido.
A mi juicio, lo primero para poder pedir respeto es haberlo practicado, lo que no es el caso (sigue leyendo, por favor).
Para mejorar su post, lo remata así:
«Y es que esta gente fatua no emplea ni dos tardes (qué digo dos, ni una !) para comprender algo del fundamento de lo que hablan: los climas. »
O sea que, los que no opinamos como él somos gente fatua que no hemos estudiado. Es una manera de ver el problema.
Vamos a darle la vuelta a este «razonamiento» de Antón Uriarte. Para ello es necesario contar algo de información no necesariamente conocida por todo el público. Cualquier científico de este mundo, trabaje en la rama que trabaje, es juzgado por sus publicaciones en las revistas «referidas por sus pares» a la hora de promocionar en el sistema. Es decir, el artículo se envía a una revista, que lo envía a su vez a no menos de dos personas (anónimas para el autor) que lo evalúan en términos de corrección y novedad de contenidos, lo aceptan (las menos veces), lo rechazan (las más) o lo devuelven al autor sugiriéndole cambios, a veces drásticos. Al final del proceso el artículo es (o no) aceptado por el editor de la revista y enviado a prensa, paso para el que, encima, el autor tiene que pagar (he dicho PAGAR, no COBRAR). Un artículo, dependiendo de la revista o el uso de color puede costar entre 0 EUR hasta 4500 EUR (o más). Insisto, hay que PAGAR para que te lo publiquen, no COBRAR, sino PAGAR.
La base de datos «oficial» para estas búsquedas es de pago y se llama «Web of Science» y posiblemente no puedas acceder a ella.
Lo que te sucede cuando buscas en esa base de datos al señor Antonio Uriarte (o al señor Antonio Uriarte-Cantolla) es que no salen artículos. El significado de esto es que este señor en toda su vida prácticamente no ha hecho ninguna aportación reseñable a la ciencia internacional (un blog o un libro editado por el Gobierno vasco o un artículo en la revista del Instituto Geográfico vasco no es una aportación científica a nivel internacional). Si comparas eso con lo que le sale a cualquiera que haya tenido una mínima aportación a la ciencia mundial pues es una productividad bastante magra.
Cualquiera de los autores principales del IPCC (Leading author), al menos los del grupo I, que son los que él suele atacar andan por los 100 artículos. Pues es que no hay color, Alba, no al menos en términos de productividad científica a escala internacional, y este señor se permite llamarles «fatuos». Les llama fatuos una persona que NUNCA ha pasado por el proceso de coger datos, calcular, preparar gráficas, analizar resultados, escribirlos y … pelear con los revisores. Y llama fatuos a gente que tiene más de 100 artículos. No tienes porqué creerme, ya te digo que la base de datos ISI web of knowledge es de pago. Pero http://www.scholar.google.com no lo es. Busca uriarte y no te confundas con otros A. Uriarte del mundo (como andrés uriarte o adolfo uriarte, por ejemplo) y te convencerás tú misma.
Lo que sucede, Alba, es que, a diferencia del mundo de la política, donde hay que «oír a las dos partes», en el mundo de la ciencia uno vale tanto como publica. Parece que esto no te gusta y lo consideras censura. Fíjate lo curioso que es que en este blog puedes comentar. Intenta comentar en el blog de uriarte. Verás como no puedes.
Cuestión de estilos. Mientras tanto, cualquier día de estos, Antón Uriarte volverá a escribir otro post lleno de palabras como «fatuos, bobos, etc…» o dará una entrevista en la que el titular consistirá en llamar a toda una comunidad de científicos «timadores» (ni más ni menos). La verdad, pedir respeto en estas condiciones me parece un poco excesivo.
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Estimados Ferrán y Js:
Tenéis mucha razón: la ciencia no se opina. Sin embargo, las interpretaciones de los datos son diferentes según de donde vienen, sujetas en muchos casos a intereses de todo tipo. Imagínese que pasa igual con expertos en economía. La economía son datos, cifras, no es opinable. Y supongo que lee Usted los periódicos todos los días…
A este señor, yo en ningún momento lo calificaría de payaso (cuestión de estilos) ni nada parecido, al igual que tampoco haría con los que me meten miedo cada día diciendo que de aquí a pocos años los polos se van a derretir, el desplazamiento de población va a dejar zonas desiertas, y poco menos que siete maldiciones bíblicas caerán sobre todos nosotros. Me parece que la desinformación es la que vienen haciendo los expertos desde hace años, alertando de un inminente apocalípsis a todos los que no sabemos nada de ciencia. No creo que sea de recibo asustar a la población como lo vienen haciendo, al igual que tampoco lo sería obviar que hay que reaccionar ante las malas prácticas medioambientales (algo que el ‘vasco antón’, creo, no dijo en ningún momento en la entrevista de IDEAL).
Asumo que podría haber hecho una introducción desacreditando a este señor por su ‘magra’ aportación a la ciencia. De la misma manera, habría que desgranar el curriculum de todos aquellos que OPINAN de cambio climático cada día en los diarios.
Pero si se invita a un conferenciante a un seminario de este tipo, debe darse por supuesta la autoridad de quienes deciden el plantel de científicos. No es mi misión hacer el recuento del número de artículos publicados por esta persona en la Science, desde luego, aunque yo ya hubiera leído las críticas y los apoyos a esta persona – ya sabía que esto iba a traer cola… -.
La ética de esta ‘tal Alba Ferri’ que (para su tranquilidad) no ha sucumbido a ‘los efluvios carismático-estudiados del vasco Antón’, ha estado siempre fuera de duda, y nadie ha ironizado nunca con mi trabajo por no estar de acuerdo con las declaraciones plasmadas en una entrevista, noticia o reportaje, como ha hecho Usted, Ferrán, en su entrada, ni por dar cabida a aquellos que ellos consideran sin ningún tipo de autoridad.
Me parece muy interesante todo lo que han comentado, y espero que pronto alguien les dé cabida en algún medio para que puedan aportar todo tipo de datos y cifras reales al respecto, y que desenmascaren al ‘vasco antón’. Lo digo muy en serio.
Un saludo a ambos.
Alba Ferri
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Estimada Alba,
Suscribo plenamente los comentarios de js, pues confundir las ciencias sociales, que raramente se basan en axiomas y en evidencias sino que parten de presunciones ideológicas, con las ciencias ‘duras’, es un error. Uno puede opinar sobre cómo responder al cambio climático, cuánto y cómo hay que gastar en mitigación y cuánto en adaptación, y muchas cosas más. Hasta podría opinar sobre si será más o menos intenso, pero siempre dentro de los márgenes de incertidumbre que la ciencia proporciona. Pero no puede opinar si es cierto o no cuando ya se está produciendo, ni de cuáles son sus causas, ni de que su evolución es exponencial. Todo esto está bien establecido.
Alba, no cuestiono tu ética en absoluto, de la que no dudo, sino este artículo concreto. El desacuerdo que muestro no es tanto con lo que dice el personaje, que ya está descontado, sino en cómo éste es presentado como alguien creíble.
En un tema tan serio hay que ir con mucho cuidado. Alarmar a la población no debe hacerse sin motivo. Se ha hecho con gripes nuevas cuya probabilidad de pandemia real era mucho más baja que la de los impactos del cambio climático. ¿Crees que no debió hacerse? Caso extremo: si un meteorito se dirigiera hacia la Tierra, fenómeno que responde a la ley de atracción de masas ¿deberíamos callarlo? ¿Deberíamos dar voz a quien dice que la trayectoria está mal calculada sin averiguar antes si es un farsante? Si le damos voz ¿deberíamos ocultar que lo es? En ciencias ‘duras’, los datos no se interpretan como uno quiere, sino que hablan por si mismos.
Alba, no te culpo. No dudo que has actuado con honestidad, pues tu reacción apunta a esta dirección. Has confiado en un geógrafo que ha organizado un acto que ha llevado a confusión a los asistentes, a los periodistas y a sus lectores. Has encontrado un personaje polémico que dice lo que todos estamos deseando oír, y no has podido ir más allá.
Probablemente no has podido porque el periodismo de hoy día y la situación de las empresas de comunicación no lo permite. La presión del tiempo es enorme y las plantillas escasas. El criterio periodístico del equilibrio es correcto para las opiniones, pero no entre verdad y mentira. Y hoy no hay tiempo para investigar dónde está cada cosa. Cuando esto no es posible, el recurso es dar voz a la ‘opinión’ contraria, y que el lector decida.
Pero el lector no tiene criterio para decidir sobre esto pues, si lo tuviera, esta información no sería relevante. En este enlace puedes ver un análisis de esta cuestión en la prensa de los Estados Unidos.
En mi opinión, distinta a la dominante, no es preciso que los periodistas sepan nada de ciencia. Bastaría con que supieran con cierto detalle cómo funciona el proceso científico, que es una cosa más ‘de letras’, y de esa forma sabrían quién es creíble y quien es sospechoso.
En todo caso te ruego que comprendas la incomodidad de quienes conocemos la seriedad de la situación y nos rebelamos frente a personajes y hechos informativos que no hacen sino contribuir a que la población no ejerza la presión necesaria sobre la clase política para que tome las medidas pertinentes frente a lo que Ban Ki-Moon califica de situación de emergencia. No deseaba herirte.
Finalmente, creo que los demás no debemos dedicarnos a contradecir los argumentos de Uriarte y Cia, pues estaríamos entrando en el juego que los negacionistas pretenden: provocar un debate científico en público, lo que no tiene ningún sentido salvo para aumentar la confusión, y que perdamos el tiempo. Entiendo que mi función es la de ponerlos evidencia. Mi estilo, que quiere ser cauto e integrador, se agria inevitablemente con estos personajes y situaciones.
Además, en este caso tenemos la ventaja de que Uriarte se desenmascara a si mismo con sus propias formas.
Un abrazo, y mucha suerte.
Ferran
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Alba: Lo siento, pero tu ejemplo no es correcto. Comparar la economía con la climatología es no darse cuenta de que la climatología es una ciencia natural gobernada por leyes inapelables (gravitación, termodinámica, etc…) y la economía no.
La climatología es una ciencia en la que la razón al final la va a dar la temperatura del planeta en el año 2100. Podemos discrepar políticamente (opinar) sobre medidas de control, sobre las medidas de adaptación o mitigación a emprender o sobre su equidad intergeneracional o interterritorial. Pero sobre el problema de si hay o no hay cambio climático global no hay más contraste inapelable que el de la realidad. Por tanto, el símil no es correcto. Economía … es simplemente inseparable de los intereses que la mueven. No es comparable a la dinámica de la atmósfera o a la propagación de la radiación en la atmósfera. No estoy de acuerdo para nada.
El resto de juicios de valor (por ejemplo si me apetece o no que me llamen de un medio de comunicación) es errar el debate.
Saludos.
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Disiento en el argumento sobre la economía. La mayoría de opiniones económicas en los diarios son de no-economistas o economistas aficionados como mucho. Hay un dicho entre economistas que dice que si hay algo más peligroso que un economista, es un economista aficionado.
Los economistas difieren en sus análisis utilizando argumentos y modelos y como la situación es compleja la mayor parte del tiempo están equivocados. Los aficionados lo están todo el tiempo y cuando aciertan suelen hacerlo por razones distintas a las que utilizaron para hacer su análisis.
A donde quiero llegar es que un periodista debería considerar que no todas las opiniones son igualmente respetables. Si hay un problema en una Central nuclear entrevistas a un ingeniero industrial especialista en nucleares y no a Ramoncín.
Todos mis respetos para Alba porque Antón ha engañado a media España con su autoproclamada condición de experto en el tema y bueno, Alba ha caído involuntariamente asumo en la trampa. Pero si me permites, aprovecha para no caer en impresiones que te llevas de otras fuentes que no son climatólogos (por ejemplo algunos ecologistas). Cuando dices
«Me parece que la desinformación es la que vienen haciendo los expertos desde hace años, alertando de un inminente apocalípsis a todos los que no sabemos nada de ciencia. No creo que sea de recibo asustar a la población como lo vienen haciendo, al igual que tampoco lo sería obviar que hay que reaccionar ante las malas prácticas medioambientales»
Sería el momento de ir a hacer una entrevista a algunos climatólogos en activo (que están investigando el tema actualmente), les preguntas sobre sus impresiones y sacas conclusiones.
Estoy convencido de que te llevarás una grata sorpresa. Los climatólogos son escépticos –como casi todos los científicos al menos en sus campos de conocimiento– lo que significa habitualmente que estarían encantado de demostrar que las grandes figuras de la climatología están equivocadas –también por supuesto por autobombo personal–. Y seguramente te pondrán el apocalipsis en una perspectiva más adecuada.
Si lees inglés, en Edge hacen una entrevista a un gran climatólogo recientemente fallecido
http://www.edge.org/3rd_culture/schneider08/schneider08_index.html
y su mensaje básico es que nuestro desconocimiento de los detalles en un buen argumento: primero para ser optimistas, pues siempre que empecemos a hacer algo podría no ser todavía tarde –y al menos mitigaríamos los efectos– y segundo para ser prudentes y empezar con las políticas pertinentes lo antes posible. En ningún momento habla de apocalipsis y desesperanza y no sólo admite sino que resalta nuestro desconocimiento de ciertos detalles.
Hablas de desinformación pero yo diría que efectivamente en España las voces principales en este asunto han correspondido desgraciadamente a personas que o bien no tienen un conocimiento profundo del tema o bien hablan más desde la propaganda que desde los conocimientos científicos. La verdad es que necesitamos periodistas que beban de las buenas fuentes que son en este tema los climatólogos en activo. En este enlace se mencionan precisamente esos problemas
http://www.scidev.net/es/news/critican-informaci-n-period-stica-sobre-cambio-cli.html
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Hola,
Es muy interesante tu comentario. Procuraré responderte mañana.
Gracias por participar.
Ferran
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Pedro J., en la lectura rápida que hice ayer creí que te referías a mi en algún punto, pero ahora veo que te diriges a Alba.
En todo caso estoy muy de acuerdo con tus observaciones. Yo también disculpo a Alba y siento haberla herido.
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El respeto a la opinión de los demás no es uno de tus fuertes, ¿no?
«El problema con el mundo es que los estúpidos están totalmente seguros, y los inteligentes
llenos de dudas.» Bertrand Russell.
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Creo que no has leído bien los comentarios, cigarra
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¿Y por qué piensas que las opiniones son respetables?. Las personas son respetables. Sus opiniones para nada.
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SOBRE EL CALENTAMEITNO GLOBAL- SOLUCIÓN
Siendo el calentamiento global el resultado del desequilibrio entre las emanaciones de gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono (CO2) , incrementado por el desarrollo industrial y crecimiento del parque automotor mundial, y los bosques de árboles, capturadotes del dióxido de carbono del medio ambiente , disminuidos ostensiblemente a causa de la tala indiscriminada de que son objeto en el mundo; al margen del pago de la deuda climática, desarrollo por los países de energías limpias y renovables como la energía eólica, hidroeléctrica, atómica , solar o disminución del uso del petróleo por la puesta en marcha de nuevas tecnologías en la fabricación de vehículos motorizados, ya emprendida por algunos países, la solución al Cambio Climático ,que esta a la mano y practicable por todos los pueblos del mundo, consiste en incrementar los bosques de árboles en el planeta y procurar la defensa de los mismos, por ser estos los únicos defensores que en forma natural evitan el mayor calentamiento del globo al tragarse el dióxido de carbono ( de efecto invernadero )que pulula en la atmósfera; para lo cual, la ONU, tomando como agenda lo gestada en en la CONFERENCIA MUNDIAL DE LOS PUEBLOS SOBRE CAMBIO CLIMÁTICO Y LOS DERECHOS DE LA MADRE TIERRA, REALIZADA EN BOLIVIA, (asunto que debe ser considerado en la reunión de Cancún-México) como órgano representativo de los países, en forma inmediata, debe propiciar un dispositivo global que ordene que todos los pueblos del mundo en sus ámbitos, realicen acciones intensivas de reforestación de todos los bosques deforestados por el hombre y forestación o conformación de bosques en todo espacio de la tierra que sea posible plantar arbolitos, (conforme a la propuesta de financiamiento ya planteada ) esto como una forma de equilibrar el GEI y sus capturadotes naturales que son los bosques de árboles; Si no realizamos las acciones mencionadas, en corto tiempo estaremos expuestos a mayores catástrofes a consecuencia del cambio climático.
Arequipa PERÚ 2010,Agosto
Respetuosamente,
Prof. Otto Mendoza Portocarrero
Presidente – CONAPROS
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Las personas son respetables, claro, siempre que no se trate del señor Uriarte o de quienes lo siguen. A las pruebas me remito: «Este sujeto, que no sé todavía si anda suelto o no…», etc.
Más allá de la polémica -que según los ilustres opinadores de este blog no existe-, a mí me preocupa que la política y las «corrientes de opinión» resultantes de los informes científicos y de la prensa resulten en un fanatismo «proplaneta» (o verde, como quieran), muy conveniente a ciertos intereses económicos y geopolíticos. Y no porque desde ahora estén detrás, sino porque a la primera de cambio lo estarán, y entonces tendremos -es un decir- cien años de energías «alternativas», así como hemos tenido más o menos un siglo de parque automotor impulsado por derivados del petróleo. Con obvias ventajas y desventajas no tan obvias al principio. En fin, que el mundo está como para apearse en la próxima parada…
Saludos.
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